Creo que a nadie le ha sido indiferente ver que próximamente se va a estrenar una serie sobre San Pedro Garza García, en especial a los regios. La primera razón porque es una sociedad que, en términos coloquiales, se cuece aparte de cualquier otra sociedad mexicana, y la segunda porque los intentos que se han hecho de retratarla han caído en su mayoría en estereotipos, en lugares comunes y en burdo entretenimiento que refuerza esos mismos clichés.
Esta serie, Sierra Madre: Prohibido pasar, fue creada por Diego Enrique Osorno, un escritor y cronista regiomontano, quien entre sus múltiples obras del norte mexicano se encuentra El Alcalde, un documental sobre Mauricio Fernández, quien ha sido edil de San Pedro en tres ocasiones.
Tras ver los primeros tres capítulos, puedo decir que la serie cumple con su función primaria de entretener y pone de manifiesto no solo la grandeza en recursos de la segunda ciudad más rica del país, sino la del municipio más rico de América Latina. Una ciudad que le ha dado al país un sinnúmero de industrias y que, previo a los noventas que se privatizaron industrias como Telmex, tenía a una familia regiomontana (y la única mexicana en ese entonces) en la lista de los más ricos de Forbes a nivel mundial: la de Eugenio Garza Sada, creador del Tec de Monterrey, y cuya familia fundó FEMSA y la entonces cervecería Cuauhtémoc Moctezuma.
Es precisamente de uno de sus descendientes, el empresario Mauricio Fernández (quien se encuentra en campaña para contender por cuarta ocasión por la alcaldía de San Pedro) de quien nos compete precisamente en esta historia, pues la trama de la serie arroja diversas semejanzas con él en un periodo significativo en la historia regia: los años alrededor de 2010 cuando la inseguridad azotó al estado y la manera en la que este municipio se blindó contra esta. Dejando así, al descubierto en la historia, todo el entramado social tan particular que lo caracteriza.
El actor Miguel Rodarte es quien da vida a Marcos Parra, un empresario quien, tras no obtener la dirección de una de las grandes empresas de su familia y ver cómo el narcotráfico empieza a entrar al municipio, decide lanzarse como candidato de San Pedro. Con él, platicamos para conocer más de esta historia que se estrenará el 21 de abril por MAX.
¿Cómo fue la experiencia de grabar en San Pedro?
Viví en Monterrey cinco años para estudiar Mercadotecnia, además de seis meses en San Pedro para grabar la serie, y eso me dio muchísimas referencias de cómo es tan particular esta región del mundo, porque lo es no solo dentro de México. Tiene formas muy singulares, una personalidad muy definida y unas estructuras sociales muy bien armadas. Conforme iba leyendo el guion fui reconociendo muchas de las cosas que ya tenía identificadas de la ciudad, pero en ningún momento intenté hacer una imitación o una recreación biográfica de nadie, pues era importante que el personaje también adquiriera una vida propia.
Pero, sí hay elementos que son reales…
Claro, la historia está basada en familias de verdad, pero no solo están los Fernández y los Garza Sada, están también los Zambrano, los Santos… Y se trata de mostrar el tejido interno que existe entre estas familias desde hace generaciones. Fue increíble meterme en los registros ocultos de estas familias, con la información que hay al respecto, en estos libros que existen del pasado y que de alguna manera revelan cuáles son los comportamientos y los tejes y manejes de la alta sociedad sampetrina y los niveles de alcance que tienen. Mi personaje busca convertirse en el alcalde del municipio donde hay mayor ingreso per cápita en Latinoamérica y el costo por metro cuadrado es el más caro, lo que convierte en un lugar muy único. Eso le da unas particularidades que no tiene ningún otro municipio en México. El nivel de fortunas acumuladas por generaciones son inconmensurables y eso va marcando también la pauta de comportamiento de toda esta sociedad.
¿Qué reflexionaste de esta sociedad a partir de la serie?
El alto sentido comunitario que tienen, creo que son muy unidos. En un principio, cuando estábamos haciendo la serie, la plataforma nos pidió que no anunciáramos que íbamos a estar ahí grabando y eso evidentemente nos cerraba muchas puertas porque la gente no sabía de qué iba la serie. Hasta que hicimos una rueda de prensa y anunciamos que estábamos haciendo una serie sobre San Pedro específicamente sobre diferentes periodos, la gente nos empezó a abrir la puerta. Yo lo veo como si fuera una especie de principado, un pequeño Mónaco o un pequeño Vaticano dentro de Italia porque tienen esas formas muy particulares de comportarse. Obviamente es una democracia y estamos dentro de la estructura de gobierno de todo el país, pero sí tienen muchos gestos y muchos guiños de comportamiento de una tierra única que se maneja por ellos mismos y que tiene sus propias reglas. Por eso es que dicen que “San Pedro que es nuestro, no es de nadie más” y lo defienden a capa y espada. Creo que es un reflejo quizás de muchas de las situaciones que viven otros municipios en México, solamente que este tiene la capacidad comunitaria de lograrlo con un líder que tiene determinación y la capacidad estratégica para lograrlo.
¿Qué dirías que es lo más grande que te llevas de este proyecto?
La experiencia de saber que se está contando una historia con una relevancia actual importante, en la que en el país sí necesitamos hacer una revisión honesta de dónde estamos, quiénes somos, qué es lo que nos compone y,, sobre todo, qué tan honestos y transparentes están siendo nuestros gobernantes en su comunicación… que a veces parece sumamente falsa con relación a la realidad que vivimos. Creo que es un llamado también a la clase política, a los ciudadanos y a la democracia de revisar justamente todos esos temas. Quizá ya es momento de empezar a considerar qué se legaliza, qué no se legaliza, qué podemos poner dentro de un sistema ya legislativo, qué cosas no, qué cosas sí aceptar… todo esto demás del cariño personal que le tengo a Monterrey porque siempre me sentí como un hijo adoptado regio cuando viví ahí. Culiacán es mi casa, pero mi segunda casa es Monterrey. Entonces el entregarle el amor que le tengo, así como y por el respeto y admiración que siento por los regios. El lograr una serie que reflejara esa grandeza de la ciudad y el espíritu de la gente, me lo llevo aquí dentro y espero que les guste mucho.