Un cantante famoso y cotizado de la talla de Luis Miguel puede darse el lujo de cumplir los caprichos personales más insólitos que podamos imaginar.
Algunos empresarios han señalado que deben adecuar el camerino en color negro, con 20 rosas blancas de tallo largo y sin espinas, una de las excentricidades que solicitó para su participación en el Festival de Viña del Mar en 2012.
A esta solicitud se le añaden las tres velas gigantes con aroma a jazmín en adornos de vidrio, más de un centenar de toallas color blancas para uso personal y que en el recinto se colocaran basureros sustentables donde se pudiera separar la basura en orgánica e inorgánica.
El chef que atendió al cantante recuerda que su platillo favorito fueron las machas a la parmesana, sin dejar de lado su gusto por los mariscos y por los mejores vinos.
Además se le brindó una amplia variedad de frutas frescas, frutos secos, té negro y verde de la marca Throat Coas.
Un caso muy similar sucedió en su paso por El Salvador, donde entre sus requerimientos estuvieron un camerino totalmente alfombrado con sofás individuales, un sofá para tres personas, 24 velas con aroma a vainilla, 84 toallas pequeñas y 12 toallas de cuerpo entero, chocolates Hershey's con nueces, bandejas de quesos y carnes frías así como 24 botellas de agua de una marca específica.
Cuando se presenta en nuestro país, en específico se dijo que en el Auditorio Nacional ni siquiera utilizó el camerino a pesar de todas las exigencias que había hecho.
Fiji es su marca de agua favorita por su bajo nivel de sodio, aunque en uno de los conciertos pidió Essential Water.
La casa de moda Ermenegildo Zegna es su predilecta al usar sus trajes formales en videoclips y presentaciones en vivo, mismos que combina con unos zapatos John Lobb y un costoso y lujoso reloj Rolex o Cartier.
Rolls Royce y Versace están en la lista, pero también La Mer para garantizar un cuidado de piel adecuado y un Louis XV o Louis XIII que se considera el coñac más caro del mundo con un valor de 285 mil pesos cada botella.