No es la primera vez que los teatros han cerrado, las plagas los han obligado antes. Y vuelven a abrir, a menudo, aún más fuertes. Se tiene conocimiento que el mismo Shakespeare escribió Macbeth, el Rey Lear y Antonio y Cleopatra, sus mejores obras, durante los periodos de confinamiento en Inglaterra por la peste bubónica.
Y es precisamente de una de las obras de este gran dramaturgo inglés, Enrique V, del que sale el concepto “paraíso de la invención” que la escritora Isabela Coppel retomó y utilizó como el título para la obra de teatro que protagonizarán Marina de Tavira y Poncho Herrera.
La obra, que se estrenará el 27 de noviembre y en la que ya llevan alrededor de tres meses ensayando en el Teatro Milán, se transmitirá por Teatrix, una plataforma argentina que aspira a convertirse en el teatro digital de México.
Como una forma de arte en vivo, el teatro a nivel mundial se ha visto particularmente afectado por el coronavirus. La mayoría cree que eventualmente se recuperará, pero en la industria incluso se habla de la pérdida tanto de una generación de artistas como de público.
Para Marina y Poncho, quienes actúan juntos por primera vez, esta iniciativa es una buena alternativa, aunque no suple la experiencia real de ir y vivir el teatro. Para ellos serán meses de ensayos de los que solo darán una función, que es la que se grabará para la plataforma.
La pandemia, además, ha venido a cambiar la forma hasta en la que ensayan. Las lecturas del guion son por Zoom, las pruebas con sana distancia y siempre con cubrebocas. La función que graben será la primera vez que puedan quitárselo.
“Para mí es muy importante dar un testimonio del teatro en estos tiempos. Y, aunque no lo considero como tal una obra de teatro en rigor porque no hay público presente, como sí le llamo es el homenaje que hacemos al teatro en los tiempos en los que no es posible hacerlo”, me dice Marina desde su camerino, unas horas antes de su ensayo.
El teatro, para la nominada al Oscar en la categoría Mejor Actriz de Reparto por Roma, representa sus orígenes y su vida.
A los seis años la llevaron a ver La honesta persona de Sechuán, de Bertolt Brecht, que dirigía Luis de Tavira, y desde ahí supo que su vida la iba a pasar entre camerinos y funciones.
Así como en la obra El paraíso de la invención, que relata el retorno de un famoso escritor a su casa para afrontar diversos problemas familiares, para Marina también ha tenido un precio este proyecto.
“En el caso del teatro es tu tiempo. Mis fines de semana los he pasado en un camerino, así como la mitad de mi vida. A veces eso te da la sensación de que te estás perdiendo muchas cosas de la vida, pero han sido muchas más las satisfacciones.
Es esta sensación de tener muchas vidas en una y nunca es aburrido, siempre hay nuevas personas que conocer y nuevos mundos que abrir”, explica.
Para Poncho Herrera, que entre noviembre y diciembre tendrá, además de esta obra, el estreno de sus películas El baile de los 41 y Me casé con un idiota, hacer teatro a siete meses de que el confinamiento empezara en México es un mensaje.
“Ahorita con las circunstancias lo importante es seguir adelante. Ese es el statement que queremos transmitir: puede ocurrir lo que sea, pero el arte y el teatro tienen que seguir. Es nuestro homenaje”, platica, sentado en las butacas. Ambos coinciden, además, de que es una prueba que como actores no pueden quedarse quietos.
Cuando los teatros reabran, es probable que uno de los legados de la pandemia sea que aceleró la capacidad de las artes para conectarse con las audiencias a través de la tecnología.
Hoy, más que nunca, estamos invirtiendo y pensando de manera creativa en nuevas formas de expandir esas conexiones digitalmente, ya sea con transmisiones virtuales, realidad aumentada o narración mejorada. Desafortunadamente, el teatro como lo conocemos no puede tener lugar bajo las presentes circunstancias.
La experiencia teatral se nutre del momento compartido, de la interacción entre actores y el público juntos en una sala. El efecto que una orquesta y los actores en escena tienen sobre el público no puede reproducirse íntegramente online.
“Al teatro nunca se le va a poder suplir con una experiencia audiovisual en un aparato que te permite poner pausa, ir al baño, etc., cosa que el teatro real no permite. Pero sí creo que es una alternativa para seguirnos comunicando y transmitir una experiencia teatral de alguna manera. Lo que además creo que ganamos es que lo puede ver gente que de otra forma no podría por distintas circunstancias”, agrega Marina.
Para Poncho, participar en esta obra es también una muestra de la responsabilidad que siente de seguir creando, de seguir comprometidos. “Pienso que ahora, más que nunca, debemos seguir recreando.
Otros formatos han tenido que adecuarse y el teatro se ha tenido que transformar en un híbrido. Todo lo que nosotros queremos hacer es seguir trabajando”, asegura.
Para ambos actores, el paraíso está precisamente en ese microcosmos que conforma el teatro, al que se aferran con todas sus fuerzas para no dejar ir, ni siquiera temporalmente.
“El paraíso de la invención es la capacidad que tiene el ser humano de crear otro mundo y somos la única especie que tiene esta necesidad de hacerlo, aun teniendo la realidad como referente, de crear otro mundo.
Como sociedad nos moriríamos sin arte, ese alimento al que yo llamo espiritual. Ese que no alimenta como la comida, pero que necesitamos y que nos hace distintos”, platica la actriz.
Unos de los temores que tienen es que los teatros estarán entre los últimos lugares en reabrir, pero existe la esperanza de que esta ausencia revele cuánto necesitamos todos de esta expresión artística.
Será importante defender que el teatro es esencial para la salud pública, que jugará un papel en la recuperación nacional y mundial. Para sanar, para consolar, para expresar enojo y felicidad.
Los teatros brindarán un lugar para reunirse como comunidad y encontrar significado y conexión humana. Para mantener la cordura, las personas debemos reunirnos en grupos y experimentar el mundo juntos.
El deseo de ambos actores es que los teatros reconozcan el poder de sus propias comunidades e interactúen de manera más rica y profunda con sus audiencias, encontrando nuevas y mejores formas de involucrarlas.
yvr