Tras la muerte de la reina Isabel II la atención se ha centrado en el rey Carlos III, quien se ha convertido en el nuevo monarca del Reino Unido y quien ya ha dado muestra de su carácter con sus súbditos en más de una ocasión, pero quienes también han acaparo gran parte de los reflectores son sin duda el príncipe Harry y Meghan Markle.
Su llegada a Londres para despedirse de la reina ha dado mucho de qué hablar, comenzando con el rumor que dice que la duquesa de Sussex estuvo vetada del castillo de Balmoral, en donde falleció Isabel II.
Sin embargo, conforme pasaron los días la tensión cedió como una forma de respecto hacia la abuela del príncipe William y el príncipe Harry, fue entonces cuando después de dos años logramos ver a los nuevos príncipes de Galés caminar junto a los duques se Sussex. Algo que parece ser una tregua o, si somos más optimistas, el inicio de una reconciliación entre hermanos.
Y pese a que el momento de su reencuentro en público captó la atención del mundo, en minutos el panorama cambio de dirección y el príncipe Harry y Meghan se volvieron los protagonistas por, una vez más, romper el protocolo real.
Y es que en todo momento aparecieron tomados de la mano cuando aparecieron para saludar al pueblo británico. Si bien, existe la regla que dice que cualquier muestra de afecto en público está prohibida, hay que recordar que es válido tomarse de la mano, sin embargo no en el sentido en el que lo hicieron los duques de Sussex.
Para los expertos en la realeza, esta fue una forma de retar a la monarquía británica y demostrar que el hijo de Lady Di está fielmente comprometido con su esposa, quien por cierto tenía la aprobación de Isabel II, pues como sabrás, ninguno de los descendientes de la reina (hasta la sexta línea de sucesión al trono) pueden comprometerse sin su aprobación.
Más tarde, vimos al príncipe Harry abrir la puerta de un coche a su esposa como gesto de caballerosidad, mientras que a la par Kate Middleton subía sin ayuda al auto que los llevaría a la reunión con los demás miembros de la realeza. Este acto sí que está prohibido totalmente para los royals, ya que esto lo realiza el personal de seguridad.
La cereza del pastel fue durante la llegada del cortejo fúnebre de la reina a Westminster, no solo porque al príncipe Harry se le negó portar el uniforme real para despedirse de su abuela, sino porque volvieron a repetir el gesto de amor frente al público.
El príncipe Harry y Meghan Markle caminaron de la mano cuando salieron de Westminster Hall detrás de Kate Middleton y el príncipe William.
Sin duda, este acto llamó la atención del mundo, no solo por la prohibición, sino porque muchos esto significó que el hijo del rey Carlos III está del lado de su esposa y sus hijos y no con la familia real del Reino Unido.