La industria del entretenimiento ha cambiado radicalmente en los últimos años. Eso es algo que Emiliano Zurita sabe muy bien y que ha sabido aprovechar; por ello, aparte de actuar, ha buscado involucrarse más a fondo en todo lo que sucede detrás de cámaras, desde diseño de producción hasta fabricación de escenografías, pasando por dirección y fotografía.
Junto con su hermano, Sebastián Zurita, y otro socio, hace algunos años montó la compañía productora Addiction House, desde donde ha trabajado campañas publicitarias, cortometrajes, películas y series. Entre estos, la comedia Cómo sobrevivir soltero, que llegó a la plataforma Prime Video en pleno confinamiento y hoy está por estrenar una tercera temporada.
“Es increíble porque nosotros creamos esta serie desde cero. Se puede decir que fue nuestro primer proyecto grande como productores, y ver que ha funcionado es maravilloso. Nació porque teníamos la inquietud de hacer algo distinto, un proyecto que nos gustara ver como público y en el que se hablara de este medio y lo que hay detrás de ser actor, pero de una manera irreverente. Y aunque es comedia, no sabíamos si le gustaría a la gente, por lo extraña que es. Pero sorprendentemente ha sido un éxito”, nos comenta.
Una paradoja extraña
En parte, la creación de esta compañía obedeció a la convicción de que el trabajo no llega solo y de que cada quien tiene que generar sus propias oportunidades. “Por supuesto que nada es fácil y, de hecho, pienso que la producción es mil veces más complicada que la actuación, pero es frustrante que a veces tienes buenos proyectos y resulta muy difícil venderlos...
Es como una paradoja extraña donde, por un lado hay mucha demanda, quieren cosas nuevas, propuestas diferentes, en todo el mundo buscan, pero nadie quiere lo que tú ofreces en ese momento Y no es culpa de nadie, solo así funciona. Toca seguir trabajando, creyendo en ti, en tu talento y tus proyectos”, explica. Para Emiliano, esta es una carrera de fondo y no una prueba de velocidad. “Porque eso lo vemos incluso con las grandes producciones.
Los creadores de El juego del calamar, por ejemplo, contaron que llevaban 10 años con el proyecto y nadie lo quería... Este es un mundo difícil pero que al final de cuentas te permite explorar y, si trabajas y tienes un poquito de suerte, puedes llegar muy lejos. Eso es lo más importante, porque, una vez que tienes fe en ti, en determinado momento algo funciona y llega tu oportunidad”.
Proyectos que reten
Con la misma seriedad, entrega y pasión con las que ha tomado la producción, él continúa desarrollando su faceta de actor. Recientemente interpretó un papel en la comentada serie La cabeza de Joaquín Murrieta, donde dio vida a uno de los soldados estadounidenses que persiguen al célebre foragido.
“Más allá de la transformación física que requirió el personaje o de que tuviera que hablar inglés en todo el rodaje, este ha sido un proyecto muy importante para todos los que participamos en él... Porque habla de toda la gente que empieza a sentirse extranjera en su propia tierra y de una historia que nos pertenece, aunque a veces se nos olvide. No solo se trata de los mexicanos, sino también de todas esas comunidades indígenas que perdieron su territorio cuando se vendió California, y es muy interesante ver, a través de los ojos de cada uno, cómo se vivieron esos eventos y cómo se formó una leyenda de libertad, identidad y orgullo”.
Otro proyecto que estrenará pronto es Zorro, una miniserie rodada en escenarios de las Islas Canarias y en el que comparte créditos con otros jóvenes talentos como Renata Notni y el español Miguel Bernardeau. “Estuve más de siete meses filmando y, cuando regresas de hacer algo tan grande, divertido y épico, solo quieres seguir explorando... Por supuesto, buscaré seguir desarrollando mi lado actoral, pero también hacer cosas como esta, porque estos proyectos existen, hay pocos de gran factura, pero da gusto ver que hay quienes aún los apoyan”.
Mi meta es seguir adelante y, ojalá, poner mi granito de arena para que nuestra industria cada vez sea más fuerte y siga creciendo a nivel mundial”.
Fotografía: ESTEBAN CALDERÓN