Gustavo Egelhaaf: “Aprender a quererse es de valientes”

Personajes

El protagonista masculino de la obra de teatro Cabaret, habla de la importancia de luchar contra la polarización de una sociedad. “La gente, por lo menos en México, está tomando partido como si no existieran los matices. Eso a mí me preocupa”, asegur

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Gustavo es un entregado activista a favor de la equidad de género y de los derechos de la comunidad LGBT.

La ocupación nazi a Berlín en la década de los 30, previo a la segunda Guerra Mundial, así como la transformación de una sociedad totalmente polarizada, son reflejados en la puesta en escena Cabaret, misma que recientemente ha sido reestrenada en el Teatro de los Insurgentes de la Ciudad de México.

Ilse Salas, como Sally Bowles, e Irene Azuela, interpretando a Emcee, encabezan un reparto de más de 70 actores, bailarines y músicos, que participan en esta tercera versión del musical, ahora dirigida por Mauricio García Lozano y producida por Tina Galindo, Claudio Carrera, Daniela Romo y Diego Luna.

​La historia central está basada en la novela Adiós a Berlín, de Christopher Isherwood, que narra cómo un joven escritor estadounidense conoce a la estrella de un decadente centro nocturno llamado Kit Kat Club, donde, sin proponérselo, se va sumergiendo en una vida llena de excesos.

Precisamente, el actor Gustavo Egelhaaf, quien interpreta este papel en el montaje, nos habló en entrevista sobre el desafío de retomar esta historia en la actualidad.

“Es muy complejo. Por eso quisimos sentarnos a construir toda una narrativa. Vimos documentales, leímos libros y nos informamos muchísimo alrededor de qué pasaba en ese momento en Berlín. Porque la gente no lo sabe, pero Cabaret es básicamente una historia de la vida real... Esos personajes existieron y para nosotros era muy importante hacerle honor a sus protagonistas. No queríamos esconder la verdadera anécdota, porque nos parece importante y pertinente contarla en este particular momento”, nos platica.

Para Gustavo, esta obra teatral refleja ciertos paralelismos con el momento político y social que se vive en el mundo actualmente.

Para Gustavo, Cabaret refleja ciertos paralelismos con el momento político y social que se vive en el mundo actualmente.

“Y es que cuando la gente piensa que más derechos existen, que somos más libres y no pasa nada, que nos respetamos y estamos conviviendo tranquilos; de pronto nace una ultraderecha que termina volteando los derechos y reprimiendo a todos... Entonces nos parecía muy importante contar esta historia desde un lugar completamente honesto con lo que sucedió en ese momento en la Alemania previa a Hitler”, agrega.

Esto implica que la actual versión sea mucho más oscura que la que protagonizó en cine Liza Minelli, en 1972, y que los montajes mexicanos anteriores, estrenados en 1980 y 2004. Por eso, Gustavo la ve como una versión totalmente inédita y urgente.

“No hablo por toda la compañía, pero, en lo personal, creo que estamos viviendo momentos de mucha polarización. La gente, por lo menos en México, está tomando partido como si no existieran los matices, y eso a mí me preocupa... Lo que mostramos en Cabaret es precisamente que una comunidad puede ser mucho más amplia y diversa, siempre y cuando respetemos los derechos de los demás. Y eso queda reflejado en el escenario. Vemos a una sociedad irse al carajo, por inclinarse hacia un extremo o hacia el otro. Pero creo que, si volteamos a vernos a los ojos entre todos, entenderemos que podemos tener distintas opiniones. Lo que preocupa es que nos quieran dividir como sociedad, como seres humanos, o que nos quieran poner etiquetas, como si fuéramos aparte. Cuando todos los mexicanos somos una misma comunidad, que lo único que queremos es vivir en paz, tranquilos y sin violencia”, asegura.

Un mundo de colores

De hecho, fuera de los escenarios, Gustavo es un entregado activista a favor de la equidad de género y de los derechos de la comunidad LGBT.

“Ha sido una constante desde mi primer protagónico en cine (en la película Cuatro Lunas, de 2014), y hasta la obra de teatro Siete veces adiós, donde hice primero la historia heterosexual, con Fernanda Castillo, y luego la versión gay, con Martín Saracho. Estos dos, más la serie El juego de las llaves, son los papeles gays que he podido interpretar. Y la verdad me sorprende que la gente los destaque, cuando yo no los separo de mis otros personajes. Para mí son iguales, pues los abordo desde la complejidad que tiene un ser humano y no únicamente desde su sexualidad... Para mí no hay ninguna diferencia y mi compromiso no solo es con la comunidad gay a la hora de salir a la marcha y exigir derechos; mi compromiso es con todos, porque todos somos parte de lo mismo”, afirma.

Y a un par de meses de que se realice la marcha del Orgullo Gay en todo el país, el sonorense esto opina.

“Me parece increíble que todavía tenga que existir una marcha para exigir derechos que solamente deberían ser legislados y llevarse a cabo. Punto. No exigir respeto, como si como si la gente homosexual no pagara sus impuestos. Me parece muy loco, pues, aunque no existen tanto ese ese tipo de estigmas en la industria, cuando salgo, de pronto veo videos en redes sociales de mucho odio... Me parece increíble, porque solo se está pidiendo igualdad de derechos y, si alguien no lo entiende o piensa que una expresión de género distinta a la suya está mal, me parece aberrante. La neta”, expresa enfático.

Y, según nos dice, ese es un problema de educación que debemos erradicar. “Creo que son problemas de salud mental muy fuertes, que deberían de ser tratados como eso.

Deberíamos de poner los temas sobre la mesa y ver cómo estamos educando a los hombres y mujeres en México... Desde chiquitos nos dicen que los hombres no lloran, ni

pueden mostrar sentimientos. Que tienes que burlarte de los que son distintos y, en general, ser un borrego, seguir a los demás y hasta vestir igual. Afortunadamente, conforme crecí, descubrí todo un mundo dentro de mí, de diversidad, de gente, de todos los géneros, colores y sabores. También descubrí que puedo ser yo mismo y serlo está chido. pues aprender a quererse es de valientes”, nos comparte.

"Estoy viviendo un momento muy pleno, precisamente por eso, porque me siento muy a gusto con quien soy", nos dice Gustavo.

Tocar corazones

Aún así, no busca encasillarse en estereotipos y adopta distintos rostros en cada producción. Recientemente, también estelarizó la serie Un buen divorcio, junto a Claudia Álvarez, donde exploró un poco más la comedia.

“Lo importante es divertirse. Estoy viviendo un momento muy pleno, precisamente por eso, porque me siento muy a gusto con quien soy. Yo en la realidad. Con mis errores, mis virtudes, con las cosas bonitas que procuro hacer en la vida y también con las cosas que me salen mal... Antes solía tomarme muy en serio, porque pensaba que la vida se iba a acabar en un minuto. Lo importante era mi carrera, ser famoso y ganar más o tener el primer crédito, pero como que tus prioridades se van modificando. Es imposible no involucrar el ego en la profesión del actor, porque, al final, el producto de un actor es uno mismo. Entonces, diferenciarlo se vuelve imposible y, en algún punto, el cuerpo también me mandó avisos, así que trabajé para cambiar”, confiesa.

De hecho, actualmente ve la vida de una forma más relajada. “Entendí que soy muy afortunado y muy bendecido. Decidí disfrutarlo, vivirlo y entender que, entre más genuino seas y entre más lo disfrutes, mejor proyección vas a tener con la banda... Porque, aparte, lo que busco es tocar corazones y contar historias. Ya comprendí que todos somos efímeros, nos morimos pasado mañana y después nadie se acuerda de nosotros. Y no pasa nada. Lo importante es el presente y estar chidos y ser felices. Y yo estoy mucho más enfocado en eso, que en tomarme el papel de famoso en serio ¡Qué flojera! Hace rato que que me relajé mucho más en ese sentido, y me siento más feliz”, concluyó.



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