Muchos piensan que la popularidad de Manolo Blahnik fue gracias a la serie Sex and the City, pero no fue así. El diseñador nacido en Santa Cruz de la Palma, una de las Islas Canarias de España, desde 1971 adornaba los pies de grandes personalidades como Paloma Picasso, hija del pintor Pablo Picasso.
Desde joven aprendió el oficio de zapatero en casa, sin embargo sus planes iban en otra dirección, sus padres lo enviaron a Suiza a estudiar Derecho Internacional y Literatura en la Universidad de Ginebra, después de graduarse se mudó a París en el año 1965 para estudiar Arte en la Universidad de Bellas Artes y la Universidad del Louvre.
Tres años después se traslada a Londres, donde tiene su primer contacto con la moda, escribe artículos para Vogue Italia y comienza a trabajar en una boutique, ahí forma una fuerte amistad con Eric Boman y Paloma, quien en un viaje a Nueva York le presenta a Diana Vreeland, editora de Vogue Estados Unidos.
Hasta ese momento, Blahnik tenía numerosos bocetos, los cuales le mostró a Vreeland, fue ella quien lo impulsó a dedicarse al diseño de zapatos. De regreso en Londres decide seguir el consejo de Diana y comienza a trabajar en Zapata, su éxito fue instantáneo que en dos años logró comprar la tienda y dedicarse por completo al negocio.
Para darse a conocer colaboró con numerosas marcas, Bloomingdales, Perry Ellis, Calvin Klein, Isaac Mizrai, Christian Dior, Bill Bass, Carolina Herrera y Oscar de la Renta.
Poco a poco fue ganándose la admiración de grandes personalidades, quienes se declararon en fieles seguidoras fueron Bianca Jagger, Madonna e incluso Lady Di, ellas lucían sus diseños, los cuales se volvieron símbolo de estatus.
Fue en 1998, con el estreno de Sex and the City, que su marca tomó otro rumbo, se convirtió en un objeto de culto, así como la protagonista Carrie se declaraba adicta a sus modelos, miles de mujeres comenzaban a coleccionar sus valiosos Manolos, como bautizaron sus pares.
Su legado ha ido creciendo y está entre los diseñadores que siguen revolucionado la industria, Anna Wintour lo nombró “el angel de la moda”, por lo que la edición de la revista en España organizó una exhibición con 212 zapatos y 80 dibujos con los trabajos más originales del artista.
Con casi 50 años de trabajo, el artista continúa realizando el mismo proceso artesanal para sus diseños. Luego de plasmar su idea en papel, lo talla en madera para crear un molde de plástico sobre el que pinta, recorta y pega lo que su imaginación dicte. Con el prototipo terminado, lo envía a su fábrica en Italia, en donde inicia el intenso proceso de producción que lleva a solo realizar 80 pares por día.
Actualmente, Manolo está al frente de la marca como director creativo y presidente, dibuja cada zapato, colabora con los artesanos y supervisa personalmente cada detalle desde las hormas y tacones y accesorios, hasta el desarrollo de cada pieza. Asimismo trabaja muy de cerca con su sobrina Kristina Hulsebus, directora ejecutiva desde 2013, con quien planea sus próximas colecciones y la expansión del negocio en el mundo.