En la cumbre de su carrera artística, Fabi recibió al mismísimo papa Francisco en el hangar presidencial, junto al Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández. Millones de personas en el mundo vieron ese momento en televisión: sonaba la música tradicional y los colores del vestuario se movían sincronizados, mientras el papa descendía del avión. “Recuerdo tenerlo casi de frente; nos veía con ojos de asombro, nos hablaba con su acento argentino”, describe.
La figura del papa opacaba a otras personalidades no menores como el presidente Peña Nieto y su entonces esposa Angélica Rivera. Esta fue solo una de tantas experiencias que Fabiola tuvo el privilegio de vivir con el conjunto más importante del folclor mexicano. Y no fue una integrante menor, pertenecía a la primera compañía.
El Ballet de Amalia Hernández tiene dos grupos: la primera y la segunda compañía. Los bailarines que conforman la primera compañía son quienes representan a México en escenarios nacionales e internacionales. Fabi se mantuvo por seis años en primera, luciéndose como solista y pisando grandes escenarios en ciudades como Londres, Chicago, Nueva York, Los Ángeles, Bogotá y Lima.
Visitó prácticamente toda la República Mexicana y en la Ciudad de México hizo suyo el Auditorio Nacional, el Estado Azteca, el Castillo de Chapultepec, el Zócalo y el Palacio de Bellas Artes, casa del Ballet Folklórico de México. En este último, tenía presentaciones hasta tres veces por semana.
“Hasta la fecha paso por afuera del palacio y me impresiona simplemente observar la arquitectura, me trae muchísimos sentimientos y recuerdos. Creo que cualquier persona, le gusten las artes o no, siempre se va a impresionar por su belleza”, asegura Fabiola.
En sus danzares, la bailarina descubrió que, en el extranjero, la gente se vuelve loca por el folclor mexicano. “Hay muchos mexicanos que están lejos de su país y al ver el ballet tienen un pedacito de México; se emocionan hasta las lágrimas, es muy emocionante, indescriptible, tendrías que estar ahí para darte cuenta”. No es que en nuestro país se desprecie el folclor, pero tal vez estamos demasiado acostumbrados.
“A mí me gustaría que los mexicanos no perdiéramos esa habilidad de asombro. Tenemos una riqueza cultural que no dimensionamos y que no valoramos. Tenemos que ir a otros países para darnos cuenta de todo lo que hay en México”, dice Rodríguez.
Fabi cumplió su sueño. Hace casi 10 años, de paseo en la capital de la República, vio al Ballet Folklórico de Amalia Hernández por primera vez y quedó maravillada. Desde ese momento, no pudo sacarse de la cabeza el anhelo de estar allí. “Regresé a Pachuca y le dije a mis papás que quería audicionar. Al principio no me creían, pero cuando vieron que iba en serio se preocuparon, pensaban que iba a abandonar mis estudios”.
Pasó la audición. Estudiaba por las mañanas en Pachuca y ensayaba por la noche en la Ciudad de México. Comía y cenaba donde podía, hacía tareas en los ensayos y practicaba danza en la universidad: fueron momentos complicados, pero valieron la pena. El sueño pasó de prisa, en un abrir y cerrar de ojos llegó el fin, el momento de bajar del escenario.
“Decidí que era momento de poner en práctica los conocimientos que había adquirido en mi carrera de psicología y experimentar en ese ámbito”, revela. Fue una decisión personal, surgió la oportunidad y la tomó, no fue fácil. “Cuando tuve la última presentación en Bellas Artes, estaba bailando con lágrimas en los ojos. Yo pensaba: Ojalá que no se note, ¡qué pena que me vean llorando!”.
“La danza es algo que siempre está en mí, nunca se va a ir”, confiesa. No piensa dejar el baile; aunque no hay certeza de lo que va a pasar con las artes después de la pandemia, Fabiola ya visualiza su próximo proyecto: “Mi plan a mediano plazo es abrir una escuela de danza aquí en Hidalgo. Me gustaría que fuera un espacio que ofreciera beneficios tanto emocionales como físicos, que sea para niños, adultos y personas de la tercera edad, una danza de tipo inclusiva, un proyecto social que ayude a la comunidad”.
HÁBITOS
La danza folclórica le ha enseñado disciplina y constancia. Aunque ya no la practica profesionalmente, ha heredado esas fortalezas para mantenerse fuerte. “Después de haber estado en el ballet, creo que es imposible dejarse caer en malos hábitos, en mala alimentación. Se me quedó por costumbre comer sano y ejercitarme. La danza en general te enseña a llevar una vida saludable. A veces, los bailarines se ven mucho más jóvenes que otras personas de la misma edad”.
EN EL AMOR
¡Fabi tiene un novio francés! Está aprendiendo el idioma para poder adentrarse en su cultura.
CONÓCELA MÁS
1. Estudió psicología y es maestra en psicoterapia.
2. Ahora trabaja promoviendo los derechos de niños y adolescentes.
3. Su género folclórico favorito es el huapango.
4. Tiene tres perritas: Marge, Maggy y Rosa.
5. También baila hip hop y heels.
Aquí una vistazo al esplendor del Ballet Folklórico de México: