Lucrecia Martínez apuesta todo a la promoción del arte y la cultura

PERSONAJES

La promotora cultural ha puesto todo su empeño en hacer realidad diversos proyectos encaminados a llevar el arte a su comunidad.

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Lucrecia Martínez nos habla de su pasión por la difusión cultural (Fotos: Armando Aragón)

Lucrecia Martínez de Santibáñez es la cuarta generación de Lucrecias en su hogar y es una mujer fuerte y aguerrida desde su nacimiento, que ocurrió en la capital de Durango el 22 de julio de 1951, día en que sobrevivió de milagro, ya que el cordón umbilical le rodeaba el cuello y la estaba asfixiando. 

A los cinco años de edad se mudó a Torreón junto a su familia y estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Coahuila, una maestría en la Ibero, un posgrado en Derecho del Trabajo, además fue postulante de la Maestría en Negocios Internacionales.

En 1973, se casó con el arquitecto Ricardo Santibáñez Cepeda, con quien formó una familia de tres hijas: Lucrecia Margarita, Lorena y Carmen Lucía, quienes les han dado 11 nietos.

‘Quecha’, como la conocen sus amigos, es aficionada a la lectura y le encanta cocinar, ver gente, las reuniones, las fiestas, jugar canasta, viajar y pasar tiempo con su familia. Además, es una ferviente impulsora del arte y la cultura.

Mujer de negocios

Lucrecia Martínez incursionó como empresaria con una marca de ropa.

Lucrecia incursionó en los negocios junto a su mamá y su hermano Carlos con Casa Aries, una tienda de artículos de piel; luego se asoció a otra persona para fundar el taller de ropa marca CLASS con la que llegaron a maquilar para reconocidos empresarios.

Destaca que: “Ahí fue donde me topé por primera vez con un mundo de hombres, pues no había manera que soltaran algún dato o información que nos orientara en cómo maquilar para exportar, ni siquiera un proveedor pequeño, nada de nada. A pesar de eso, nos fue muy bien en ese negocio. Sin embargo, por el trabajo de mi esposo, tuve que pasar largas temporadas en Cancún y me vi en la necesidad de vender la fábrica”.

En cuanto a su vida de casada, de mamá y empresaria, Quecha asegura que realmente en su caso es difícil decir que se compaginaban, ya que simplemente es más trabajo: “Te tienes que hacer multitasking. Hubo un tiempo que trabajaba en el Juzgado de Distrito y daba clases de Textos Políticos y de Gobierno en la prepa del Tec de Monterrey y de verdad fue muy pesado. Dedicarse a acciones, ya sea de trabajo, negocio o de causa social es algo para lo que se tiene que tener verdadera vocación y no es eso que dicen “lo hace porque le gusta”; no, se hace porque tienes vocación o ideales, que es muy diferente”, recalca.

Pasión por la cultura

La promotora cultural puso todo su empeño en fundar la Camerata de Coahuila.

Lucrecia asegura que todo en la vida es resultado de las circunstancias, por lo que su asociación con la cultura fue casual, ya que la oficina de su esposo se encontraba frente al Teatro Isauro Martínez y ahí entabló una gran amistad con quien era entonces la directora del recinto: “En ese momento y sin realmente pertenecer a la cultura, decidí llevar a cabo un viejo sueño que tenía, el de formar una orquesta de música clásica profesional aquí en la ciudad”, relata.

Inquieta y motivada por su sueño, Quecha procedió a darle forma a su llamado “sueño ideal” e invitó a varias personas que podrían interesarse en participar de este proyecto. Para su sorpresa, la mitad de las invitadas dijeron que no, tal vez pensando que este sueño estaba totalmente fuera de la razón.

No obstante, ella comenzó a realizar su proyecto cuando se inauguró la primera temporada de Camerata, aunque sólo había tres músicos contratados de planta y el resto se concertaron específicamente para ese evento: “Recuerdo que para esa ocasión se trajo una orquesta de esas que se llaman hueseras y al coro de Monterrey. La inauguración se hizo con la Misa de Coronación de Mozart. Ya la temporada se inició con 23 músicos, es por eso que se le puso Camerata, pues es la forma en que se les llamaba a las orquestas que tocaban dentro de las cámaras palaciegas de la época de Mozart, Bach, Hyden, Vivaldi, etcétera”, señala.

Revela que los inicios de la orquesta fueron muy difíciles: “Se trabajó, se luchó, se aguantó un piano, pero sobrevivió y ahí está la Camerata de Coahuila que, al día de hoy, es una de la principales orquestas de México”.

“Reconozco la participación del maestro Ramón Shade, su director, pues definitivamente fue un acierto su contratación, la cual se hizo antes de tener la orquesta, pero sus conocimientos del tema en la conformación de la misma fueron de muchísima ayuda”, abunda.

Quecha confiesa que para iniciar un proyecto como el de Camerata se necesita juventud, todo el ánimo, la voluntad, los ideales y una ingenuidad apabullante, indispensable para esos retos.

Posteriormente, la empresaria fue invitada a participar dentro del Gobierno del Estado como representante del ICOCULT en la Región Lagunera, institución que se estableció en la casa de Colón y Juárez, la cual se arregló, se adaptó y a los pocos meses ya estaba trabajando a todo vapor. Ahí, Quecha fundó el taller de grabado El Chanate con la ayuda de Arturo Rivera, que había venido a dar un taller, y Miguel Canseco, que era su grabador y aceptó quedarse indefinidamente. Recuerda que el primer tórculo lo compró de su bolsa para seguir adelante, pero afirma que su vocación estaba con la Camerata.

“En ese tiempo, Torreón, gracias a Sonia Salúm que trabajaba en Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, tuvo los mejores conferencistas y talleristas de su historia, además les envió becas del Conaculta a artistas como Arturo Rivera, lo que fue un verdadero acontecimiento, considerando que la mayoría de los que vinieron eran grandes de los grandes y ya no están”, comparte.

Antes de ocupar su cargo en el ICOCULT, Lucrecia desempeñó un puesto dentro del gobierno de Enrique Martínez y todavía con Rogelio Montemayor en la gubernatura, surgió un proyecto increíble: la remodelación del Museo Regional de La Laguna. Ahí trabajó junto a Josie Reynoard de Iriarte y Alicia Gómez de Villarreal, que eran presidente y secretaria integrantes de Adopta Una Obra de Arte.

“Fue una obra muy importante, ya que se contaba con la colección de Don Licio Lagos que, por alguna extraña razón, estaba embodegada y cuando volvieron a remodelar el museo, la directora la volvió a embodegar, razón por la cual la hija de don Licio la quería recoger”, relata Lucrecia.

La promotora cultural afirma que se hizo toda una transformación del museo y se abrió la Sala Licio Lagos con todas las piezas precolombinas: “Se gestaron 12 o 15 subastas que hicimos juntos Camerata y Adopte una Obra de Arte, porque ambos proyectos requerían recursos y gracias a eso por primera vez hubo en Torreón una oferta de obras de arte jamás vistas. Nunca ganamos mucho, aunque tuvimos apoyo de varias empresas y pese a que tenía un patronato inicial después del primer año, éste nunca más fue convocado”, añade.

Sueño largamente acariciado

La lagunera por adopción revela sus nuevos planes y proyectos.

Lucrecia menciona que ya trabajando en el ICOCULT comenzó a picar piedra con el Teatro Nazas, que entonces estaba abandonado, para ver la posibilidad de que ahí fuera la sede de la Camerata. Fue así que con la ayuda de Roberto Reyna, director de Bancomer en México, se obtuvo el apoyo del entonces gobernador de Coahuila, y se logró por algunos años ser sede, después se otorgó en comodato al titular del patronato y ya no fue la sede.

Posteriormente, Quecha comenzó a ayudar a Licha Villarreal con la parte cultural del Consejo del Tecnológico de Monterrey y pusieron en marcha el programa De cara al 2000, con el que armaron la primera Muestra de Cine Francés junto a la Alianza Francesa y con el apoyo de los ya desaparecidos cines Comarca 2000 de Vicky Haro, quien se los prestaba sin pedir nada a cambio. En esa ocasión, se realizó la innovación de vender abonos que incluían todas las películas. Más adelante se hizo la muestra con la participación de varios países y se trajo a personalidades de la talla de Carlos Fuentes, Enrique Krauze y Gaby Vargas.

Fundar una escuela de música siempre estuvo en la mente del Patronato de la Camerata y se hicieron varios intentos por lograrlo, pero no fue posible, ya que implican un alto gasto por las clases individuales; luego la situación de la Camerata se complicó, así que salvar la orquesta se había convertido en la única prioridad.

El Instituto de Música (INMUS) inició con el esfuerzo de uno de los músicos integrantes de la Camerata, quien tocaba la trompeta y Lucrecia sólo participaba dándole su apoyo. Luego, ella rentó una propiedad para establecer ahí la escuela y se logró crear la carrera de Técnico Instrumentista

Posteriormente, les prestaron varios salones de la UAdeC: “Más adelante, con el apoyo del Gobernador Miguel Ángel Riquelme, se nos dio la oportunidad de cambiarnos al que había sido el Centro Comunitario Pilar Rioja, que estaba en total abandono y que se puso en funcionamiento de nuevo con mucho esfuerzo, gracias al apoyo de varias queridas amigas y del Municipio que, quiero decirlo, siempre ha sido constante en las diferentes administraciones”, recalca la promotora cultural.

Lucrecia señala que la tarea de fomentar la música clásica en los niños y jóvenes es importante, porque al educar al niño en esta disciplina se educa a toda la familia, pues al mismo tiempo se aprende historia de las diferentes épocas de la música, de los músicos, que de los países e implica muchísima dedicación de parte de los alumnos y de los padres: “Ha sido un camino complicado, pero ¿qué es fácil de lograr y que permanezca a través de los años? Luchar por mejorar nuestra comunidad es una tarea de siempre y las satisfacciones compensan los malos ratos. Pero si no se crean instituciones que sostengan estos esfuerzos, se pierden fácilmente”.

Igualmente, considera un gran acierto para el funcionamiento del INMUS el haber designado al maestro Ethan Eager como director y a Ioseb Gamilagdishvili como subdirector, pues son personas de gran dedicación y talento.

En cuanto a sus planes para el Instituto de Música, quien fuera vicepresidenta del patronato de la Camerata de Coahuila revela que como el espacio es amplio y en la mañana sólo van jóvenes que desean practicar su instrumento, tienen planeado que el maestro Ramón Shade dicte una clase de conocimiento e historia de la música dirigida a todo tipo de público y, más adelante, formar uno o varios clubes de lectura, pues el espacio es de todos y para todos.

Pero Lucrecia es una mujer imparable, así que su siguiente proyecto es el rescate y remodelación del Teatro Salvador Novo: “Esa ha sido una tarea más complicada, porque el recinto se encontraba en un estado de suciedad y abandono total, por lo que igual se contrataron camiones para sacar la enorme cantidad de basura y deshechos, se cambiaron baños, arreglaron el foro, piernas, toda la electricidad, el foyer, las luces, se repuso el sonido, se tapizaron las 200 butacas, alfombras, pintura, etcétera. Todo se logró de igual forma, con el esfuerzo de todas y con la ayuda de algunos donadores. Digamos que estamos a un 80 por ciento de que quede mejor que nunca”.

En este teatro ensaya la Camerata de Coahuila, la Orquesta Juvenil, se tiene el archivo de la Camerata, así como la oficina de Publicidad y Relaciones Públicas: “Todo eso por la razón de que los teatros o les cobran un mundo o les cierran sus espacios. Desde luego que se abrirá el espacio para los jóvenes que hagan teatro y también se llevarán a cabo conciertos cada quince días, por lo pronto”, aporta.

Entre los planes a futuro de Quecha como promotora cultural está: “Terminar lo que estamos empezando, lograr certeza jurídica en el lugar que estamos por ahora establecidos, construir un teatro al lado del INMUS para que sea la casa permanente de la Camerata de Coahuila, hacer la ampliación del edificio del Instituto y establecer ahí licenciaturas en varias de las disciplinas relacionadas con la música y crear una sala de grabación”.

Finalmente, la lagunera por adopción sostiene que planea dedicarle más tiempo a su familia: “Siempre que me necesiten ahí estaré, pero al ocupar mi tiempo no les estoy llamando por teléfono a cada momento, ni metiéndome en sus vidas, porque soy una convencida de que los hijos tienen sus propios planes y su propia vida. No hay que ser para ellos nunca una carga u obligación, para que el compartir su tiempo con nosotros sea porque quieren; además, al estar ocupada todo el tiempo, siempre habrá tema de conversación y libertad para ellos”, concluye.

Créditos:

FOTOS: ARMANDO ARAGÓN @ARMANDOARAGON

H&M: WALDO PAREDES SALÓN @WALDOPAREDES_SALON




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