Ella es un claro ejemplo de resiliencia y versatilidad en el mundo del entretenimiento. Conocida por su carisma y capacidad para hacernos reír, la actriz Michelle Rodríguez ha logrado destacar en un medio en el que los estándares de belleza y las expectativas sobre el cuerpo y la imagen han sido históricamente limitantes para muchas mujeres.
Su éxito, sin embargo, no se debe únicamente a su talento en la comedia, sino también a su tenacidad y a su capacidad para romper con las normas establecidas en la difícil industria del entretenimiento.
“Se requiere de muchas agallas para tomar la responsabilidad de nuestra propia vida, de nuestros actos, de nuestros pensamientos e, incluso, de nuestra transformación. Pues no solamente se trata de aceptar quién eres, sino también de modificar lo que no te gusta. Y considerarlo, replantearlo, empezar de cero o simplemente hacer una deconstrucción de ti misma requiere de muchísima valentía... En mi caso, no creo que yo sea una nueva Michelle. Es la misma, pero esta versión se está conociendo y está trabajando mucho en ella. Es una chica que está entendiendo la vida y busca conocerse a sí misma lo más posible para vivir en paz. Que hace muchos años aprendió a caerse bien y a hacerse compañía, a hacer amigas y a tomarse de la mano en los momentos difíciles... Ahora soy una Michelle que está tomando responsabilidad y saltando al vacío para acompañarse de una manera más plena”, nos comparte en entrevista.
Precisamente, parte de lo que hace a Michelle una figura tan querida y respetada es su autenticidad. En un medio donde muchas celebridades se ven presionadas a mantener una imagen pulida y perfecta, ella se presenta como es: genuina, honesta y sin miedo a mostrar su verdadero yo.
Ejemplo de ello es su nuevo proyecto, titulado Casi 40: el pódcast de la señora moderna, con el que incursiona en el medio sonoro.
En él, aborda los desafíos que enfrentan las mujeres contemporáneas en su vida cotidiana.
“Me siento muy feliz porque lo estoy produciendo y haciendo con dos mujeres muy sabias: Myr Ramírez y Caro Campos, que, aparte de excelentes comediantes, escritoras y guionistas, son de mis mejores amigas y a quienes he recurrido en momentos de sol y de lluvia. Es un pódcast en el que, principalmente, le damos voz a las mujeres que trabajamos, que buscamos el autoconocimiento y que a los 40 nos seguimos sintiendo jóvenes. Que somos productivas, que tenemos sueños, que algunas queremos o no tener hijos, que solas o acompañadas estamos bien, y que descubrimos el mundo desde un sitio que nadie nos había contado. Todo con un toque de comedia, porque las tres señoras estamos muy locas”, nos dice entre risas.
Redescubriendo el mundo
Porque al final de cuentas, según nos platica, después de cumplir 40 años, la vida se ve distinta.
“Siento que estoy viviendo una nueva adolescencia, pues pareciera que voy descubriendo el mundo desde otro lugar... Dicen que a esta edad ya no te importan las cosas, pero yo creo que sí, solo que te importan distinto. Aprendes mucho de ti y eso es lo que más me está gustando. Es como si te sentaran en una silla que está del otro lado y entonces ves el mismo paisaje, pero desde un sitio más divertido... La verdad, a mí me duelen menos las cosas ahorita que cuando tenía 20 o 30. En esa época te crees dueña del mundo, pero ahora ya te conoces un poco más y sabes qué te gusta, qué quieres y qué no quieres. Y si no, ya te dan ganas de preguntártelo”, comenta.
Este proceso se detonó, de alguna forma, tras el estreno de la serie de comedia La flor más bella, donde Michelle relata parte su adolescencia y sus inicios en la profesión.
“Creo que el contar mi historia y tener la oportunidad de revivirla, para replantearla con una visión distinta en una propuesta audiovisual, sí me hizo reflexionar acerca de temas muy personales y de cosas que en su momento veía de una forma y, con el tiempo, las he visto de otra manera. No quiero decir que he descubierto el sentido de la vida, porque sigo aprendiendo cada día, pero estoy convencida de que el autoconocimiento y el checar constantemente cómo estamos viviendo y cómo estamos entendiendo el mundo, es lo que todos tendríamos que venir a hacer a este mundo. Me parece que esa es la base de una vida plena, en paz, y de una búsqueda mucho más fácil de las metas y de los sueños”, afirma.
Diversión infinita
Buscar esas metas la han llevado a mantenerse activa en varios proyectos al mismo tiempo. Recientemente, Michelle estrenó la undécima temporada de la serie 40 y 20 en televisión abierta, así como la película de comedia Intercambiadas, que protagoniza junto a la actriz Silvia Navarro en la plataforma Vix.
Por si fuera poco, este 18 de octubre llegará, a través de Prime Video, la serie Somos oro, una interesante comedia creada por Gabriel Ripstein y Marco Polo Constandse, que narra la historia de dos mujeres dispuestas a todo con tal de salir de la pobreza.
“Es otro proyecto que me llega al corazón porque, además de su producción, me ha dado la oportunidad de compartir con una de mis mejores amigas, Diana Bovio, a quien no solamente amo como mujer, sino admiro como artista... Desde hace muchos años, ella y yo deseábamos trabajar juntas y de pronto llegó esta serie, que realmente ha sido diversión infinita”, nos cuenta.
Fiel a sí misma
Y agrega: “Lo que más disfruto de estos personajes es que genuinamente son humanas. No son un cliché de villanas, ni tampoco de víctimas. Simplemente son mujeres queriendo subsistir, salir adelante y obtener más de la vida. Y creo que todos tenemos eso en común... Los seres humanos de pronto albergamos buenos deseos y buenas intenciones, pero también nos tropezamos con cosas que pueden llegar a ser malvadas o malas, que también son parte de la vida, y que ahí están para llevarnos a tomar decisiones. Todos tenemos una mitad ácida que nos hace desear otras cosas o pensar que el futu- ro puede ser diferente. Por ejemplo, hablando de la carrera, se vale decir: ‘esto yo ya no lo quiero más y puedo volver a empezar’”, dice.
En su vida personal, Michelle también ha experimentado muchos cambios. De hecho, su presencia y éxito han contribuido a cambiar la conversación en torno a la diversidad de cuerpos en los medios de comunicación, sirviendo de inspiración para muchas mujeres que no se ven reflejadas en los modelos tradicionales. Y aunque no ha quedado exenta de críticas, ella lo toma con filosofía.
“Intento ser transparente y fiel a mis pensamientos. También he tratado de soltar muchas creencias, que es algo muy importante. Pero lo que más he entendido es que a la que mejor le tengo que caer y a la que más le tengo que gustar, porque es la única que me va a acompañar toda la vida, soy yo misma. Entonces, si parto de ahí y concilio en mi corazón que la mayoría de la gente es como la gata flora y que ningún chile les embona, todo será más amable. Habrá batallas que sí quiera luchar y tenga que responder, pero habrá otras que diga: ‘Mira, como quieras, me da igual’. Yo solo tengo verdad y paz en mi corazón”, concluyó.