Cartier celebra en París la poderosa fotografía de esta mexicana

PERSONAJES

Graciela Iturbide es honrada con la retrospectiva Heliotropo 37, que presenta medio siglo de sus obras, en las que predomina Oaxaca

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Fotografía: FUNDACIÓN CARTIER

Reconocida en el mundo. Su obra sobre Oaxaca nació por invitación del artista Francisco Toledo, para capturar la cultura zapoteca del istmo de Tehuantepec.

Pasión por la fotografía. Graciela nació en la Ciudad de México en 1942 y, aunque al principio soñaba con ser directora de cine, el trabajo con la lente la cautivó.

El misterio de la cotidianidad. Las imágenes reflejan un trato directo y constante con los habitantes de cada región; un ejemplo es esta fotografía de Magnolia, una integrante de la comunidad muxe.


Más de 200 piezas. La muestra reúne desde obras icónicas, como Tehuantepec (arriba, tomada en 1985), hasta trabajos recientes. También incluye una serie inédita a color, realizada expresamente para esta exposición, que estará abierta hasta el 29 de mayo.

Ecléctica. En su trabajo se pueden apreciar todo tipo de escenas, retratos y paisajes, tomados en cualquier momento: “Para mí, la fotografía es un ritual... Viajar con mi cámara en la mano, observar, cautivar la parte más mítica del hombre y, luego, encerrarme en la oscuridad, revelar, escoger lo simbólico”, expresó la artista.


Imágenes que condensan tradiciones. “Me atrae el trabajo con los elementos. Antes que una derivación hacia lo abstracto, podría hablarse de una concentración de símbolos”, asegura la artista.

Los que viven en la arena. Algunos paisajes tomados en el desierto de Sonora son punto focal de esta exposición montada en la sede de la Fundación Cartier, en París.


Rosario y su bebé (1986). Pese a que Graciela se centró en documentar pueblos indígenas, también hay algunas escenas capturadas en escenarios urbanos.

Nuestra Señora de las iguanas. Esta fotografía, también conocida como “La medusa juchiteca”, forma parte de una serie, tomada entre 1979 y 1988, en la que plasmó el esplendor de la cultura zapoteca de Oaxaca; más tarde se incluyó en el libro Juchitán de las mujeres, nombrado así por Elena Poniatowska.


Medio siglo de imágenes. En 2008, la maestra recibió el premio de la fundación sueca Hasselblad, la más alta distinción reservada para un fotógrafo.

Exploradora nata. Documentó cada rincón de México. Aquí, un autorretrato mientras convivió con el pueblo seri en el desierto de Sonora, en 1979.

Fotografía: FUNDACIÓN CARTIER


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