Las cosas ya no son como antes”, comenta Ludwika Paleta sentada en un sillón de la sala de cine VIP de Plaza Carso. Son las 12 del día y todavía hay palomitas en el piso del día anterior. El espacio contrasta con el look de la actriz, que estuvo delicadamente planeado para su sesión de fotos.
Ludwika asegura que ha visto más cambios en estos últimos 10 años que en sus primeros 30 años de vida. Y es que movimientos como #MeToo trastocaron desde la industria del cine hasta las dinámicas sociales. Desde su punto de vista, las cosas ya no son como antes, el trato es distinto y las posibilidades son otras: hay un trato más respetuoso y equitativo pues se están ofreciendo más papeles protagónicos para mujeres.“No es casualidad que estén apareciendo proyectos como The Morning Show justo ahora”, puntualiza.
Esta serie, protagonizada por Reese Witherspoon y Jennifer Aniston, explora los desafíos particulares que enfrentan las mujeres en la televisión. “Pareciera que todo está a punto de desbordarse. Justo por eso creo también que hace falta contención”, agrega. Hoy, Ludwika siente que es necesario abrir el diálogo para desmenuzar poco a poco el problema de la desigualdad de género para que madure y otro mundo sea posible.
Las crisis no son placenteras, pero sí necesarias; implican reacomodar las cosas. El arte, para Ludwika, es el mejor espacio para analizar y romper las estructuras que hacen que una sociedad sea de una forma y no de otra. Tampoco es casualidad que justo este año se estrene Amores modernos de Matías Meyer, película que aborda las distintas formas de amar más allá del amor romántico.
El filme es un guiño hacia otras narrativas que han quedado rezagadas en algunas latitudes del mundo del cine. “Sólo se ve un cachito de esto... Me hubiera gustado que se exploraran más tipos de amor. Por ejemplo, el que puede existir entre dos mujeres”, cuenta.
Aunque fuera únicamente una probadita de algo distinto, la actriz asegura que disfrutó mucho ser parte de una historia donde nadie es realmente el protagonista. “Es como un coral, donde cada brazo es importante”.El 2020 le emociona mucho. Actualmente está trabajando en un proyecto para Netflix y, aunque no puede revelar mayores detalles, explica que ha sido una experiencia interesante porque le ha permitido vivir, de primera mano, los efectos positivos de los movimientos feministas.
En una junta con toda la producción vivió algo inédito: “Nos sentaron a todo el equipo para dar una plática sobre respeto y sexualidad. Estuvo muy bien, aunque de repente creo que es demasiado”. La actriz teme que en un futuro cualquier interacción sexual tenga que estar firmada y acordada por escrito.
El año pasado, mientras filmaba Rubirosa –película que retrata la historia de Porfirio Rubirosa, diplomático,militar y deportista dominicano en la década de los años treinta–, le tocó grabar una escena en la cama donde cada movimiento parecía una coreografía perfectamente curada que no dejaba espacio para la improvisación. “Creo que no hay forma de no excederse en la ficción. Pero el miedo que ahora sienten algunos hombres de hacer algo que moleste a las mujeres también se ha convertido en un problema que limita bastante ese espacio creativo”, asegura. Para superar esta crisis positiva se necesita de respeto y flexibilidad.
Más allá de todas estas situaciones actuales, Ludwika hace un análisis de su trayectoria profesional y de su vida personal y asegura que ha llegado a la conclusión de que lo más preciado que tiene es el tiempo presente. “No hay nada más importante que disfrutar el momento, y no hay que dejarse seducir por las recompensas inmediatas”, explica.