Johanna Murillo y un viaje al interior femenino en ‘La liberación’

PERSONAJES

La actriz empieza el 2025 con uno de los proyectos más significativos de su carrera, en el que reflexiona sobre la era post el movimiento #MeToo.

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Johanna Murillo y un viaje al interior femenino en ‘La liberación’ (Foto: Weshootmuch)

La liberación es un proyecto interesante. Lejos de centrarse en mostrar solamente la problemática del abuso sexual hacia las mujeres en el periodo actual, utiliza la ficción para representarlo desde tiempos medievales y cómo continúa perpetuándose… incluso por medio de las mismas mujeres.

La serie, que se estrena el 17 de enero por Prime Video y que fue escrita y dirigida por Alejandra Márquez, cuenta la historia de cuatro mujeres encarnadas por Johanna Murillo, Cassandra Ciangherotti e Ilse Salas y su gemela (interpretada por Ilse misma), cuyas vidas giran en ese momento alrededor de un director de cine que ha sido acusado de acoso sexual.

Al depender ellas de él, de distintas maneras, pues una es su esposa, otra trabaja con él, una es actriz de su próximo proyecto y la otra una periodista que necesita congraciarse con él por temas laborales, la historia también aborda la sororidad femenina (o su falta) y lo compleja que puede llegar a ser cuando se ven afectados los privilegios y la comodidad.

Johanna Murillo es una de las cuatro protagonistas; una productora que descubre la acusación de la víctima e intenta persuadirla de que retire su denuncia. Una situación completamente opuesta a su realidad, pues la actriz participó en este proyecto con un objetivo muy claro.

“Aunque me gusta que cada quien tenga su propia experiencia y reflexión, la serie puede ser un detonante para revisarnos y poner en la mesa temas, recuerdos o conversaciones que nos cuesta trabajo tener”, me dice.

Johanna y las demás actrices de la serie ya habían trabajado juntas en 2018 en la película Las niñas bien, basada en el libro de Guadalupe Loaeza y que también dirigió Alejandra Márquez. Las cuatro compartían desde entonces una inquietud en común que se materializó en este proyecto.

Johanna Murillo es además productora de La liberación (Foto: Weshootmuch)

“Nosotras llevábamos mucho tiempo haciéndonos las preguntas que se ven reflejadas en la serie, fue en el momento del Me Too en la industria, y nos dimos cuenta de que son conversaciones que no estábamos viendo plasmadas en ningún lado. Buscamos que se planteen estas cuestiones y estas situaciones con este tono con el que lo estamos haciendo nosotras en nuestras conversaciones privadas. Ese fue el gran motor para esto”, explica la actriz que, además, participó como productora en La liberación.

Las situaciones de la serie pertenecen a la era del post #MeToo: personajes complejos con dinámicas y situaciones cotidianas y reales en las que tanto hombres como mujeres se pueden ver reflejados. Las mujeres aquí no solo son representadas como víctimas, sino con todos sus matices. La liberación, la que presenta la película, consiste más bien en la propia.

“Es el revisar por qué estamos paradas donde estamos y cuál es nuestra visión de las cosas. Tenemos que reflexionar sobre estas heridas que nos ha provocado el mismo sistema y qué nos ha hecho vivir como lo hacemos. Era necesario que echáramos ese vistazo hacia el pasado y hacia nuestro propio interior”, cuenta Johanna.

Hay un hilo conductor entre las protagonistas que es el miedo a quedarse sin la figura masculina, y la narradora menciona una frase muy poderosa: “El infierno que queremos tan malo puede no serlo del todo”... Lo que pasa es que pretender que las cosas siempre están bien es insostenible. Tenemos que saber que existen infiernos internos y que hay que atravesarlos. Además, es importante cuestionar lo que se nos ha planteado como concepto de lo infernal. Hay que entrarle sin miedo.

Y uno de los temas centrales de la serie es el rol de las mujeres como perpetuadoras de este mismo sistema machista…Y uno de los temas centrales de la serie es el rol de las mujeres como perpetuadoras de este mismo sistema machista…

Era justo algo que nos llamaba mucho la atención. ¿Por qué las mujeres actuamos y perpetuamos esto y cuáles son las razones que nos llevan a hacerlo? Son muchas, son complejas y son sumamente profundas. Era algo que queríamos cuestionarnos y que buscábamos entender de alguna manera. No sé si lo acabamos entendiendo, pero sí por lo menos acabamos revisando muchas cosas que nos encadenaban mental y simbólicamente. Y eso fue una especie de catarsis muy linda de plasmar en un proyecto televisivo donde, además, se pudo exponer con humor. Eso era muy importante: que estos temas tan escabrosos, tan duros y difíciles de transmitir los pudiéramos tocar con humor. Reírse de uno mismo siempre ayuda a ampliar la mirada. A ver dónde estamos errando y dónde somos honorables.

¿Es posible conseguir en la vida real esa liberación que nos plantean en la serie?

Por supuesto. Entre más pensamiento crítico tengamos, más nos vamos a liberar de estas opresiones. Las opresiones significan que unas personas valen más que otras y eso es lo que no está bien. Esta historia es un ejercicio para pensar de manera diferente y es lo que ayuda a la liberación.

El humor negro de la serie hace más fácil hablar de temas complicados, según la actriz. (Foto: Weshootmuch)

¿Por qué ir al pasado con esos saltos en el tiempo?

Queríamos expresar cómo se siente esta experiencia de interiorizar y de plantarte en otro espacio y tiempo. Los pensamientos y los sueños son así, no son de manera lineal. Está esta narradora que es una especie de guía que nos lleva por toda la historia, pues atravesamos varios espacios temporales, que son espacios interiores de ellas, y a una época que es una especie de medioevo. Cuando estábamos haciendo el desarrollo de la serie, la directora y las escritoras se clavaron mucho en un libro que se llama La bruja, de Jules Michelet, que habla de la figura y el simbolismo de la bruja en el medioevo. Estábamos ávidas de educarnos en el feminismo y terminamos también alucinadas con un libro que se llama Calibán y la bruja, de Silvia Federici, que habla de cómo se instauró este sistema patriarcal en el que vivimos. Por eso recurrimos a estos otros tiempos.

¿Por qué el sarcasmo es una parte importante en la historia?

Porque así es el mundo. Hay muchas situaciones que vivimos las mujeres que son completamente absurdas. Por eso hay escenas que tenían que ser contadas con humor, y es que, además, tenemos que burlarnos de nosotras mismas y del sistema, porque es ridículo. Como actriz, a los 30 ya estás vieja y caducada, lo cual resulta descabellado. Pero claro, si lo ponemos desde ese lugar donde nos lo pone el capitalismo y el consumismo, estamos obsoletas a esa edad. Hay unas escenas muy divertidas en el convento o, en el caso de mi personaje, en el futbol, que juegan de manera simbólica con las maneras en que las mujeres se relacionan con sus papás o sus parejas.


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  • Aracely Garza