Joven, con mucha energía y una enorme sonrisa, Marissa, es una mujer que disfruta pasar tiempo con su familia, practicar yoga, running, ver futbol americano; pero también, adora leer novelas románticas. Ella ha logrado destacar como una exitosa wedding planner por su empeño y amor que pone en el trabajo, y que además, desarrolla su creatividad de manera constante creando conceptos en decoración y manualidades.
Con una licenciatura en Psicología, maestría en Dirección y Estrategias de Recursos Humanos, una certificación como wedding planner por la Association of Bridal Consultants, y ocho años de experiencia, ella disfruta mucho de su trabajo, ya que ha convertido uno de sus sueños realidad, “siempre me ha llamado mucho la atención las bodas y los eventos, pero jamás pensé que tan increíble pudiera ser, ya que las bodas hoy en día son mucho más divertidas”, comentó.
Nos platica que entre todas sus funciones se encuentran: acompañar a los novios en el proceso de la boda, realizar scouting, diseñar la boda, ayudarlos a elegir las invitaciones, así como también contratar a los proveedores, confirmar a los invitados y colaboradores. Y por si fuera poco, ella también se involucra aún más en todo el proceso, “soy una foodie por naturaleza, amo probar los platillos y recomendarle a los novios el menú ideal para ese día”. Aunque su parte menos favorita es el desmontaje al finalizar la boda.
Hablando con ella acerca de las personalidades a las que le gustaría organizar su boda, ella respondió que sería ideal una boda real, por la complejidad del evento, además de que le encantan los retos.
Agregó que su wedding planner favorito es Julián Jalil, el cual ha sido su inspiración debido al aprendizaje que ha adquirido, y trabajar a su lado ha sido muy motivacional, “me sorprende su capacidad, no solo para organizar y coordinar el evento, sino realizar diferentes funciones como servir el banquete, decorar el lugar y acompañar los novios en cada momento”.
Y como en todo, Marissa tiene una parte favorita en su trabajo, el vals del papá e hija, “es cuando pienso que vale la pena todo el esfuerzo, las desveladas y el estrés”. Además de que es sensible; en cada celebración se le llenan los ojos de lágrimas, ya que es el comienzo de una bella historia de amor, de la cual, ella formó parte.
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