Erick Elías es reconocido por su versatilidad y carisma en pantalla, y ha ido construyendo una trayectoria impresionante en el mundo del entretenimiento durante más de 22 años.
Desde sus inicios en la música, y luego en telenovelas que lo catapultaron a la fama, hasta su incursión en el cine y plataformas de streaming, Erick ha demostrado ser un actor multifacético.
Ahora, en una nueva etapa de su carrera, se embarca en dos emocionantes proyectos que prometen seguir consolidando su nombre en la industria.
El primero es Accidente, una serie dramática que acaba de estrenar en Netflix, y en la que interpreta a un padre que pierde a su hija durante una desafortunada fiesta infantil.
“Me emociona poder poco a poco ir haciendo proyectos distintos. Y en este se pudo conjuntar una historia de mucho drama e intensidad, con un elenco bien interesante, con muchos amigos, que fue muy divertido de filmar... Estoy satisfecho con lo que ha pasado en mi carrera y en mi vida. Creo que han sido pasos lentos, firmes, pero me siento feliz con lo que he logrado hasta ahora”, nos compartió Erick en entrevista.
Un mejor actor
Con este proyecto, el actor dice también haber experimentado una evolución como profesional.
“Mi personaje es un psicólogo e interpretarlo me permitió, más que juzgar la reacción de los otros, entender la ira que se siente ante una situación así... También las experiencias personales que he tenido y las vivencias con mis hijas, me han dado otra perspectiva al enfrentarme a un guión así. Lo pude ver con otros ojos y creo que, con los años que llevo, y luego de que me dio la crisis de los 40, ya pasé por varias etapas que, pienso, me han hecho mejor actor”, asegura.
Sobre ese episodio personal que atravesó, Erick asegura que, más que una crisis, fue la oportunidad perfecta para reinventarse y redireccionar su camino.
“Me tocó vivirlo justo en la pandemia, que cumplí 40 años, encerrado en casa... Fue un momento de recapacitar y pensar honestamente en lo que estaba haciendo bien, qué estaba haciendo mal, y qué me faltaba por llevar a cabo, pues sentía que lo que no había logrado hasta ese momento, ya no lo podría hacer nunca. También medité sobre lo que he conseguido económicamente, lo que he podido lograr con mis hijas y me cuestioné: ¿Qué tan mal lo estoy haciendo, qué no he hecho de mi vida, que me he perdido? No sé, eran muchas preguntas que me hacía, pero, por otro lado, logré relajarme mucho más”, puntualizó.
Y agregó: “Esa crisis me duró a lo mejor unos meses, pero luego, de tanto cuestionarme, cambié a decir: ‘¡A la chingada! Voy a disfrutar lo que tengo y lo que soy’. Entonces, ahora me siento pleno, soy feliz y ya me estoy dejando ir con todo. Con varios aspectos que antes me preocupaban o pensaba si me convenían o no, ya me relajo más, me aviento y, si me equivoco, luego veré qué hago. Pero sin presiones”, dice.
Contar una buena historia
Otro de los proyectos que Erick ha estrenado recientemente es el filme Despierta, mamá, dirigido por la cineasta panameña Arianne Benedetti. Este es una cruda reflexión sobre la desaparición forzada de menores de edad en América Latina.
“Me emocionó mucho cuando Arianne me habló de este guión, porque ella es directora, productora, escritora y actriz. Me gustó que trajera un proyecto tan claro en la cabeza, y aparte, trabajar fuera de mi país y salir de mi zona segura, siempre ha sido muy emocionante... Tuve que irme a Panamá un tiempo, así que conocí muchísimo del país, la comida, la cultura, y lo principal es que es una historia muy interesante que habla de la desaparición de niños, un tema que lamentablemente está muy presente y nos persigue hasta hoy... Personalmente no me puedo ni imaginar la desesperación de un padre cuando intenta encontrar a un hijo, pero me gusta poner sobre la mesa estas problemáticas y son proyectos que siempre dan mucha satisfacción. Ya estuvimos presentándola en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara y aparte de ir a otros festivales, pronto llegará a cines de todo el continente. Yo estoy encantado, porque es de esos proyectos pequeños que no necesitan millones de dólares para contar una buena historia”, comenta.
La vida en familia
Entre tanto viaje y filmaciones, Erick dice haber alcanzado ya el equilibrio entre su profesión y la vida en familia, aunque admite que no fue un proceso fácil.
“Sin duda, puedo decir que ese es el punto débil de mi vida y de mi carrera como actor. Separarme de mi esposa y mis hijas por temporadas tan largas, es lo que más me ha costado, lo que más me duele y lo que más sufro... Últimamente me ha tocado hacer muchos sacrificios, pues, cuando mis hijas eran más chiquitas, era fácil viajar todos juntos.
Luego, cuando decidimos venirnos a vivir a Miami, solo agarramos las maletas y listo. Quisimos probar un año, pero luego se fue alargando nuestra estancia. Salió otro proyecto, que fue Betty en NY, y después la serie 100 días para enamorarnos. Llegó la pandemia y nos fuimos quedando, hasta que nos establecimos aquí, pero ya crecieron y está más difícil sacarlas de su rutina y de su espacio”, comenta.
Según nos cuenta, su esposa, Karla Guindi, y sus hijas, Penélope y Olivia, son su única prioridad en este momento y agradece que ellas lo apoyen en todas sus decisiones profesionales.
“Porque yo soy el que me muevo, pero es complicado para todos. De hecho, lo único que por contrato a veces pongo de condición es no trabajar en ciertas fechas que son importantes y debo estar con ellas. Y si no se puede, no le entro, porque no me la quiero pasar mal. Entonces, antes de empezar un proyecto, todos saben que esos dos o tres días necesito estar en mi casa con mi familia. Solo así lo he logrado”, señala.