Para todos, el de Ludwika Paleta es un nombre familiar. La conocemos desde hace más de tres décadas, cuando, siendo una niña, interpretó el entrañable personaje de María Joaquina en la telenovela Carrusel.
Desde entonces, la hemos visto interpretar todo tipo de papeles y convertirse paulatinamente en una de las actrices más sólidas de la industria. Con títulos como El abuelo y yo, Huracán, Amigas y rivales, Mujer de madera, Duelo de pasiones, La querida del Centauro o Madre solo hay dos, Ludwika, quien nació en Polonia hace 44 años, ha logrado convertirse en uno de los rostros más reconocidos y queridos de la televisión mexicana.
Y aunque se ha formado principalmente en la pantalla chica, ha llevado también su talento al teatro y al cine, construyendo una filmografía que incluye películas como No sé si cortarme las venas o dejármelas largas, Rumbos paralelos o Guerra de likes.
En su más reciente proyecto cinematográfico, ¿Quieres ser mi hijo?, da vida a una profesionista que se enamora de un hombre menor, interpretado por Juanpa Zurita... Sobre esta nueva cinta, la diferencia de edades en las relaciones de pareja y la etapa que está viviendo tanto personal como profesionalmente, platicamos con Ludwika.
¿Qué te llevó a elegir este proyecto?
Creo que es un tema del que no se habla tanto y mucho menos en las ficciones mexicanas actuales. Esta es una película que escribió y dirigió otra mujer como yo (la cineasta Ithzi Hurtado), que tiene mi misma edad, y creo que su inquietud era justamente tocar esos temas que son tan difíciles de hablar con tu familia o con tus amigas... Aparte, qué mejor manera de hacerlo que de una forma cómica y riéndose un poquito de lo que puede parecer una tragedia en la vida de una mujer como Luz, el personaje que hago yo, que en un momento de su vida, después de estar casada durante muchísimos años con un hombre, se da cuenta de que nunca estuvo enamorada. Y que luego de que su marido la deja, descubre también que nunca ha hecho nada en su vida que realmente la llene y que no ha cumplido sus verdaderos sueños... Esto la lleva a pasar una serie de cosas y, entre tanto, conoce a Javi (Juanpa Zurita), a quien le pide que se haga pasar por su hijo durante un día. Al final, todo les sale mal porque terminan enamorados.
¿Buscaban dar un mensaje de empoderamiento femenino?
La película habla de muchos temas, pero principalmente de qué le pasa a una mujer que se enamora de un hombre mucho menor que ella y viceversa. También ver cómo la gente toma este tema, qué quiere decir de ella y de él, aunque la premisa es simplemente reírse de esta situación.
Mucha gente te recuerda como una niña, ¿te costó trabajo aceptar un papel de mujer madura?
¡Yo también me veo chiquita y me sigo sintiendo chiquita! (ríe)... Hace poco vi a una mujer como de 80 y tantos años a la que le preguntaron: ‘¿Bueno, y tú de cuántos años te sientes?’. Ella dijo: ‘La verdad, como de 40 y tantos’, aunque sus nietos no le creían... Pero yo coincido completamente con ella en que todo se resume a cómo te sientes. Creo que la edad es simplemente un número y, aunque yo sé que es una frase muy trillada, estoy plenamente convencida de que es real. Pienso que cuando vives tu vida haciendo lo que te gusta, cuando aceptas todas las cosas que vienen con la edad, para bien y para mal, y cuando abrazas esa realidad de tener más años, en cuanto a tu cuerpo se refiere, todo se vuelve mucho más fácil, pues en realidad dejas de pensar en cuántos años has cumplido.
¿Por qué tomaste la decisión de hacer más comedias últimamente?
Diría que por no complicarme la vida (bromea). Hice dos dramones el año pasado: una película que apenas se va a estrenar a principios del próximo año y la ópera prima de Diego del Río (Todo el silencio, recién presentada en el Festival Internacional de Cine de Varsovia). Y es que cuando me meto en el rodaje de un drama es todo a lo que me dedico durante seis semanas y, honestamente, me desgasto demasiado. Soy una actriz muy vivencial, que siente mucho en el set, no porque me cueste trabajo salir del personaje o porque me confunda, pero sí es un proceso desgastante pues tengo que revivir muchas cosas. Todo eso me demanda demasiado, y mis hijos están chiquitos (Bárbara y Sebastián, de seis años). Ahora haciendo comedia me divierto muchísimo. Llego al rodaje, trabajo, me río y, cuando salgo, la vida se me hace mucho más ligera.
Hablando expresamente de la anécdota de la cinta, ¿alguna vez te pasó que alguien más joven o algún compañerito de tu hijo se enamorara de ti?
Si le preguntas a Nicolás (su hijo mayor, producto del matrimonio con el actor Plutarco Haza), yo creo que sí, y tengo una anécdota muy curiosa… A ver, a Nico yo le llevo 20 años. Él tendría unos 13 y yo unos 33, cuando un día había invitado a tres de sus amigos a dormir en la casa… En la mañana, a mí se me ocurrió ¬–como siempre– salir en pijama y hacerles el desayuno; entonces llegan los cuatro niños y cuando él me ve sin brasier me dice: ‘¡Mamá, métete a tu cuarto! Por favor no me hagas esto, es la última vez que sales en pijama enfrente de mis amigos’... Mi marido Emiliano (Salinas Occelli, con quien lleva 10 años casada), me decía: ‘Pues claro, ¿cómo se te ocurrió?’. Y es de esas cosas en las que uno no piensa, aunque a partir de eso me hice muy consciente de la situación, porque obviamente sus amigos lo bulleaban muchísimo; me imagino que lo siguen haciendo, pero ya no se deja tanto porque ya no es un niño, aunque seguro él se los podrá contar mejor que yo.