Para Míriam Villaseñor la Arquitectura siempre fue la carrera de sus sueños; cuando era más joven tenía la idea de poder cumplir sus anhelos y se proyectaba como una mujer que podía lograr lo que quisiera, aunque no conocía los retos que esto representaría. Cuenta que jamás pasaron por su mente los problemas de género y la competencia laboral que implicaba esta, como muchas otras carreras.
Su primer proyecto que la acercó a su labor ocurrió en la preparatoria, cuando junto a sus compañeras, montó un festival de animación en la parte central de Plaza Galerías, cambiando por unas horas la dinámica del espacio que, al día siguiente, volvería a ser un centro comercial. Esta modificación efímera la dejó encantada y ahí fue cuando comenzó lo que se volvería su visión laboral.
También platica que en algún momento le llamó la atención la Medicina, pero siguió su camino por la arquitectura, estudiando en el ITESO.
Sus primeros trabajos fueron diseños de stands y maquetas por un tiempo, pero el punto definitivo en su búsqueda lo encontró en el Centro Cultural Universitario, apoyando en el área de Estudios y Proyectos, en donde trabajó en concursos de arquitectura, recibió a grandes arquitectos y fue testigo de cómo la zona empezaba a transformarse en lo que es el día de hoy, un área que reúne al Auditorio Telmex, el Conjunto Santander de Artes Escénicas, la Cineteca, el Pabellón Cultural Universitario y la Biblioteca Juan José Arreola.
Actualmente es la directora de Museos, Exposiciones y Galerías de Jalisco y se encuentra feliz con la reciente apertura del Museo Jalisco Paseo Interactivo (JAPI), proyecto que define como el más grande en su trayectoria.
Sobre este espacio, sus pasiones, su estilo y la búsqueda del equilibrio creativo, nos cuenta en entrevista.
¿Cómo te sientes con la realización de JAPI?
Me siento emocionada. Es el proyecto más grande que he tenido en mi labor profesional, ha sido un aprendizaje increíble en términos de arquitectura y programación. No me había tocado estar involucrada en la construcción de un espacio que albergue tantas piezas inmersivas y tecnología como es JAPI. De los once espacios que forman la red de museos, JAPI es el más grande en metros cuadrados y experiencias; sin embargo, tenemos proyectos igual de importantes y que les tengo muchísimo cariño como Guachimontones, El Exconvento del Carmen, la Antigua Estación del Tren de Chapala, etc.
¿Cuáles son tus proyectos nacionales e internacionales de los que te sientes más orgullosa?
Hay muchos espacios dentro y fuera de México en los que soñé hacer un proyecto, lo bonito de la forma en que yo abordo la arquitectura es que son proyectos efímeros, que cambian temporalmente la función del espacio para ser una experiencia estética. A través de ella ponemos detonar cambios de identidad, de paradigmas, que haya infinidad de historias. Ha habido proyectos en Miami, en el Museo Tamayo de CDMX y están los once espacios de Jalisco en los que mi corazón está dividido porque tener la oportunidad de trasformar estos espacios para los públicos son ejercicios sociales, que no nada más son concebidos como inauguración de una exposición, sino experiencias que puedan cambiar la vida de alguien.
Durante tu carrera, ¿has sentido alguna vez desigualdad laboral o por género?
He tenido suerte, si se puede llamar así, pero he tenido momentos en los que me he sentido un poco oprimida por el género, pero creo que ahora, a mis 42 años, te puedo decir que hacerse de un nombre conlleva un montón de cosas, más allá de que te hagas de prestigio dentro del gremio, el poder llegar a un estado de seguridad y congruencia, lleva mucho trabajo, y cuando tienes eso claro es más fácil sortear las cuestiones de género o la mala competencia.
¿Qué mensaje le quisieras compartir a los jóvenes arquitectos?
Les digo a los estudiantes que lo van a logar. El día que deje de divertirme con lo que hago nos vamos. A mí me gusta divertirme hasta en mi forma de vestir y cuando abordas así la vida es más llevadera, le quitas la presión, te haces libre de explorar.
Tu forma de vestir también se ha vuelto parte de tu personalidad, ¿cómo defines tu estilo?
Me gusta divertirme con mi estilo, me hace sentirme bien con lo que traigo, pero va hasta las plumas que uso. Esto lo aprendí de Luis Barragán, intento que todos los objetos que me rodean o toque me gusten. Y no es cosa de precio o diseñador, es un hábito que me hace sentir bien. Me gustan mis tenis, mis pijamas, mi casa, mis libretas. Además, es una reconciliación con el cuerpo, mi centro son los huipiles. Cuando me siento sola o necesito un abrazo me pongo un huipil y es como un abrazo de miles de mujeres.
Sus favoritos
Arquitectas: Eva Franch, Fernanda Canales y Andrea Soto
Color: Rojo
Museo: Museo Whitney de Arte Estadounidense
Ciudad arquitectónica: Nueva York