Para la actriz Michelle Rodríguez no ha sido nada fácil conseguir un lugar dentro de la industria. Hace menos de una década, todavía buscaba una oportunidad para demostrar su talento, y ha sido, gracias a su esfuerzo y tenacidad, que no solo ha logrado convertirse en una de las comediantes más reconocidas de nuestro país, sino en una figura que lucha por abolir los estereotipos físicos en pantalla.
Con dos programas de comedia en televisión abierta y otros tantos proyectos presentes en plataformas, entre ellos la miniserie autobiográfica La flor más bella, misma que se posicionó durante semanas como uno de los contenidos más vistos en México, parece no haber límites para Michelle... Tan es así que está celebrando su incursión en el cine europeo, tras su participación en la cinta española Con los años que nos quedan, donde comparte créditos con Regina Blandón, Paco Tous, Manuel Vega, Aislinn Derbez y Antonia San Juan. Sobre esto nos habló.
“Siempre como actriz estoy buscando cosas diferentes por hacer, historias distintas que contar, pero llegar a Europa y ver cómo funciona todo allá fue una emoción inmensa... Primero, porque son producciones enormes, pero también porque es muy estimulante ver que estamos haciendo cine de la misma manera en cualquier parte del mundo. Estamos ‘jugando’ a lo mismo, los equipos son igual de unidos, la escucha es amable, hay oportunidad de intercambiar ideas y eso es algo que agradezco muchísimo... Ahorita hay muchas coproducciones internacionales y creo que lo estamos haciendo bien, porque la diferencia se nota en los contenidos y en que se están abriendo las puertas para mucha gente”, explica.
En el filme, dirigido por el español Frank Ariza, Michelle interpreta a una mujer con la que dice tener mucho en común. “Mi personaje es Briseida, una chica latina que sueña con ser una gran estrella y que, aunque también tiene sus neurosis, es una mujer con letras grandes, que se sabe grande, entrona y que lo puede todo... Más que prestarle mi cuerpo y mi voz, puedo decir que aprendí mucho de ella, porque es inquebrantable y no se agacha, ni se hace menos ante la adversidad”.
Además de representar su primer proyecto internacional, para Michelle lo más atractivo fue el mensaje del guión. “Esta es la visión de un cineasta español que busca retratar a la comunidad de inmigrantes, por eso nos dejó proponer mucho, nos permitió improvisar y estaba abierto a las propuestas que los actores llevábamos... Y lo más bonito es que, más allá de clichés que siguen señalando y perpetuando estereotipos, en esta cinta se habla de personas, de seres humanos”, comenta.
Nunca es prueba superada
Ha sido su propia lucha contra los estereotipos lo que la ha llevado a ser considerada todo un símbolo de inclusión y una de las voces más fuertes contra la discriminación y el bullying. “Aun así, todavía hay muchas limitantes que siguen en mi cabeza desde que era niña, muchas cosas que traigo en la mente compradas y que no me he logrado sacar, pero hay otras que se han ido yendo y definitivamente eso me ha abierto puertas... Esas puertas también van trayendo retos, entonces creo que es un trabajo continuo, un descubrimiento personal y una reconstrucción diaria, porque nunca es prueba superada”.
Para la actriz, la clave está en el autoconocimiento y la aceptación. “Se trata de construirte y deconstruirte, aprender y desaprender, pero, sobre todo, de saber elegir... La lección más grande que he aprendido es que no todo tiene que ser abordado desde una batalla; cualquier trinchera funciona como un eje de cambio y no todas las revoluciones tienen que ser armadas”.
Un caminar más amable
Recién llegada del Festival Internacional de Comedia de Costa Rica, donde por primera vez presentó su espectáculo de stand-up, Michelle asegura que está viviendo uno de sus mejores momentos y se dice dispuesta a aprovechar todas las oportunidades que se presenten. “Estoy en una etapa de mi vida donde todo lo estoy cuestionando y todo lo estoy intentando, me estoy permitiendo muchas más cosas porque entiendo que, al abrazar mis miedos, también estoy queriendo soltar otros... Como mujer me siento orgullosa del lugar en el que estoy, de la profesión que he desarrollado y de mi quehacer social, pero también hay cosas que todavía me limitan y estoy trabajando en ellas para sentirme mejor, más cómoda y tener un caminar más amable”.
Es por eso que no le obsesiona la idea de la fama ni se toma en serio el papel de celebridad. “Creo que las circunstancias van cambiando y la vida misma es como el juego de serpientes y escaleras: a veces vas ganando puntos y hay otras en las que te regresas. Hay muchas cosas que he ido entendiendo, miedos que he ido superando, batallas que he ido librando y situaciones en las que simplemente he decidido ya no jugar, pero, sobre todo, he aprendido a cargar con eso en la mochila, para dar el siguiente paso sintiéndome más segura... Quizá no he tomado el camino más fácil, pero las cosas cambian; siempre habrá adversidades, pero entre más te agarres de las herramientas que vas juntando en el camino, menos de subida se sentirá... No sé, pienso”.
Fotos: Sergio Valenzuela
Makeup: Gerardo Parra
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