Ana de la Reguera se ve y se siente en paz. Acaba de cumplir 25 años de trayectoria artística (empezó en la novela Azul en 1996), de los cuales 16 los ha vivido en Los Ángeles. Hace una semana estrenó Army of the Dead, la película del director Zack Snyder, en Netflix, donde tiene un rol protagónico como María Cruz, una mujer mecánica latina que caza zombies y no les tiene ni tantito miedo.
A lo que no le tiene miedo tampoco es a su status actual en Hollywood, en donde nos cuenta que ahora realiza muchas más producciones que en México, al grado de que ya cambió de representante porque no quiere que se olviden de ella en su país. “Llevo como unos cinco años que trabajo más acá, pero quiero seguir trabajando en mi país. Para mí las historias más importantes van a estar en mi propio idioma, soy mexicana, no quiero perder eso. No quiero que la gente piense que porque vivo acá no quiero trabajar en Latinoamérica”, me confiesa.
La creciente apertura en el país vecino hacia los actores latinoamericanos, junto con el talento y determinación de Ana, han hecho posible esto. En Army of the Dead vemos a dos personajes latinos que dialogan a momentos en español, cosa que la actriz revela que tanto ella como el actor Raúl Castillo lo hicieron posible, pues entre ellos hablaban en español en el set y a Zack Snyder le encantó, por lo que les permitió incorporarlo a la película.
Hay un largo camino por recorrer aún en término de inclusión e igualdad, pero para Ana va por buen camino y en estos 16 años allá sí nota un cambio. “He visto la diferencia de uno en mil de cuando llegué al día de hoy. Todo el tiempo hay audiciones y quieren personajes latinos. Antes eran muy pocos personajes, no querían que tuvieras acento y a veces pensaban que los latinos nos veíamos de cierta manera.
Ahora sí quieren que tengas acento y puedes ser latina de ojos azules o rubia, ya son mucho más abiertos a eso. Eso de verdad ha sido muy bonito, hay mucha más igualdad no nada más para los latinos, sino para las mujeres también”, dice y agrega que ahora siente que su inglés ha empeorado porque antes trataba de hablarlo de manera perfecta todo el tiempo y no se despegaba de su coach para los diálogos.
“Pero eso te limita porque te quita mucha libertad para poder expresarte como eres y si el personaje lo requiere está bien, pero si no ¿para qué quiero sonar americana? Mejor sueno como soy”, agrega.
Y, hablando de apertura e inclusión, le hago notar a Ana que en Army of the Dead hay más personajes femeninos que masculinos. Mujeres fuertes como el de su personaje que pelean contra los zombies y que son las que defienden a los demás.
“Las mujeres queremos que nos traten igual, no queremos competir ni ser mejores, solamente tener las mismas oportunidades en todo, desde los pagos, los personajes y los diálogos. Zack estaba muy consciente de eso”, explica.
En promedio, los hombres hablan el doble que las mujeres en las películas en las producciones estadounidenses, la Universidad del Sur de California aseguró en un estudio publicado en 2017.
“APRENDÍ QUE ME CAIGO BIEN, QUE ME GUSTA MI VIDA”
En estos 25 años de trayectoria, para Ana la palabra más importante es la de gratitud. Se siente agradecida de continuar siendo relevante tras más de dos décadas en el medio.
“Vienen muchas cosas como productora y creadora”, me dice al preguntarle sobre qué sigue, “no es algo que se me ocurrió de la nada, llevaba siete años tratando de hacer mi serie, Ana, estudiando y preparándome para poder hacerlo. Estoy contenta porque creo que también uno tiene que evolucionar, hay que seguir generando sobre todo en un mundo como ahora que hay tantas oportunidades y plataformas para poder poner nuestro trabajo allá afuera”.
Y no nada más ha sido su trabajo como actriz el que ha hecho, sino el de su fundación VeracruzANA, la que creó hace 11 años. “En diciembre puse una nueva exposición en la Casa de Cultura y capacitación en La Antigua, por medio de los nuevos códigos QR puedes llegar, pones tu teléfono y yo aparezco y doy la historia del municipio y hablo de la fundación”, platica de este proyecto que sirve para apoyar la economía de la comunidad.
Y, aunque hoy está feliz ¿hubo momentos en los que quiso tirar la toalla? ¿En los que no sabía si valía la pena el tener que dormir temporalmente en el sillón del departamento de una amiga en Los Ángeles? “Al sexto año en LA fue donde peor me sentí porque no sabía si las cosas iban a pasar, si había valido la pena, perdiendo muchas oportunidades en México por estar acá apostándole. Sí fue una crisis de ‘me regreso, no me regreso, ¿qué estoy haciendo acá?’. No quité el dedo del renglón y ahora las cosas están sucediendo”, dice con una sonrisa.
Y así como se ve en paz,lo que no se le ven son sus 44 años recién cumplidos. “¡No quiero que pasen los 40! No quiero seguir creciendo (ríe). Es mi momento favorito”, confiesa la orgullosa veracruzana para quien esta década ha significado no solo la época en la que más ha trabajado, sino en la que se ha sentido más a gusto con ella misma, en la que dice que más se ha mostrado con completa y total libertad.
Tal vez eso fue lo que le permitió también estar en completa tranquilidad durante el confinamiento, pues vive sola y por unos tres meses no vio absolutamente a nadie y se dedicó a hacer jardinería.
“Aprendí que me caigo bien. Me di cuenta que realmente me gusta mi vida y estar todavía en esa búsqueda de hacer mejores cosas en mi carrera, de no dormirme en mis laureles a pesar de que son 25 años de carrera. Tengo que seguir mejorando, no puedo nada más sentarme a esperar a que las cosas vengan. Me encanta seguir aquí, evolucionar, transformarme y amar esta carrera”, reflexiona. No hay duda, tendremos Ana de la Reguera para rato.