¿Sabías que México tuvo su propia familia real mexicana? Sí, así como te la imaginas en Inglaterra y España, pero desafortunadamente con un trágico final. Y es que, si bien nos enseñaron la historia desde la escuela primaria, muy pocos recuerdan o se interesan sobre lo que pasó después de la caída del primer emperador mexicano.
Está historia se remonta al 27 de septiembre de 1821, cuando Agustín de Iturbide y su Ejército Trigarante entraron a la Ciudad de México y declararon la independencia de la nación de España. Poco después, este español fue instalado como el monarca del Primer Imperio Mexicano, con la tarea de poner orden en un país desgarrado por el caos de la guerra y la desigualdad civil. Estaba destinado a ser el amanecer de un nuevo día para México, pero el gobierno de Iturbide duraría apenas 10 meses y su vida menos de 2 años más.
Historia de la Casa Imperial de Iturbide
La ocupación de España por Napoleón en 1808 había provocado un estallido de revueltas contra el gobierno en toda Hispanoamérica. México, cuyos ciudadanos habían criticado durante mucho tiempo la corrupción dentro de la administración colonial, se vio envuelto en el conflicto. Sin embargo, sin el apoyo de una élite apática, los movimientos por la independencia de México no lograron ganar terreno significativo; Las batallas fueron peleadas en gran parte por bandas de guerrilleros sin sentido en lugar de una fuerza organizada.
Fue solo en 1821, después de que un golpe de estado obligó al Rey Fernando VII de España a restablecer la Constitución liberal de Cádiz de 1812, que la élite realista conservadora de México asumió un papel más activo en la lucha por la independencia de México. Los realistas se volvieron contra el trono y sus políticas liberales, formando alianzas con los insurgentes locales para preservar la mayor parte posible del status quo.
Iturbide, un realista criollo (español nacido en las Américas), fue catalogado como la figura decorativa de la resistencia conservadora. Fue visto como una personalidad de otro mundo: devotamente religioso, un líder militar brillante y un protector de sus compañeros criollos. El mito detrás del hombre condujo a un fanatismo irreal y le permitió unir a las facciones más influyentes de México en un solo ejército construido sobre tres principios: independencia; unidad entre mexicanos y europeos; y el reconocimiento del catolicismo romano como religión oficial del estado. Este ejército vendría a ser conocido como El Ejército de las Tres Garantías o también llamado, Ejército Trigarante.
El ejército rápidamente tomó el control de México y el 21 de agosto de 1821, un representante de Fernando firmó el Tratado de Córdoba, reconociendo la independencia del país de España. Iturbide y sus fuerzas ocuparían la Ciudad de México un mes después y declararían oficialmente la independencia de México.
Una de las estipulaciones del tratado establecía que Fernando sería invitado a asumir el trono de la nueva monarquía constitucional y, en caso de negarse, la invitación se extendería a don Carlos y don Francisco de Paula. Pero en lugar de que un noble europeo aceptara el trono, el estado se reservó el derecho de seleccionar un líder que ellos considerarán aceptable, e Iturbide, al ser una opción abrumadoramente popular, fue coronado Emperador Constitucional de México el 21 de julio de 1822.
Sin embargo, el título duró poco pues Iturbide se guió más por su ego que por las necesidades de la nación y en lugar de instituir proyectos para rehabilitar a México después de décadas de lucha violenta, se centró en decretos de autoengrandecimiento, como establecer los cumpleaños de él y su familia como feriados nacionales. También comenzó a inclinarse hacia una forma de gobierno más autocrática, y en un momento disolvió un Congreso que no estaba de acuerdo con sus puntos de vista.
Con la economía todavía en ruinas y el descontento creciendo cada día, varios movimientos comenzaron a levantarse contra el nuevo emperador, e Iturbide finalmente se vio obligado a abdicar en marzo de 1823. Él y su familia fueron exiliados a la Toscana poco después.
¿Qué fue de la familia real mexicana?
Durante su exilio, y sin que él lo supiera, Iturbide fue declarado traidor a México y cuando regresó inmediatamente al país el 14 de julio de 1824, fue arrestado y ejecutado 5 días después, poniendo fin al tumultuoso Primer Imperio Mexicano.
Sin embargo, la línea de Iturbide volvería a formar parte de la nobleza mexicana en 1864, después de que Napoleón instalara al archiduque Fernando Maximiliano como emperador durante la intervención francesa en México. Y es que, cuando Maximiliano no pudo tener herederos propios, pudo adoptar a los dos nietos de Iturbide, Agustín de Iturbide y Green y Salvador Iturbide y Marzan, para que fueran sus sucesores. Desafortunadamente el gobierno de Maximiliano no duró mucho más que el de Iturbide, pues el revolucionario y presidente mexicano Benito Juárez capturó al emperador y lo ejecutó el 19 de junio de 1867.
Y hoy, más de 150 años después de los desastrosos hechos que llevaron a las ejecuciones de sus dos emperadores, existen focos de la sociedad mexicana que buscan restaurar la monarquía a través del conde Maximilian von Götzen-Iturbide, nacido en Hungría, bisnieto de Salvador, quien podría reclamar el trono de México, siendo el heredero legítimo y cabeza de la Casa Imperial de México.
Afortunadamente, quizás por respeto a la historia (o miedo), von Götzen-Iturbide ha optado por no continuar con el reclamo.
¿Recuerdas tus clases de historia?