En un mundo dominado por la moda rápida, Jessica Moreno está transformando la industria al ofrecer una alternativa accesible y consciente. Su propuesta no solo responde a las necesidades de estilo, sino que también refleja un compromiso sólido con el bienestar social. Con una formación en derecho y administración pública, Jessica ha aprovechado su experiencia para crear una marca inclusiva. En entrevista, nos cuenta cómo una prenda puede empoderar a las mujeres, ayudándolas a verse y sentirse seguras.
¿Qué significa para ti ser parte de este movimiento de mujeres emprendedoras?
Es una oportunidad enriquecedora y significativa, representa pertenecer a una red de mujeres valientes y visionarias que rompen barreras y transforman sus comunidades. Mi experiencia en el servicio público y mis estudios siempre han tenido un enfoque en el empoderamiento femenino. Creo firmemente en la igualdad de género, y esta perspectiva me ha mostrado el poder del emprendimiento como herramienta de cambio social. He visto cómo las iniciativas lideradas por mujeres no solo impulsan la economía, sino que también crean un efecto multiplicador en sus comunidades, inspirando a futuras generaciones a soñar en grande y ser agentes de cambio.
Para mí, este movimiento es un compromiso con la solidaridad y el apoyo mutuo. Juntas, compartimos conocimientos, recursos y experiencias. Estoy orgullosa de contribuir a este esfuerzo y de ver cómo nuestras acciones generan un cambio real, demostrando que las mujeres somos una fuerza poderosa tanto para el desarrollo económico como para el bienestar social.
¿Qué te motivó a fundar Antonella?
Como abogada egresada de una universidad pública, aprendí que la responsabilidad social debe estar presente en todas las dimensiones de la comunidad. Siempre he priorizado la inclusión, convencida de que todas las mujeres merecen servicios y productos de la mejor calidad. Mi responsabilidad como empresaria se extiende a diversos públicos, y mis colaboradoras son jóvenes que buscan, a través de su trabajo, el bienestar propio y el de sus familias.
Por un lado, pienso en la mujer que puede comprar una prenda pero elige rentarla por conciencia social. Por otro, pienso en aquellas mujeres que están cuidando su economía, en un proceso de cambio personal, o simplemente prefieren no invertir en una prenda que usarán una sola vez; por lo que busco ofrecer la solución a todas estas necesidades.
¿Cómo influyó tu formación como abogada en una marca de moda?
Mi formación fue solo una parte; también influyeron profundamente mis raíces familiares y mi experiencia profesional. Soy hija de docentes, quienes, junto a mi hermano, siempre me han motivado a perseguir mis sueños. Mis padres me inculcaron que el progreso personal debe estar siempre ligado a ayudar a los demás, una lección que considero fundamental para cualquier ser humano.
Más adelante, obtuve una maestría en administración pública, lo que me brindó herramientas para emprender con una perspectiva consciente. Al fundar Antonella, quise crear una marca que reflejara estos valores y promoviera el bienestar tanto de nuestras colaboradoras como de nuestras clientas. La renta de prendas permite reducir el impacto ambiental de la industria textil, una de las más contaminantes.
¿De qué manera ha impactado tu maestría en la forma en que gestionas tu marca?
La preparación es fundamental para que tengamos mayores posibilidades de éxito y una comprensión profunda de los fenómenos económicos, sociales, políticos y culturales. Estoy convencida de que este es el momento de las mujeres, no como una tendencia, sino como un cambio social real. Uno de los aprendizajes más valiosos ha sido la importancia de la planificación estratégica y la gestión eficiente de los recursos. La eficiencia y la transparencia son fundamentales, y he aplicado estos principios a mi negocio.
¿Cómo reflejas tu identidad personal y tus valores en los diseños?
Para que un diseño forme parte de mi colección, primero debe resonar conmigo. Si yo estoy convencida, eso se refleja en la marca. A través de cada diseño transmito mi identidad personal y mis valores. Como empresaria, creo firmemente en la autoexpresión y la autenticidad. Mis diseños no solo buscan resaltar la belleza exterior, sino también empoderar a la mujer que los lleva. Estoy comprometida con prácticas responsables que respeten tanto al medio ambiente como a las comunidades a nuestro alrededor. Es importante la inclusión y la diversidad, por lo que me esfuerzo por ofrecer una amplia variedad de estilos y tallas. Quiero que todas las mujeres, independientemente de su estilo, encuentren algo que las represente y las haga sentir bien.
¿Cómo incorporas la sostenibilidad en la moda y por qué es importante?
La industria de la moda es conocida por su impacto ambiental, y por eso el alquiler de ropa, es una forma efectiva de responder al problema. Al rentar en lugar de comprar, una prenda puede usarse decenas de veces, en lugar de ser desechada tras una sola ocasión. Creo que la moda debe evolucionar hacia un enfoque más consciente, donde la belleza y la ética coexistan. Se pueden lucir diseños exclusivos sin necesidad de comprarlos, lo que ayuda a reducir el desperdicio y la producción excesiva, al mismo tiempo que cuidan su bolsillo.
¿Qué consejo darías a las mujeres jóvenes que buscan emprender y hacer una diferencia?
Primero, es fundamental que emprendan de manera formal; así se sentirán empoderadas. Segundo, deben luchar por lo que creen, anteponiendo sus convicciones a las opiniones de los demás. Emprender no es un juego; es un compromiso con la responsabilidad de ser su propia jefa. No lo vean como un refugio ante el desempleo, sino como una oportunidad para generar. Por último, es importante entender que el fracaso solo ocurre cuando se decide dejar de luchar. Para las verdaderas empresarias, los fracasos son simplemente tropiezos; hay que saber levantarse y seguir adelante.
¿Cuáles son las claves para que una mujer pueda empoderarse y tener éxito en los negocios?
La clave está en tener fe en sí misma, buscar un continuo aprendizaje y capacitación. El empoderamiento debe ser visto no solo como un acto de poder, sino como un acto de decisión. Es crucial promover la inclusión, que no significa que los hombres nos cedan espacios, sino saber compartirlos. La inclusión implica reconocer que, como seres humanos, todos tenemos derecho a participar en el mundo de los negocios.