La música ha formado parte de su vida, pasión que lo llevó a convertirse en uno de los directores de orquesta más reconocidos a nivel internacional, por eso es que Felipe Tristán lo demostró con El Elixir de Amor, exitosa obra en nuestra ciudad.
Platícanos, ¿desde cuándo y cómo surgió tu interés y pasión por la música de orquesta?
Siempre he tenido una inclinación por las bellas artes, específicamente por la música. No he encontrado nada en la experiencia humana que se le asemeje. Desde muy pequeño tuve ese interés y supe que dedicaría mi vida a la música, eso es lo que me apasiona y es mi más grande obsesión.
¿Cómo fue el proceso de preparación para adquirir esos conocimientos que hoy expresas?
Estudié en la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey, así como en la Universidad Regiomontana. Posteriormente, mis estudios de posgrado los hice en Estados Unidos, específicamente en Houston, Carolina del Norte y finalmente en The Juilliard School, en la ciudad de Nueva York, que es donde actualmente vivo desde hace más de 10 años.
¿Qué es lo te encuentras realizando en La Gran Manzana?
Soy director asociado de la Brooklyn Symphony Orchestra desde 2019 y también director asociado del Teatro Grattacielo, compañía de ópera especializada en repertorio verista. Igualmente, soy profesor en Manhattan School of Music, uno de los mejores conservatorios del mundo y en donde dirijo la Repertory Orchestra. También, participo en Creative Partnerships con la Afro Latin Jazz Alliance, organización ganadora del GRAMMY en ocho ocasiones. Procuro mantener una agenda flexible para aceptar compromisos en otros países, como en México, donde he dirigido las sinfónicas de Aguascalientes, Baja California, Chihuahua, Michoacán, Nuevo León, Oaxaca y Querétaro, entre otras.
¿Cómo surgió la oportunidad de trabajar en esta imponente ciudad?
En 2011 me gané un lugar en el prestigioso Fellowship del Lincoln Center, un programa en el que cada año eligen a seis artistas jóvenes de música, teatro y danza. Esta experiencia cambió mi vida por completo y me abrió muchísimas puertas en círculos artísticos, de los cuales solamente soñaba algún día formar parte. Tuve mucha suerte en ese sentido y estoy muy agradecido por la oportunidad.
Nueva York es una ciudad imponente y competitiva, cualquier persona de cualquier disciplina está en su Top of the Game. Es casi obligatorio tener una obsesión excesiva y un enfoque muy claro de lo que haces y porqué lo haces, pues la competencia es muy dura. No es una ciudad común. Sin embargo, hay que ver esto como una motivación para exigirte cada vez más.
Compártenos, ¿en cuáles proyectos has trabajado?
He tenido la suerte de haber dirigido ya en varios países incluyendo Alemania, China, Canadá, Suiza, República Checa, Panamá y, por supuesto, México y Estados Unidos. Tanto con sinfónicas, como en ópera, Broadway o en proyectos de grabación, como el reciente álbum que grabé este verano con la Janáček Philharmonic Orchestra, de República Checa, bajo el sello discográfico alemán Hänssler Classic, que saldrá en 2023. Además, de desempeñarme como director de orquesta, disfruto hacer proyectos como productor discográfico; el año pasado grabé un disco con músicos del Met Opera Orchestra, una de las mejores orquestas de Estados Unidos.
¿Qué otros proyectos realizas en Carolina del Norte?
Voy a regresar a esa ciudad este otoño, pues mi alma mater, la University of North Carolina School of the Arts, amablemente me invitó a realizar una residencia artística de dos semanas, en donde presentaré varios conciertos. No había estado de regreso en Carolina del Norte desde 2011 que me gradué.
¿Cuáles son tus próximas presentaciones?
Estaré haciendo un par de presentaciones en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, además de un concierto con la New Amsterdam Symphony Orchestra. En México, espero regresar a Monterrey muy pronto, hay un par de proyectos cocinándose. ¡Me encanta Monterrey!
“Todo ser humano puede conectarse con el arte de distintas maneras, pues es reflejo de nosotros mismos”.
¿Cómo viviste esa experiencia de la preparación del El Elixir de Amor?
A pesar de ser una ópera que conozco muy bien, fue un proceso mucho más difícil de lo que inicialmente pensé. Esto debido a que paralelo al montaje de El Elixir de Amor, estábamos llevando a cabo el Monterrey Summer Opera Academy con todos los aspectos de organización y logística que conlleva un programa así. Sin embargo, gracias a la suma de esfuerzos y a una visión y dirección clara, es que logramos buenos resultados.
En tu opinión, ¿cómo describirías las funciones estelares que presentaron con El Elixir de Amor en el Teatro de la Ciudad?
Los cantantes solistas estuvieron espectaculares. La respuesta del público no miente. También, la orquesta estuvo de lujo. Para la orquesta seleccioné a cada uno de los músicos, teníamos músicos de las mejores orquestas de México, incluyendo la Orquesta Sinfónica Nacional y Filarmónica de Jalisco, entre otras, quienes viajaron a Monterrey exclusivamente para trabajar conmigo en este proyecto. Estoy muy contento con lo que logramos juntos.
¿Cuál fue tu experiencia al compartir escenario con los jóvenes de Monterrey Summer Opera Academy?
Algo muy satisfactorio fue ver el rápido progreso que tuvimos en tan solo dos semanas para montar toda la ópera. A pesar de ser un ‘academy per se’, el nivel que logramos estuvo muy por encima del estándar en programas similares e incluso de algunas compañías profesionales.
¿Qué significa en tu carrera profesional este clásico de Donizetti?
El Elixir de Amor es un clásico no solamente de Donizetti, sino del Bel Canto, como género y como tal, como clásico; hay dos opciones, o te la sabes o no te la sabes. Requiere de mucha precisión y coordinación entre los cantantes solistas, coro y orquesta con el director. Como les mencionaba a todos en los ensayos: tenemos que estar leyéndonos la mente todo el tiempo, anticipar lo que viene y estar preparados.
¿Cómo fue el trabajar de la mano de Conarte, La Superior y Monterrey Summer Opera Academy?
Un sueño hecho realidad. Quedé asombrado con el nivel de compromiso y ejecución de ambas instituciones. Más aún, con su resiliencia y manejo de crisis, parecía como si no hubiera obstáculo alguno que no pudiéramos vencer juntos. Ese es el escenario ideal para que los artistas podamos obsesionarnos con nuestro craft y crear arte del más alto nivel. Nos sentimos muy respaldados.
¿Por qué la gente debe presenciar esta importante expresión artística que es la ópera?
Primero, porque la sociedad hoy más que nunca necesita la ópera. Dadas las problemáticas sociopolíticas y económicas de hoy, el arte es un catalizador que nos une y recuerda que estamos más unidos de lo que creemos en la experiencia humana.
Segundo, la ópera es el único género que conjunta todas las bellas artes: música, danza, literatura, teatro, pintura, etcétera. Seguramente encontrarán al menos un elemento que le atrae.
Tercero y como siempre digo a mis estudiantes de Manhattan School of Music: Si tienes emociones, puedes tocar al más alto nivel. De la misma manera al público. No es necesario saber la biografía exacta de Beethoven o Brahms, solamente es necesario haber sentido amor, odio, alegría, miedo, sorpresa, etcétera, en otras palabras: ser humano.
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