El periodista Jorge Ramos vuelca su lado más personal en su libro Así veo las cosas para mostrar su trayectoria no solo profesional, sino personal.
Su familia, sus amores, su temor a la muerte, su agnosticismo, su complicada relación con su padre y la inspiradora rebeldía de su madre que lo inspiró a perseguir su carrera.
En entrevista, Jorge nos cuenta de esta nueva edición con la que suma un libro más a su también carrera como escritor.
Escogiste solo cien columnas de las que has escrito a lo largo de 38 años de carrera, ¿porqué incluiste la que hiciste sobre Sandra Cisneros?
Porque creo que Sandra Cisneros es lo opuesto a lo que yo hice. Nací en México y me fui a vivir a Estados Unidos, pero Sandra Cisneros, después de probar en varios lugares, en San Antonio y en Chicago, decide venirse a vivir a San Miguel de Allende. Ella me cuenta una anécdota durísima. Dice que ella tenía miedo de que si se quedaba a vivir en Estados Unidos, un día la iban a encontrar muerta y que sus gatos y perros se la iban a estar comiendo. En cambio, en San Miguel, dice que nadie la deja sola nunca, que todo el tiempo le están tocando la puerta, que siempre saben cómo está y que siempre se siente totalmente acompañada. Creo que somos ese contraste, yo viviendo en Estados Unidos y ella estadounidense viviendo en México.
Mencionas también en una de tus columnas en el libro que el periodismo te dio la oportunidad de cuestionar a la autoridad y de resolver un conflicto interno. ¿Cuál es ese conflicto?
Vengo de haber crecido en un país muy autoritario con un padre que también era así, que prácticamente nunca jugó conmigo y además estudié en una escuela donde la autoridad se imponía directamente de forma vertical.Entonces, cuando tienes un padre así, en un país así y en una escuela así, lo único que te queda es revelarte la autoridad.
Y la única profesión que encontré que me iba a ayudar no era la arquitectura, ni la ingeniería, ni las leyes, como quería mi papá, sino el periodismo, con el que constantemente puedes hacer dos cosas: ser rebelde y ser joven. Esa es la maravillosa posibilidad que te da el periodismo.
“Este libro es una forma de desprendimiento, como quitarse un peso de encima en el sentido de que aquí están mis historias, ya las conté y puedo seguir en el camino.
Me he vuelto más minimalista, tengo cada vez menos cosas, casi no compro nada y me visto siempre igual. Es un poco ese agradecimiento y el mostrar que este ha sido mi camino y ahora a lo que viene.
Para el libro, el proceso fue encontrar las columnas más personales. No dejé del todo la política, pero la idea era que reflejaran más quién soy yo. Esta es quizás de las cosas más vulnerables que he hecho. Soy más este libro que el noticiero.
Aquí está el cómo he crecido, que soy más que un inmigrante y un periodista, que soy papá y soy pareja. Que mis hijos no querían un papá en la tele y que una de las cosas que más me arrepiento es que cuando murió mi padre, hace 25 años, y mi hermano Alejandro, hace un año, estaba donde no tenía que estar.
Con este libro cierro un ciclo de un periodista en un medio tradicional y estoy iniciando un ciclo de reinvención. Trabajo en la televisión desde hace 38 años y sé que esta no desaparecerá, pero estamos en una crisis que nos ha obligado a darnos cuenta que la audiencia está a nivel digital.
En esta compilación, además, encuentro muchas respuestas y me doy cuenta que después de 66 años me siento a gusto en mi propia piel. Que estoy viviendo un momento de paz, de tranquilidad, en donde sé que he hecho lo que tenía que hacer. Creo que todos tenemos el derecho y la obligación de contar nuestra propia historia y eso es lo que estoy tratando de hacer.
Sigo teniendo preguntas, sobre todo la gran pregunta de qué pasa cuando nos morimos. Esa sigue presente… pero estoy casi por darme por vencido, no sé por dónde va. Quisiera tener la fe que tienen muchos, pero no la tengo”, reveló el periodista.