Los duques de Sussex han dado el último adiós a la reina Isabel durante el funeral de Estado, ambos se han mostrado visiblemente tristes y nostálgicos hasta el punto de que Meghan Markle ha dejado caer un par de lágrimas. Una imagen que le ha dado la vuelta el mundo.
Si bien, la relación con la familia real no era buena desde que renunciaron a sus títulos reales, la monarca siempre se mantuvo abierta al diálogo con su nieto y su esposa, incluso el encuentro con sus hijos, Archie, de tres años, y Lilibet, de 15 meses, fue muy grato.
Es por ello que pese a que la duquesa de Sussex se convirtió en una "invitada incómoda" hizo todo lo posible para que se le permitiera despedir a la reina Isabel y expresar sus condolencias.
Los fotógrafos que estuvieron presentes tuvieron una labor complicada, y es que durante la ceremonia religiosa hubo muchas reacciones, desde la princesa Charlotte que rompió en llanto, hasta Kate Middleton que mostró mucha seriedad y una mirada visiblemente triste.
Pero sin duda una de las imágenes que causó sorpresa y dejó ver el verdadero lazo entre la duquesa de Sussex y la reina Isabel II fue esa en que derrama lágrimas y rápidamente se lleva la mano a su rostro. Todo esto mientras sacaban el ataúd de la Abadía de Westminster.
Meghan estaba junto a Camilla, reina consorte, la princesa de Gales y sus hijos, el príncipe George y la princesa Charlotte. En todo momento mostró respeto y mucha seriedad para rendir honor a Su Majestad.
Su asistencia estuvo opacada, puesto que tanto ella como el príncipe Harry aparecieron en la segunda fila de la ceremonia; el hijo de Lady Di sin poder portar el uniforme militar de las Fuerzas Armadas del Reino Unido.
A pesar de que parecía que el reencuentro en el Palacio de Buckingham abriría la posibilidad de reconciliación, los días que han estado en Londres han servido para demostrar que la tensión con la familia real continúa y la relación con su padre, el rey Carlos III, apenas está por verse.
Un día antes del funeral, los duques de Sussex fueron "desinvitados" a la bienvenida de los jefes de Estado que ofreció el monarca, lo que evidencio que efectivamente eran los invitados incómodos de estos últimos días.
Pese a todo esto, el príncipe Harry y Meghan Markle cumplieron con su deseo de despedirse de la reina Isabel II.