Las series originales de Netflix se hacen cada vez más populares y “Malas influencias: El lado oscuro de las redes en la infancia”, es una que está generando mucho ruido en redes sociales, pero ¿de qué trata?
Lo que comenzó como un canal de YouTube lleno de bailes, bromas y retos infantiles, terminó revelando una cruda realidad: el oscuro mundo que puede esconderse detrás del contenido “familiar”.
¿De qué trata “Malas influencias: El lado oscuro de las redes en la infancia” de Netflix?
“Malas influencias: El lado oscuro de las redes en la infancia” no es solo una docuserie, es una llamada de atención que expone los daños colaterales del entretenimiento digital protagonizado por menores.
A través de tres episodios intensos, la serie desmenuza la historia de Piper Rockelle y su famoso “Squad”, un grupo de influencers que, tras las cámaras, vivieron algo muy distinto a lo que mostraban en redes.
¿Quién es Piper Rockelle?
Piper Rockelle comenzó a hacerse notar en internet cuando apenas tenía tan solo ocho años. Su carisma y talento la posicionaron rápidamente como una de las estrellas infantiles más populares de YouTube.
Con el respaldo de su madre, Tiffany, y el apoyo creativo de su pareja, Piper acumuló millones de seguidores y miles de dólares.
Sin embargo, el ascenso tan grande tuvo un gran lado oscuro. Las decisiones de producción, el control parental y la presión de mantener la fama sembraron el camino de Piper con dinámicas que muchos ahora califican como abusivas.
Los problemas del “Squad” de Piper Rockelle
La docuserie se enfoca especialmente en los miembros de The Squad, quienes eran presentados como un grupo de amigos inseparables. Nombres como Sophie Fergi, Gavin Magnus o Claire RockSmith formaban parte del elenco recurrente, pero detrás de cámaras vivían otro tipo de historias.
Algunos de ellos, ya adolescentes, relatan con valentía las situaciones que enfrentaron como bromas que terminaban en humillación, peleas falsas para conseguir vistas y hasta toques de atención con insultos que iban desde “idiota” hasta otros términos inaceptables para su edad.
Más preocupante aún, hay testimonios que hablan de conductas de acoso y explotación, que supuestamente ocurrieron bajo la supervisión de adultos.
Según los testimonios, algunos padres no solo permitieron, sino que alentaron dinámicas cuestionables en nombre del éxito. Una denuncia en particular ha generado indignación que fue el presunto envío de ropa interior infantil a adultos como parte de “colaboraciones”.