Como un niño muy hiperactivo, que no se quedaba quieto, es la manera en que describen a un Daniel Corral de tres años de edad, motivo por lo que su mamá Gloria Barrón lo inscribió a clases de gimnasia.
En esta actividad encontró la posibilidad de descargar toda su energía, un espacio que para él era lo mismo que lo que representa un parque de diversiones para cualquier otro infante.
Transcurrió el tiempo y con cada entrenamiento se percataba de que ya no solo era algo recreativo, sino más profesional hasta que cumplidos los 16 años tuvo la intención de abandonarlo por falta de motivación.
Fue el gran ejemplo de vida del exjugador de baloncesto Michael Jordan lo que lo impulsó a continuar en este camino donde ha cosechado grandes éxitos.
“Digo que me salvó totalmente mi carrera deportiva porque yo estaba en un momento muy difícil, cómo una simple idea a una persona le puede cambiar la vida por completo”, compartió durante una entrevista.
Durante su participación en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2010 se llevó dos medallas, y un año después ya era el máximo medallista de la Olimpiada Nacional con un total de 72.
Manteniendo su propósito de vida de dejar un legado que inspire a otros a perseguir sus sueños, Daniel clasificó a los Juegos Olímpicos de Londres de 2012 convirtiéndose en el primer mexicano en representarnos en este deporte desde 1992.
Sus segundos olímpicos fueron en Río 2016 para los que se preparó nueve meses antes en Reino Unido donde logró crecer como atleta y como persona pues dijo se sentía con la necesidad de un cambio.
“Vivir solo, construir amistades, una relación con tu nuevo entrenador, ganarte la atención de gimnastas y directivos fue muy benéfico”, comentó en su momento, agregando que debido a un padecimiento que sufre desde pequeño y que le causa complicaciones de caderas, ingle y espalda, su salud no era la mejor.
Este año quiso la revancha en Tokio 2020, sus terceros Juegos Olímpicos en donde ya terminó su participación feliz y sumamente orgulloso según lo compartió en sus redes sociales, aunque resalta que sigue siendo la única medalla deportiva que le falta obtener.
A su regreso a México fue recibido en el aeropuerto con mariachi por sus familiares, amigos y por su novia la ciclista Antonieta Gaxiola quien lloró de emoción en ese momento.
La conexión entre ambos se dio durante la primera temporada del programa Exatlón, una unión que continuó en su canal de YouTube donde comparten las aventuras que viven juntos.