Juan Pablo Fuentes, un talento mexicano en ascenso

Personajes

El actor, de apenas 21 años, sorprende en la película de Netflix y se posiciona como uno de los talentos emergentes más prometedores.

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Juan Pablo Fuentes dio vida a Lucas en la película Príncipes Salvajes. (Fotos: Alberto Hidalgo)

Juan Pablo Fuentes podría ser considerado un talento emergente en el mundo de la actuación, pues, con solo 21 años de edad y pocos proyectos en su carrera, ha logrado cautivar al público gracias a su frescura y naturalidad innata frente a las cámaras.

A pesar de no haber tenido una formación actoral académica, la enorme facilidad que posee para interpretar a personajes complejos ha sido asombrosa, demostrando así que el verdadero talento no siempre requiere de años de estudio, sino de una conexión genuina con el oficio de contar historias.

Claro ejemplo es la película Príncipes salvajes, uno de los estrenos más recientes y exitosos de Netflix, donde Juan Pablo interpreta a un joven de clase alta, lleno de privilegios, pero también de conflictos y contrastes.

Sobre esta experiencia, Juan Pablo nos compartió: “No siempre te llega un proyecto así ni un personaje así, tan lleno de matices. Y justo traté de no ponerle tantas etiquetas porque no iba a llegar a nada, aunque me apoyé mucho de una psicóloga para también poder nombrar estas cosas que le pasan a Javier y entender un poco su forma de pensar, sus historias y cómo funciona su cabeza.

Y agrega: Tocábamos temas como los mentirosos compulsivos, la psicopatía y la sociopatía, con el fin de empaparme de todo eso y tener un poco más de conocimiento... Eso es algo muy lindo de nuestra carrera, que siempre nos lleva a retos diferentes para poder dar vida a distintos personajes, aunque todo esté dentro de ti. Si yo te dijera que no soy Javier, te estaría mintiendo. Obviamente yo no me comporto como él, mis historias no son las mismas, no pensaría en mi hermana como lo hace él, pero eso tiene que suceder con los actores. Hay que identificarnos dentro de ellos, sin juzgarlos, para poder representarlos”, comenta.

Juan Pablo comenzó su carrera a los 18 años y ha participado en proyectos como Isla Brava, Cecilia, Pacto de silencio y Bandidos.

En la trama, temas como la disparidad entre clases y las consecuencias de una vida de excesos, así como la falta de límites, hacen de esta cinta un ejercicio de honestidad absoluta sobre los problemas que aquejan a la juventud y la sociedad en general.

“Más que dar un mensaje, creo que esta película genera un diálogo. Cuando leí el guion la primera vez, me quedó una sensación muy extraña. Como si acabara de ver un filme de terror, pues a mí me da más miedo ver a lo que pueden llegar los deseos y la mente de una persona que crece sin límites, sin una imagen de autoridad y sin amor, a ver a un monstruo o un demonio. Esto es el verdadero terror, porque es una realidad que no está lejos. Son situaciones que ocurren más de lo que creemos, así que es necesario hacer conciencia de que esto existe, que sucede en pleno 2024, y que no lo podemos ignorar”, afirma.

Explorando el lado artístico

En Príncipes salvajes, dirigida por Humberto Hinojosa, Juan Pablo comparte créditos con Fernando Cattori, Ximena Lamadrid, Renata Manterola y Poncho Herrera. La participación de este último hizo más especial el proyecto por una razón: 

“Mari, una mujer que trabajó en la casa de mi familia, estuvo muchos años conmigo e incluso fue como una madre. Fue la primera persona con la que exploré todo este lado artístico, pues jugaba con ella a hacer obras de teatro, shootings, canciones, películas y shows. Le robábamos el vestuario a mi mamá y nos disfrazábamos... Justo hace poco me llamaron por teléfono para decirme que había fallecido y recordé cuando me decía que su actor favorito era Poncho Herrera... Nunca pude contarle que colaboré con él en esta historia. Entonces, Príncipes salvajes tiene muchos hilos que me ponen muy sensible y, por supuesto, le dedico a Mari todo este trabajo”, relata.

Precisamente sobre sus inicios Juan Pablo admite que, aunque no ha estudiado actuación, es una pasión que lo ha acompañado toda la vida.

“Fue muy loco, porque desde muy chico me di cuenta de que no existía algo como la no ficción. Por ejemplo, si veía una película, grababa algunas escenas y me aprendía diálogos. Entonces, si luego me peleaba con mi primo o con mi hermano, usaba los textos que había memorizado y los metía a mi realidad. Era como crear un personaje, pero conforme fui creciendo, descubrí que todo el mundo también estaba actuando... A veces nos toca ser este personaje en la escuela o en el trabajo, este otro con tus padres o tu pareja. En general, entendí que todos llevamos una suerte de lentes con las que vemos el mundo de distintas formas y usamos máscaras dependiendo de la situación”, asegura.

El actor actualmente rueda una película en España y pronto estrenará la segunda temporada de la serie Bandidos, en Netflix. (Fotos: Alberto Hidalgo)

Así se dio cuenta de que no hay un día específico en el que haya comenzado a actuar, sino que llevaba toda su vida haciéndolo. 

“Todavía me estoy descubriendo y entiendo que todos somos cambio, pero hoy, que tengo más conciencia, podría decir que disfruto tanto la vida y me gusta tanto sentir, que estoy más enamorado que nunca de esta profesión. Porque me hace darle un sentido a todo y comprender que no me basta solo con mi propia historia, mi propio dolor o mi propia felicidad. Quiero experimentar también la de todos esos personajes que puedo llegar a interpretar”, agrega.

Lo importante es conectar

En los últimos tres años, a Juan Pablo lo hemos visto en una decena de proyectos, como las cintas Sobreviviendo mis XV y A todas partes, o series como Isla Brava, Cecilia, Pacto de silencio y Bandidos. Y aunque su popularidad va in crescendo, asegura que la fama no es una de sus prioridades.

“Recuerdo que un día estaba saliendo de un llamado nocturno, algo cansado y sensible, y de pronto comprendí qué es lo que verdaderamente importa... Siento que no debemos, en general, preocuparnos por la respuesta que vaya a tener cierto proyecto. A veces le damos mucho peso al éxito o a la respuesta que tengamos en redes, con los números o los comentarios, pero eso es muy efímero. Todo eso pasa y se va... Yo me quedo con mirar al director a los ojos y conectar para contar una historia. Cuando mi corazón se acelera, antes de que dicen ‘¡Acción!’, eso sí me lo quedo y me acompaña. Lo demás no lo va a hacer”, expresa.

Y añade: “Pienso que hay que disfrutar el proceso, pues eso soy yo también. Al final, no te vas a quedar con nada. Lo importante son esos nervios, esas ganas de ir a grabar y la emoción de los preparativos para jugar a ser otra persona. Pensar de una manera en la que no lo haces habitualmente es muy divertido y es lo que me llevo en el corazón con cada proyecto”.


Fotos: Alberto Hidalgo

Grooming: Itzel Pacheco

Styling: Tino Portillo




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