Dulce Yarely Herbert: Más fuerte que nunca

PERSONAJES

Ya no es la chica inocente de las pasarelas, ahora usa su experiencia para transformar a otros.

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Dulce Yarely Herbert. Fotos: Rodrigo Sánchez Chong.

Fue la primera portada de CHIC en Hidalgo, hace 11 años. Todavía conserva esa revista, enmarcada en una pared. Dulce I, Reina de la Feria Pachuca 2009, decía el título. “Fue uno de los momentos más bonitos y significativos para mí, Ahí me di cuenta de la magnitud de lo que gané y lo que podía transmitir a otros. Me di a conocer a la sociedad haciendo algo que me gustaba y me sigue gustando”, recuerda.

“Hay versiones pasadas de mí misma con las que ya no resueno. Mi antigua yo estaba luchando duro para convertirse en la que soy ahora. No tengo nada más que gratitud por ella”, asegura cuando se compara con la que era en aquel entonces.

Hace apenas dos años, producto de sus triunfos y fracasos en los concursos de belleza, Dulce creó la Academia Reimod, en la que prepara a niñas y jóvenes en conducción, concursos, certámenes, modelaje, pasarela e imagen de eventos públicos y privados. “Me empezaron a buscar niñas y directores de otros concursos para preparar a las participantes; fue ahí cuando decidí tomar cursos y certificaciones, y así lograr una enseñanza de excelencia”.En poco tiempo, Reimod se convirtió en una de las escuelas de modelaje más importantes del estado. “Hay una agencia en Tulancingo que tiene gran peso, mi meta era llegar a superarla y lo logré en un año”, asegura.

Para Herbert, la pasarela es un recurso muy valioso para empoderar a las mujeres. “Mis alumnas llegan sin autoestima, sin seguridad y uno las va transformando tanto que salen totalmente diferentes, únicas”, revela. Reina a la que ha entrenado, ha ganado, ese es su récord.

“Lo que caracteriza a mi escuela es que yo aplico valores: amor, amistad, lealtad, respeto. Hago un grupo muy familiar. Trato de dejar afuera esas envidias, el egoísmo que yo viví y que no quiero que ellas lo vivan. Quiero que sigan con su mundo de ilusión y que vivan esta etapa tan bonita”, comenta. Cuando a ella le tocó competir, fue objeto frecuente de envidias. “Hay quienes dicen ser tus amigas, pero cuando alguien termina con la corona se ve si realmente había amistad o no”.En medio de esa destrucción, Dulce no tuvo opción más que trabajar en su seguridad. “Trataba de ver mis defectos, para mejorarme. Cuando ellas llegaban a envidiarme, yo lo tomaba como un plus. Si estaban hablando de mí, es porque me veían como competencia; esa era su debilidad, ellas solitas la revelaban”.

Con el tiempo, el concepto de belleza  ha cambiado. Ella, que comenzó a modelar a los 14 años, tuvo que adaptarse a las exigencias físicas. “Ahora los concursos buscan que las mujeres sean humildes, solidarias, inteligentes, preparadas. Una mujer preparada vale mil veces más, sin importar el físico que tenga”, advierte.

“Yo cambié bastante, incluso con mis alumnas. Decidí hacer la primera pasarela curvy en Pachuca, junto con Liz Minelli, porque la tercera parte de mis alumnas rompen con el estereotipo de belleza. Recuerdo que fuimos a un casting y, literal, me las discriminaron. Esa tristeza y coraje que sentí me hicieron cambiar”.

A decir de Dulce, los concursos no violentan a las mujeres, sino que son plataformas para que superen sus miedos. “Te ayudan a tener una mejor carrera, a desenvolverte mejor ante la sociedad, a tener más posibilidades a tu alcance. Puedes ser la voz de algo, de alguien, o de tus creencias”, concluye.

MISS PERO TAMBIÉN DOCTORA

Cuando algo te apasiona realmente, encuentras el tiempo para hacerlo. Desde hace dos años, Dulce Yarely combina la academia con la odontología. “Entre semana soy dentista y los fines soy modelo”, se ríe. En esta otra faceta, disfruta de la adrenalina de transformar sonrisas.

“Mucha gente llega conmigo buscando vanidad, quieren tener sus dientes derechos, blancos, de acuerdo a su rostro. Hay de todo y para todos. Yo aprovecho para explicarles la gravedad de no cuidar la boca o no tratarse: una simple caries puede provocar un paro cardiaco”, dice.

Le hace honor a su nombre: es dulce con los pacientes, pero también honesta. “Me gano su confianza, me acerco a ellos a explicarles paso a paso lo que puede pasar si no se tratan”, agrega. Herbert ama tanto la odontología como la pasarela, ambas profesiones le dan satisfacción. “Me llega un paciente con una sonrisa destruida y el hecho de transformarla, me llena completamente. Me da un placer y una satisfacción eterna”.

“Una cosa que me encanta y adoro de mí misma es que, no importa lo mal que haya sido tratada, no importa cómo me sienta, lo que haya pasado o lo que esté pasando, todavía tengo un corazón de oro y amor sin fin para dar. Eso es algo que nadie puede quitarme".

MODELO A SEGUIR

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Dulce posó sobre la motocicleta de Rodrigo Sánchez Chong, elemento que aparece frecuentemente en sus trabajos fotográficos. Recientemente, esta moto fue sometida a un cuidadoso proceso de modificación y remodelación, con lo que quedó lista para seguir haciendo “cameos”.


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  • Elliott Ruiz