Constancia, pasión y disciplina son algunas cualidades que podrían definir el camino de Kate del Castillo, quien, con más de cuatro décadas entregada a la actuación, se ha consolidado como una de las protagonistas favoritas entre el público.
Desde sus inicios en telenovelas y hasta su llegada a las plataformas de streaming, donde ha arrasado con series como Ingobernable o La Reina del Sur, se ha caracterizado por dar vida a mujeres fuertes, independientes, dispuestas a romper las reglas... Todas muy parecidas a como es Kate en la vida real, y por supuesto, su nuevo proyecto no podía ser la excepción.
Se trata de Volver a caer, una adaptación contemporánea de la novela clásica Anna Karenina, ahora convertida en una miniserie donde la actriz interpreta el rol principal y, además, se estrena como productora ejecutiva.
“Tanto para mí, como para el equipo de Cholawood Productions (la compañía que estableció en Los Ángeles), ha sido todo un reto tomar esta historia, que sea nuestro primer proyecto grande y, por supuesto, traer a la actualidad a un personaje así... Desde que leí el libro quedé sorprendida con la manera magistral de escribir de Tolstoi, pero ahora también me sorprende la forma en cómo el equipo de Almudena Ocaña y Aurora Gracià Tortosa le han dado modernidad a una obra que ya tiene 145 años de haber sido escrita”, dice.
Hoy existen redes sociales, pero son usadas también como herramientas para bulear y decir cosas que afectan la vida de las personas, sobre todo cuando se trata de una figura pública, como es el caso de Anna Karenina o de Anna Montes de Oca, ahora en la serie. Y es muy interesante la adaptación que hicimos, porque habla de cómo hemos avanzado retrocedido como sociedad, y nos hace reflexionar”.
Sobre su faceta como productora, Kate asegura que obedece a la falta de propuestas interesantes que la reten como profesional. “Sigo siendo una actriz latina viviendo en Estados Unidos, que trata de conseguir personajes más notorios para no ser el estereotipo que tienen acá. Porque Hollywood es muy así: a las actrices latinas nos sexualizan o ven como un objeto, seguimos con los mismos roles de la prostituta, la que limpia la casa, la nana...
Y aunque con la llegada de las plataformas se está poniendo mejor la cosa, todo va muy lento, así que yo no me voy a quedar sentada esperando a que lleguen los personajes que quiero hacer, porque definitivamente esos otros no los voy a hacer. Por más películas hollywoodenses que me ofrezcan, gracias, pero no gracias. Prefiero buscar mis propias cosas y seguir generando proyectos congruentes conmigo misma”.
Inalcanzable y carísima
Sin embargo, no quiere centrar el trabajo de su compañía productora en el público latino. “Queremos hacer productos entretenidos que sean aptos para todo el mundo. No porque sea latina me voy a enfocar en este tipo de historias, al contrario, mis socias (la ejecutiva Carmen Cervantes y la periodista Jessica Maldonado) y yo queremos ser más ambiciosas y hacer de todo: realities, series, documentales, ficción... Lo importante es demostrar que los latinos podemos interpretar todo tipo de personajes y no autosegregarnos, porque eso nos cierra espacios”.
Lo único que lamenta es que, aunque le ofrecen rodar varias películas, ninguna propuesta provenga de su propio país. “He hecho cine mexicano, pero muy poco. No sé si es porque me siguen considerando una actriz de telenovela o porque ven que vivo en Los Ángeles y piensan que siempre estoy ocupada, que soy inalcanzable o soy carísima. Pero nada de eso, siempre voy a querer regresar a trabajar en mi tierra, y más en proyectos de cine, porque me parece increíble el momento que está pasando la cinematografía de nuestro país...
No soy tan cara y a lo mejor es un trauma personal que tengo (risas), pero cuando yo hacía telenovelas, estaba tan peleado el cine con la televisión, que nunca se dio ninguna oferta, me veían como si yo perteneciera a otro mundo, y entonces me tuve que salir de mi país para tener mejores oportunidades... ¡Y vaya que así sucedió!”, dice.
Entre sus planes a corto plazo está el estreno de un par de proyectos en plataformas y dos documentales producidos por ella, uno basado en la trayectoria de su padre, el actor Eric del Castillo, y otro realizado junto a la escritora Lydia Cacho.
Siempre rodeada de polémica, asegura que eso es algo fortuito a lo que ya está acostumbrada. “Yo no hago las cosas pensando en ser una rebelde o estar en boca de todos; son las circunstancias las que te van empujando. Sí tengo un carácter fuerte para muchos, pero soy abierta, no tengo poses y nunca he escondido lo que siento ni cómo soy.
Menos ahora porque, mientras más crece uno y madura, menos te callas las cosas que no te gustan... Claro que uno va escogiendo sus batallas, pero pienso que nunca dejaré de luchar por lo que quiero y de necear por las cosas que yo creo que son justas. Porque para mí lo más importante es la congruencia y la justicia”, explica.
En contraste con la atormentada Anna Karenina, Kate asegura no haber llegado nunca al límite y se siente orgullosa de sus decisiones. “He vivido momentos muy duros, muy bajos, tristes y desoladores, pero también siempre sé que hay algo dentro de mí que me saca a flote y exteriormente, aunque en esos momentos quizá no lo vea, muchas cosas que llenan de luz mi vida...
Nunca me he sentido totalmente vacía y, gracias a Dios, nunca he experimentado una desolación tan grande como para querer quitarme la vida. En lo que sí estoy totalmente de acuerdo con Anna es en esa entrega absoluta, porque a eso venimos todos a este mundo, a darlo todo por amor, porque si no es así, ¿qué caso tiene?”.
Fotografía: Vix+ y cortesía