En los últimos años, la industria del entretenimiento ha abrazado la diversidad como nunca antes, lo que ha generado una gran polémica relacionada con que se trata de una “inclusión forzada”, pero ¿qué es realmente esto? y ¿es real o se trata de machismo, racismo y otros aspectos interiorizados que las personas no están dispuestas a aceptar?
Películas, series, videojuegos e incluso premiaciones han optado por incluir más personajes de diferentes razas, géneros, orientaciones sexuales y habilidades. Sin embargo, esta tendencia no ha estado alejada de polémica, pues cuando muchos la celebran como un avance necesario, otros la critican como un intento artificial de imponer la corrección política.
¿Qué significa “inclusión forzada”?
El término “inclusión forzada” se ha vuelto común entre quienes consideran que la diversidad en el entretenimiento ha pasado de ser un reflejo real de la sociedad a algo que se debe aceptar para no ser parte de la cultura de la “cancelación”.
Esta percepción suele aparecer cuando las producciones modifican personajes clásicos para hacerlos más diversos o cuando la historia parece priorizar la agenda inclusiva por encima de la narrativa.
Uno de los ejemplos más polémicos en los últimos años, fue el de Halle Bailey como Ariel en “La Sirenita”. Se trató de un casting que generó emoción en algunos, pero también críticas por parte de quienes sentían que el cambio era innecesario.
Muchas personas creen que la “inclusión forzada” no es más que un término despectivo usado por quienes rechazan el progreso.
Argumentan que, si bien la diversidad puede parecer repentina en algunos casos, es un esfuerzo legítimo por corregir años de exclusión, pero ¿realmente hay algo malo en eso?
El rediseño de los personajes
Una de las principales razones por las que la inclusión en el entretenimiento ha desatado tanta polémica es la reinterpretación de personajes muy conocidos. Cambiar la raza, el género o la orientación sexual de figuras ya establecidas suele provocar reacciones divididas.
Sin embargo, no solo es parte de una evolución, sino que además estos cambios forman parte de una forma de identificación de las nuevas generaciones y las anteriores generaciones deben entender que si no hay un cambio en las adaptaciones, ¿con qué fin se hacen?
¿Inclusión real o marketing?
La polémica también ha llevado a cuestionar si la diversidad en el entretenimiento responde realmente a un interés genuino por la representación o si es simplemente una estrategia para atraer audiencias y evitar críticas.
Muchas producciones incluyen personajes LGBTQ+, racializados o con discapacidades, pero no siempre los desarrollan de forma auténtica, y es ahí en donde realmente se encuentra el error.
Al final depende de cada persona aprender a evolucionar y es cuestión de los productores, guionistas y directores hacer el mejor trabajo posible con el fin de obtener grandes papeles y por lo tanto, resultados para no ser vistos como “forzados”.