Esa es Kate del Castillo. Una mujer que, como bien me dice ella, “no se anda con poses”. Tal vez sea ese uno de sus mayores atractivos, junto con el porqué, cada que habla, la gente la escucha.
La escucharon cuando publicó aquella carta en 2012 sobre por qué confiaba más en un narcotraficante que en el pro pio gobierno, cuando dio sus primeras declaraciones tras aquel mediático encuentro con el Chapo Guzmán, cuando lanzó el documental sobre ese evento y, prácticamente, cuando habla de cualquier cosa. Nunca ha sido una mujer que tema hablar y, hasta la fecha, se mantiene así.
Sin duda, su regreso como el entrañable personaje de Teresa Mendoza en La Reina del Sur, tras cuatro años de ausencia, ha generado mucha expectativa en redes sociales.
Sus fans, por todo el mundo, tanto en redes sociales como si se la encuentran en la calle o la ven en otra producción, no paran de relacionarla con esta protagonista y llamarla “La Reina”, aunque Kate no esté tan segura de querer esa relación.
“Yo no soy la Reina del Sur, es un personaje que he hecho y que ha tenido un éxito apabullante, pero yo no quiero ser esa pobre mujer tan fallida, ni estarme escondiendo ni sintiendo que me pueden matar en cualquier momento. Me quedo con lo bueno y lo positivo de ella que es esa resiliencia. La he querido también hacer un personaje que no es fuerte a lo tonto, sino una mujer tridimensional, que es fuerte porque también es vulnerable y eso es lo que hace que la gente la quiera, porque es la antiheroína. Por eso mismo también se identifican con ella, justo porque no es perfecta, está llena de errores y aún así sale adelante”, me dice.
Es esa fuerza y esa vulnerabilidad, esa dualidad de energías la que conjunta la actriz en esta etapa de su vida y por la que se siente mejor que nunca. Hay mucha Kate para rato, de eso no le cabe duda... ni a mí.
La gente te relaciona con Teresa Mendoza porque comparten carácter, fuerza y el ser guerreras. ¿Cómo te sientes con ello?
Feliz y muy contenta. Soy una mujer que toca todo lo que acabas de mencionar y que, sin embargo, también tiene esa parte de Teresa súper vulnerable. También tiene el corazón muy roto y muy vacío, pero no deja de amar como lo hace una madre y como lo hace una mujer en todos los sentidos. Así me siento yo.
La gente te escucha y respeta lo que dices, ¿sientes una responsabilidad con lo que dices?
Creo que todos los que tenemos voz y voto tenemos responsabilidad de todo lo que sale de nuestra boca. Ahora también es muy válido que uno diga lo que piensa porque eso creo que es parte de lo que me hace ser honesta. Hablar de frente, hablar las cosas como son... eso nunca lo voy a dejar de hacer porque nunca he sido una mujer que se ande con poses, ni lo seré.
Teresa Mendoza es un personaje que no existía para la mujer en ese entonces. ¿Dirías que en cuestión de representación se ha vuelto mejor el panorama para las mujeres?
Sí, se ha vuelto mejor, pero estamos en pañales, todavía falta muchísimo. Faltan más personajes que tengan que ver con mujeres inteligentes, con mujeres que no nada más están sufriendo, que son tontas y lo único que les importa es el look. En el caso de Teresa Mendoza no se trata de un personaje sexualizado en lo más mínimo, no; es un personaje inteligente y lo que importa de él es su manera de sobrevivir, y también su cerebro. Aunque ya hay mejores personajes femeninos, todavía nos falta mucho.
¿Qué proceso creativo estás viviendo en este momento?
¡El mejor! Ahorita estoy produciendo, estoy escribiendo otra vez y quiero dirigir pronto. Me siento ya con muchas ganas de hacer otras cosas que yo no me sentía segura de hacer y creo que van a venir muy pronto.
Ya tienes más de 30 años de carrera artística, desde Muchachitas, ¿qué momento dirías que estás viviendo ahora?
Tal vez siempre digo que es el mejor, pero no... ¡ahorita es el mejor! Porque estoy ya muy tranquila, tengo la fortuna de poder decidir qué personajes hacer y cuáles no. La gente me escucha y me respeta; si me llaman como actriz, escuchan lo que yo tengo que decir. Como productora también estoy haciendo las cosas que quiero y ya no por dinero. Eso también te da otro tipo de poder y otra posición para elegir tus proyectos y tener una voz. Eso es muy atractivo para mí.
Podemos decir, al ver tu trayectoria artística, que eres la protagonista empoderada que sale adelante. ¿Por qué dirías que ha sido de esta manera?
Si he sido así es porque soy mujer y creo que todas las mujeres somos y traemos eso. Si se nos ponen cosas enfrente las vamos a sortear por que así nos han enseñado, porque así hemos crecido y porque así nos ha tocado vivir. Por el simple hecho de ser mujeres. Creo que todo esto, mientras uno sea congruente con uno mismo, que no es nada fácil, si nos mantenemos lo más cercano a lo real y no nos olvidamos de quiénes somos, creo que se puede lograr.
Tras tanto tiempo fuera trabajando y viviendo, te ha hecho feliz regresar a México con The Beautiful Lie?
Estuve encantada, pero es una de las cosas que me tengo que provocar yo como productora, porque a mí no me han hablado para trabajar en México desde hace muchísimos años. Así que ahí voy yo de necia y estoy feliz de trabajar en mi país y en la ciudad que me vio crecer.
Creaste Cholawood Productions con puras mujeres, ¿cómo ha sido la experiencia?
Sí, con mujeres que estamos en la industria desde hace mucho tiempo y justo porque no estaba yo recibiendo los personajes que quería... así que ahí viene la resiliencia: el tomar el toro por los cuernos y empoderarte. No me voy a quedar sentada y de brazos cruzados esperando a que me lleguen los personajes que quiero, los voy a provocar yo, y quiero que mi productora haga todo tipo de proyectos, así sea producir cosas en las que yo no actúe.
Kate, unas semanas de cumplir 50 años, ¿qué buscas y deseas para esta siguiente década?
¡Uf! Me siento la verdad muy orgullosa. De pronto también digo: ‘¡¿En qué momento voy a cumplir 50 años?!’ Se me ha ido la vida rapidísimo, me faltan muchas cosas por hacer y tengo mucha energía. No me siento de la edad que tengo, y no nada más físicamente. Me siento muy fuerte, muy sana, pero tengo que voltear para atrás también para apapacharme y decir: “Mira también ya todo lo que logré”, en lugar de nada más decir todo lo que me falta. Y esto también me lo digo todos los días: vivir día a día... ya a mi edad, bueno desde antes de verdad ya me daba igual lo que pensara la gente y lo que dijeran. Soy muy feliz, estoy cómoda en mi piel y siendo quien soy, y lo que no, lo trato de arreglar y enfrentar. Así que estoy muy contenta y muy orgullosa de cumplir 50 añotes.