Nació en Alemania en 1920, su nombre original era Abraham Jakubowicz, mejor conocido como Eddie Jaku, uno de los pocos supervivientes del Holocausto. A sus 100 años, comprende que la única misión que le queda es transmitir un mensaje de paz y liberación a las nuevas generaciones.
La vida de Eddie no ha sido nada fácil, pues hace 75 años fue conducido junto a toda su familia al campo de exterminio de Auschwitz. Él en ese momento trabajaba en horario nocturno en una fábrica de cigarrillos de Bruselas y era judío. Vivía con su familia en el ático de una pequeña casa que habían alquilado gracias a la compasión de uno de sus vecinos.
Pero la mañana del 17 de octubre de 1942, su vida dio un giro muy grande, ya que alguien los denunció a él y a su familia. En varias entrevistas Jaku ha relatado que cuando regresó a su casa a las 10 de la mañana, las luces no estaban encendidas, pensó que todos estaban dormidos, pero la realidad es que ya habían secuestrado a sus padres y a su hermana y venían por él para llevárselo a Auschwitz.
Más de siete décadas después, Eddie Jaku todavía tiene en su antebrazo el tatuaje que recuerda lo que nunca podrá olvidar. Las cifras; 172338, un triste y trágico recordatorio de los horrores que presenció durante quince meses en el que estuvo dentro del campo de exterminio, incluida la muerte de sus padres.
Su madre murió a los 52 años de edad y su padre a los 43, en la misma noche en la cámara de gas. Eddie logró sobrevivir gracias a sus conocimientos. Fue nombrado gerente de un taller y durante dos meses lo enviaron a trabajar directamente para Mengele, la persona que había ordenado el asesinato de su familia.
Cuando el horror de la contienda terminó, Jaku rehízo su vida como pudo. Hoy en día vive en Sídney. Cuando están a punto de cumplirse 75 años del fin de la Segunda Guerra Mundial, Jaku tiene muy claro que nunca regresará a Alemania ni mucho menos a Polonia, país en el cual su madre y su padre murieron una noche.
Hoy en día se dedica a dar conferencias y pláticas a los jóvenes, en las que relata su historia de vida y comparte una enseñanza muy importante sobre la felicidad.