Ni la pandemia le ha permitido a Ilse Salas parar. Con todo y mascarilla, careta y sana distancia, la actriz se encuentra grabando en estos momentos 100 días para enamorarnos en Miami, junto a Erick Elías y Mariana Treviño.
“Nosotros somos como cirqueros”, me dice riendo de cómo le ha tocado vivir el confinamiento con su esposo, el cineasta Alonso Ruizpalacios, y sus dos hijos en esta ciudad, y en general su vida familiar, en la temporada más larga que le ha tocado estar en este lugar.
Su marido dirigió y escribió la galardonada película Güeros, en la que ella interpreta a Ana. “Hay deseos, tenemos muchos planes”, dice al preguntarle si volverá algún día a trabajar con su pareja. Por el compromiso que tiene con la producción y sus compañeros actores, la vida de esta actriz, cuya carrera comenzó en 2006 como conductora de un programa infantil en Canal Once (proyecto al que renunció para dedicarse al teatro), ha transcurrido entre el hotel y el set de grabación.
No sale a ningún restaurante y no ve a nadie. Eso sí, le ha permitido concentrarse en desarrollar una serie con Alejandra Márquez, directora de Las niñas bien, película que Ilse protagonizó, y quien se ha convertido en su gran amiga y socia.
Una casa productora internacional les compró el desarrollo de la serie, que titularon La liberación, en la que también trabajan las actrices Johanna Murillo y Cassandra Ciangherotti. “Ha sido un proceso importante para nosotras porque es una serie que habla y trata a fondo temas feministas con todas sus contradicciones, con todo su drama y con toda la comedia de esta nueva ola feminista en México”, platica.
Dice esto y le comento que eso podría describir, al menos, sus últimos proyectos, los que este año presentará y el que se encuentra grabando. Las niñas bien, la obra de teatro Medea, incluso Historia de un crimen: Colosio, la serie de Netflix donde ella interpreta a su esposa Diana Laura y vemos la historia del fallecido candidato presidencial narrada a través de ella y su esfuerzo por conseguir justicia, son proyectos que revaloran a la familia y, sobre todo el papel de la mujer en ella.
“Le pongo mucha atención a la visión de los escritores y directores con sus personajes femeninos porque me importa que tengan importancia en las historias, que tengan una voz, que muevan los hilos y que sean parte importante para contribuir a cómo se mueven esos hilos, no son nada más adornos”, explica.
¿Que no sean solo la esposa de?, le pregunto. “Exactamente”, agrega, “o si son la esposa de… como en Las niñas bien, que tengan una transición importante interior que nos diga algo al respecto”.
"Le pongo mucha atención a la visión de los escritores y los directores con sus personajes femeninos"
A la defensa del cine
Este mismo tipo de narrativa la veremos en su película Amores modernos, que acaba de estrenarse el 24 de julio. En esta, en la que comparte créditos con Ludwika Paleta, Ilse interpreta a Rocío, una mujer que revalora su relación sentimental monótona tras la muerte de la esposa de su padre. “Va a ser una de las películas con las que reabre Cinépolis y espero que sea también el inicio de una nueva etapa en la que valoremos las buenas películas mexicanas”, cuenta, y agrega que esta película de Matías Meyer no es el típico filme mexicano.
La propuesta es una comedia dramática, con una personalidad muy particular que retrata a una familia con sus secretos, sus enredos y sus distintas formas de amarse.
El guion fue lo que cautivó a Ilse. “Me enamoré de los personajes, de la historia y de que uno de los protagonistas sea un viejo; siento que la vejez está olvidada y me encantó que estuviera tan presente ese problema familiar”, explica.
Se muestra contenta, emocionada e ilusionada de que el público mexicano acuda al cine a ver Amores modernos y entiende el cine y el arte como un aspecto indispensable del ser humano, en especial en estos tiempos. “No queremos un mundo sin artistas. Para nada”, enfatiza.
Ante la reciente iniciativa gubernamental de desaparecer el Fidecine y que derivó en reestructurarlo para que en 2021 opere de manera distinta y se junte a Foprocine, Ilse es directa. “La sola idea supone que hay quienes no entienden la importancia del arte y la cultura en una sociedad.
La cultura genera paz e identidad, empatía, pensamiento crítico, pero también ¡es fuente de cientos de empleos!”, ha expresado, uniéndose a voces como la de Guillermo del Toro y Gael García, quienes reclamaron por su desaparición en una conferencia virtual. “Muchos se quejan de que cómo van a apoyar los estímulos fiscales para las películas que no les gustan, pero eso es asumir que todos tendríamos que tener el mismo gusto, y no tiene ningún sentido.
Lo ideal es que exista de todo para todos. Una de las industrias más poderosas del cine con temas de cultura está en Francia. Tienen leyes para cinematografía francesa muy estrictas y, si vas a una sala de cine, por lo menos seis de esas películas son francesas.
Es una industria que su público valora mucho y hay comedias, dramas, de acción y otras que son aburridas para otros, no importa. El punto es que hay que hacer buenas películas para todos los gustos y que sea una fuente de empleos digna, hermosa y que nos regale muchas alegrías”, agrega.
Destacados creativos mexicanos han alzado la voz como ella y optaron por tomar sus propias cartas en el asunto. Cineastas como Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón y actrices como Salma Hayek se unieron por los trabajadores del cine y crearon Sifonóforo, una iniciativa para apoyar a las familias que dependen de esta industria y que por lo tanto se han quedado sin trabajo durante el confinamiento.
Además, la actriz tiene pendiente el estreno de la película Plaza catedral, que grabó el año pasado en Panamá. El filme es del director Abner Benaim y nos comenta que están viendo cuál será la mejor forma de reproducirla en estos tiempos de pandemia.
Ahí interpreta a Alicia, una mujer que ha cortado lazos con su vida matrimonial y cuya vida es trastocada cuando un niño llega sangrando a su casa.
Cien días como una alternativa
Seguimos con la plática de los papeles que elige y ahora hablamos de su serie 100 días para enamorarnos, de la cual está grabando su segunda temporada. Ahí vemos a Ilse como Constanza Franco en una historia que retrata su middle life crisis y en la que ella y su esposo Plutarco (Erick Elías) se dan cien días de libertad en su relación.
Las protagonistas son ella y Mariana Treviño en dos papeles que no son para nada el estereotipo femenino que aparece en televisión abierta. “Es una historia de amor fraternal en la que ellas están revelando condicionamientos sociales y pelean por su libertad y plantean nuevas formas de amar. Mujeres que se equivocaron en su maternidad, que se emborrachan, que quieren revivir su sexualidad a los 40.
Son muchos temas que me parecían rebeldes y me encantó”, platica. Le pregunto qué le parecen estos cien días como una especie de solución a los problemas que una pareja pueda tener y ríe. “¡Es una muy buena!
Siempre digo que se hacen los conservadores muchos de los que se escandalizan, cuando en realidad ha habido parejas que se toman sus cien días, nada más que no le avisan al otro. Aquí la única diferencia es que se lo dicen frontalmente para que cada uno haga lo que quiera, nada más que sin contarse detalles.
Creo que cuando una pareja ya lleva 20 años de casada, como es el caso de estos personajes, no me parece escandaloso”, asegura. Probablemente el acudir al set le haga mucho bien a Ilse, quien admite que el distanciamiento social no es un buen mundo para ella.
Considera que el internet y sus redes tienen un límite y hay necesidad de vernos, tocarnos y de apreciar el mundo sin depender de una pantalla. “Hay que volver a vivir y acostumbrarnos a esta nueva normalidad”, dice.
Un día bueno para ella en este encierro es uno en el que no lee las noticias, aunque a veces no pueda evitar hacerlo. Cuando se atreve a no hacerlo, vive en el presente y trata de enfocarse en lo que sí hay y no en lo que se está perdiendo. “Somos muy privilegiados de poder llevar una cuarentena tranquilos, entonces lo aprecio y lo agradezco mucho, así como que mis hijos estén sanos y felices.
Sin embargo, ha sido confrontar una triste realidad y es precisamente darse cuenta de que eso lo podemos hacer muy pocos”, agrega.
Una década en el cine
Le digo que este año cumple una década desde que incursionó en la pantalla grande con Hidalgo: la historia jamás contada, donde compartió créditos con Demián Bichir y Cecilia Suárez y dice “¿en serio diez años? ¡Qué rápido!”. Para cada nuevo proyecto que ha realizado, Ilse encuentra inspiración en su andar cotidiano, en lo que lee, en lo que observa y en las historias que escucha.
Ahorita acaba de terminar de leer Una mujer singular y la ciudad, de Vivian Gornick, y El amigo, de Sigrid Nuñez. Y aunque en estos 10 años de papeles como Diana Laura, Constanza, Medea, Alicia, y muchos más, hayan tenido ese común denominador de mujeres transgresoras y en narrativas que precisamente permiten mostrar eso, dice que no se plantea en primera instancia qué injerencia pueda tener en la sociedad.
“Siento que el simple hecho de hacer arte es ya una contribución social y que a alguien debe provocarle eso, el ejercer mi derecho cultural y mi oficio como artista”, explica.
Este 26 de agosto cumple 39 años, ¿qué piensa Ilse Salas de su último año como treintañera? “Las cuarentonas somos las nuevas, no treintonas, sino veinteañeras”, afirma decidida, “estamos reivindicando el concepto de ‘señora’ en 100 días para enamorarnos y Amores modernos.
Una señora a los 40 ya estaba antes en la decadencia de su vida y soy parte de una generación en la que la mitad de mis amigas no tienen hijos. Es una edad increíble porque estás joven y fuerte, pero al mismo tiempo ya encontraste estabilidad económica y experimentas un contacto mucho más profundo con lo que eres y no con lo que pretendes ser.
A los 20 aún estás construyendo lo que quisieras ser y a los 40 ya lo eres, o más bien lo asumes, y lo explotas y eso te da mucha seguridad. Me siento feliz y orgullosa de mi edad”.
Seguramente un poco de eso veremos en la serie que prepara, donde el estar en la parte de la producción le ha resultado muy estimulante y le ha permitido construir personajes que quiere actuar. “Siempre digo que un día a la vez, un viaje a la vez, un proyecto a la vez y ahí estoy, entendiendo esta vida de los nómadas cirqueros como nosotros”, finaliza.