En el calor de las tradiciones navideñas y la unión familiar, Mayte Góngora destaca como una mujer que equilibra con maestría su papel como madre, empresaria y líder comunitaria. Con raíces profundas en la psicología, Mayte ha encontrado en sus proyectos no solo una forma de emprender, sino también una manera de contribuir al tejido social. En entrevista, comparte cómo las enseñanzas de su abuela han inspirado su manera de celebrar la Navidad y cómo ahora asume el reto de transmitir esos valores a sus hijas, María y Andrea. Además, reflexiona sobre los desafíos y aprendizajes que este año le ha dejado, tanto en lo personal como en lo profesional, y nos ofrece un vistazo íntimo a los rituales y metas que unen a su familia durante esta temporada.
¿Qué significa para ti la Navidad y cómo la celebras?
Este año será diferente porque mi abuelita falleció a los 94 años, y siempre celebrábamos estas fechas con ella. En este sentido, será un año distinto en el que deberemos reinventarnos y darle a mi madre el lugar de matriarca, ahora que no estará mi abuelita. Somos una familia muy numerosa: 32 primos hermanos y más de 100 integrantes en total. El papel de mi abuelita era el de unirnos a todos como familia; hacíamos la posada tradicional, los niños representaban una pastorela, se disfrazaban y cada año se rotaba el papel de La Virgen, que era el papel principal. Dos de mis hermanos viven en Estados Unidos, así que decidimos ir a visitarlos este año para pasar estas fechas, acompañarlos y estar en familia.
¿Qué tradiciones son esenciales para ustedes?
Lo más importante es estar juntos. El valor del agradecimiento lo hemos fomentado mucho en nuestras niñas desde que eran muy chiquitas. Es esencial que se sientan verdaderamente agradecidas, no solo por todo lo que tienen, sino también por todo lo que son y por todas las bendiciones que tenemos como familia. Siempre hacemos una oración especial en Navidad, con motivo de nuestra religión, preparamos la cena navideña y, al día siguiente, la ilusión de nuestras hijas es despertar y ver qué les trajo Santa este año. Les encantan las travesuras del elfo, así que están muy emocionadas porque ya se acerca la fecha. Pasamos el día en familia, en pijama, disfrutando del recalentado. Lo vital es pasar días tranquilos, porque, al final, lo más valioso que todos tenemos es el tiempo.
Además de ser mamá y profesionista, también eres muy activa en el ámbito empresarial, ¿cómo fue el proceso de incursionar en ambos proyectos?
La incursión en Taquearte y Lady Multitask surgió de dos necesidades distintas pero complementarias en mi vida. Por un lado, Taquearte nació de la pasión por emprender junto con mi esposo y de querer crear un negocio que ofreciera calidad, tradición y una experiencia única para las familias. Por otro lado, Lady Multitask fue una forma de conectar con otras mujeres emprendedoras, crear una red de apoyo y demostrar que juntas podemos alcanzar grandes cosas. El proceso no fue fácil; combiné mi experiencia como psicóloga con un enfoque práctico, aprendiendo de los retos del emprendimiento, siempre con el apoyo de mi familia y con el compromiso de balancear mi rol como mamá, esposa y líder social.
¿Qué aprendizajes y reflexiones te deja este año?
Ha sido un año complicado en algunos aspectos. Creo que muchos hemos sentido cierta crisis económica: yo tengo un restaurante y ha sido difícil compaginar todo eso y seguir creciendo. El año pasado cerramos un restaurante, y, en ese sentido, ha sido un gran aprendizaje. Este año se ha tratado de ponerle todas las pilas para que siga funcionando, se fortalezca y siga creciendo. Al mismo tiempo, tengo Lady Multitask, que es mi lado más público y social. Somos alrededor de 9,000 ladies en el grupo de Toluca, con más de ocho años desde su primera edición, y este mes celebraremos nuestro vigésimo primer bazar.
En mi día a día estoy dedicada a mi profesión, que es ser psicóloga: todos los días veo pacientes, parejas, les doy seguimiento porque me gusta mucho lo que hago y soy muy afortunada en ese sentido. En las tardes, estoy dedicada a ser mamá y estar con María y Andrea. Es normal sentir que existen muchas “pelotitas volando” para hacer que todo se compagine: el restaurante, el bazar, la parte de profesionista y la parte de ser mamá. Al final, siempre intento ser una madre muy presente, porque estos años no se repiten.
¿Qué valores buscas inculcar en tus hijas durante estas fechas?
Para mí, estas fechas son un momento perfecto para reforzar valores como la gratitud, la generosidad y la empatía. Quiero que mis hijas entiendan que, más allá de los regalos y las fiestas, lo importante es compartir, agradecer lo que tenemos y buscar formas de ayudar a quienes nos rodean. También es un buen momento para enseñarles sobre la importancia de la unión familiar y la reflexión personal.
¿Tienen algún ritual o actividad familiar para despedir el año y recibir el nuevo?
Sí, como familia nos gusta hacer una cena íntima en casa el 31 de diciembre. Cada uno comparte algo por lo que está agradecido y algo que desea para el próximo año. También escribimos nuestras metas en un papel y las guardamos en un frasco para revisarlas al final del año siguiente. Es un ritual sencillo pero lleno de significado, que nos une y nos da claridad para iniciar un nuevo ciclo.
¿Qué metas o sueños tienen para el próximo año?
A nivel familiar, queremos pasar más tiempo de calidad juntos, quizás con viajes o actividades que nos permitan desconectarnos de la rutina y fortalecer nuestros lazos. En lo personal, quiero seguir creciendo en los proyectos que lidero, explorar nuevas oportunidades de negocio y continuar aprendiendo, especialmente en áreas que puedan impactar positivamente a mi comunidad.
¿Por qué aspectos te sientes más agradecida este año?
Este año estoy especialmente agradecida por la salud de mi familia, por las oportunidades que se han presentado tanto en lo personal como en lo profesional, y por las lecciones que los momentos difíciles nos han dejado. También me siento profundamente agradecida por las mujeres de mi comunidad, quienes me inspiran con su fuerza y resiliencia.
¿Cómo han aprendido a equilibrar sus responsabilidades laborales y familiares?
Con comunicación constante y priorizando lo que realmente importa. Organizamos nuestros horarios para que ambos podamos estar presentes en los momentos clave con nuestras hijas. También nos apoyamos mutuamente y entendemos que el equilibrio no significa dividir todo en partes iguales, sino ajustarnos según las necesidades de cada etapa.
¿Qué consejo les darías a las madres que quieren equilibrar su vida profesional y familiar?
Les diría que no busquen la perfección, porque no existe. Se trata de priorizar y entender que habrá días en los que el trabajo demandará más, y otros en los que la familia será lo más importante. También recomiendo rodearse de una red de apoyo, delegar cuando sea necesario y no olvidarse de cuidar de sí mismas, porque una mamá plena es clave para una familia feliz.
¿Qué deseas para tus hijas y tu familia en esta temporada?
Deseo que mis hijas crezcan siendo empáticas, seguras de sí mismas y conscientes del valor de la familia. Para todos nosotros, pido salud, amor y fortaleza para enfrentar cualquier reto que venga. También espero que sigamos creciendo juntos y construyendo recuerdos que nos llenen de alegría y gratitud.