Marina de Tavira tiene una pasión verdadera por el teatro. La última vez que platiqué con ella fue cuando estrenó El paraíso de la invención, junto a Poncho Herrera, una obra sobre el retorno de un famoso escritor a su casa para afrontar diversos problemas familiares y, ahora, Marina trae a México con su productora Incidente Teatral, la obra Consentimiento. Una obra de Nina Rainer (sobrina nieta del novelista ruso Boris Pasternak) que se estrenó en Londres en 2017.
Esta habla sobre la falta de consentimiento ante una violación, pero va más allá. Es sobre la justicia, nuestro sistema jurídico, pero, sobre todo, la frialdad con la que ya se tratan estos temas y la doble violación a la que es sometida una víctima al exponer su caso y revivirlo demostrar que consentimiento nunca hubo.
“No solamente se trata del sistema legal, sino también sobre las vidas privadas de estos abogados, y por eso me pareció pertinente. Son personajes duros, que al público no le van a caer muy bien, pero eso me parece interesante. No son héroes ni heroínas”, platica la nominada al Oscar en la categoría Mejor Actriz de Reparto por Roma.
En un país cuya producción teatral es poca y es difícil que los productores obtengan de regreso su inversión, aún con obras clásicas y conocidas, Marina no solo no teme arriesgarse, sino que busca generar incomodidad… una que a su vez genere debate.
“Siempre estoy a la búsqueda de textos que confronten, que planteen un reto actoral importante. Me gusta arriesgarme con el teatro y no quiero textos fáciles, sino que para mí estén diciendo algo importante. Esta es una obra que puede incomodar, pero creo que el punto de partida tiene que estar muy claro: Nosotros queremos hablar a favor de estas mujeres que no son escuchadas y para ello vamos a tener que encarnar personajes despreciables. Esa es la paradoja”, me dice en entrevista.
Marina estrena la obra el 31 de agosto en el teatro Helénico junto a actores como Juan Manuel Bernal y darán funciones hasta el 1 de octubre.
¿Dirías que la obra logra el objetivo de mostrar distintas perspectivas para poder lograr esta empatía que mencionas?
Sí, y la pregunta se queda abierta. Es una obra abierta, así como un juicio, de alguna manera el espectador son el público del juicio, aunque no toda la obra es un juicio.
Para mí eso es el teatro. Es el lugar al que vamos a mirarnos como personas y como sociedad. Es el lugar en el que nos observamos y de dónde salimos con preguntas. El teatro es de esos pocos artes que no van a ser reemplazados nunca, ni por el cine, ni por las múltiples plataformas o redes sociales, porque es el único lugar que requiere la presencia viva, tanto del público como de les actores, y que, además, normalmente vas con alguien. Es un arte que pide la reunión de las personas y eso es algo que es muy importante no perder, más en este mundo donde tenemos acceso a cualquier cantidad de entretenimiento, incluso desde nuestra cama. El teatro no se hace sino vas y te ves en él, es muy importante que persista y es maravilloso ver un teatro lleno. He estado viendo teatros llenos aquí en México, mucho, y me llena de alegría.
¿Qué tan incómoda crees que va a resultar la obra en México?
Esa es la apuesta. Se trata mucho más de la incapacidad que a veces tenemos como personas para ser empáticos y para ponernos en los zapatos del otro o de la otra, más que analizar el sistema legal, es como analizar el cinismo al que a veces podemos llegar, la frialdad a la que a veces nos convertimos al enfrentarnos a las realidades de otras y de otros, si nosotros conseguimos estar a salvo, si nosotros tenemos nuestra pequeña felicidad guardadita y de pronto eso llega a nuestra vida íntima.
¿Qué hizo interesante para ti esta perspectiva que muestra la obra?
Los personajes de la obra de teatro son abogados y trata el asunto del consentimiento y de la violación desde el lugar de quienes lo juzgan, pero desde su frialdad, desde quien no accede a la empatía. Entonces lanza preguntas sobre la posibilidad de hacer justicia, sobre cómo se victimiza a la víctima, sobre como en una reunión de abogados pueden hablar de la vida de una persona con muchísima frialdad.
¿Fue primordial para ti traer este texto para los mexicanos?
Sí, y te voy a decir en qué sentido. La obra, aunque sí se trata del sistema legal, sobre todo se trata de las personas que lo imparten en su intimidad: ¿Cómo se relacionan y cómo son sus relaciones de pareja? Se trata mucho más de la incapacidad que a veces tenemos como personas para ser empáticos y para ponernos en los zapatos del otro. Es el analizar el cinismo al que podemos llegar, la frialdad que a veces tenemos al enfrentarnos a las realidades de otros. El si nosotros conseguimos estar a salvo, si nosotros tenemos nuestra pequeña felicidad guardadita y de pronto eso llega a nuestra vida íntima.
Y el tema de cómo la víctima es agraviada incluso hasta tres veces más...
La víctima y sobreviviente es el leitmotiv de la obra, es decir, es la presencia que siempre está, el fantasma que nos recuerda lo que hemos hecho mal como sociedad. De pronto, incluso se la victimiza por haber pedido atención psicológica, porque entonces eso quiere decir que “no está bien de la cabeza” y es utilizado en su contra. Hasta el buscar ayuda puede ser usado como un ataque del cual luego debe defenderse porque “no estás bien”, entonces tu palabra no tiene credibilidad. Un montón de cosas que hacen que la víctima sea nuevamente agredida. Estaba viendo el trabajo de una periodista en Estados Unidos que sacó todo un estudio sobre las mujeres que van a denunciar una agresión y por tener ciertas cuestiones que no son perfectas en su declaración, terminan siendo acusadas de levantar cargos falsos y son encarceladas. Hay mucho que tenemos que cuestionarnos.
¿Qué le dirías a la gente para que se animen a ver esta obra?
Hay una paradoja con la obra que es que, incluso, alcanza a ser comedia y eso es algo muy, muy interesante. Qué tremendo es a veces reírse de ciertas bromas, que son terriblemente crueles, pero es que la risa es un medio de conocimiento, y la comedia es un género mayor para mí. La obra de pronto alcanza a ser comedia, misma que siempre resalta los vicios, y estos personajes son tremendamente viciosos. Y es que después de la risa, viene la conciencia, entonces yo diría que es una comedia que invita a acceder a la conciencia. La obra no es un ladrillo pesado, en realidad no, es una obra ligera.