Egresado de la Universidad de Monterrey, Marcelo Velasco ha impulsado su propia firma con proyectos residenciales, comerciales y corporativos que proponen lo funcional, lo innovador y lo moderno. ¡Conoce su carrera en ascenso!
Marcelo, cuéntanos, ¿en qué momento de tu vida te diste cuenta de que el diseño y la arquitectura son tu pasión?
Desde muy chico, supe que el arte y el diseño me fascinaban. Recuerdo que pasaba horas viendo las revistas de Architectural Digest que compraba mi mamá, imaginando espacios y soñando con crearlos algún día.
Pero creo que el verdadero parteaguas fue cuando mis papás comenzaron a construir su casa. Yo tenía unos 12 años y acompañaba a mi mamá a escoger acabados, materiales y a visitar obras.
Me encantaba ser parte de ese proceso creativo y ver cómo las ideas se convertían en espacios reales. Ahí entendí que el diseño y la arquitectura no sólo me gustaban, sino que eran mi pasión.
¿Cómo surgió la idea para crear tu propia firma?
MVG Arquitectos nació de manera muy orgánica. Casi al terminar la carrera empecé a recibir proyectos pequeños de amigos, conocidos y familiares —remodelaciones de recámaras, cuartos de TV, cosas sencillas, pero que me permitieron explorar mi creatividad y darme cuenta de que podía manejar proyectos por mi cuenta.
Ya había trabajado en algunos despachos durante mis estudios, así que tenía una base sólida. Al graduarme, comenzaron a llegar más encargos y aunque al principio todo fue muy informal, sin marca ni estructura definida, con el tiempo el volumen y la variedad de proyectos crecieron.
Fue ahí cuando decidí formalizar todo y crear mi propia firma, usando mi nombre como sello. Así nació MVG Arquitectos, con la idea de enfocarme en lo que realmente me apasiona: diseñar espacios con intención, estética y alma.
¿Quiénes forman parte del equipo y cómo defines su dinámica de trabajo?
Somos un equipo de siete personas con perfiles complementarios que permiten una visión integral de cada proyecto. El estudio cuenta con arquitectos, diseñadores de interiores y especialistas en obra, lo que asegura un abordaje completo desde el concepto hasta la ejecución final.
La dinámica de trabajo es colaborativa, con un ambiente cercano, lleno de buena energía, risas y comunicación abierta. Cada miembro tiene un rol definido, pero todos participan y se apoyan mutuamente, disfrutando tanto del proceso como del resultado final.
¿Cómo describirías tu estilo y qué buscas transmitir a través de tu trabajo?
Mi estilo se basa en una profunda conexión con lo natural, usando materiales nobles como la madera y la piedra para crear espacios cálidos y duraderos. Tengo una obsesión por la iluminación, considerando cada lámpara como una pieza clave que define atmósferas y momentos.
Las texturas también son esenciales: tapices, cortinas y tejidos que aportan riqueza sensorial. Cada mueble y objeto decorativo es elegido con intención, buscando siempre dar vida y carácter a los espacios.
¿Cómo es tu proceso creativo? ¿De dónde viene la inspiración detrás de tus proyectos?
Mi proceso creativo comienza con la observación y la escucha. Cada cliente es único, y su personalidad, estilo de vida y visión del proyecto se vuelven una guía fundamental para dar forma a los espacios.
Además, los viajes son una fuente constante de inspiración para mí; en cada destino termino más fascinado por los muebles, los materiales o los detalles arquitectónicos que por el lugar en sí. Siempre regreso con el celular lleno de fotos de texturas, composiciones y objetos que luego se transforman en ideas y conceptos dentro de mis proyectos.
¿Hay algún proyecto en particular que te haya marcado hasta ahora?
Definitivamente, el proyecto que más me ha marcado hasta ahora es el departamento en el que vivo actualmente. No soólo fue un espacio que diseñé con total libertad y desde una mirada muy personal, sino que también se convirtió en una vitrina de mi trabajo.
Le debo mucho a ese departamento porque, de alguna forma, fue mi carta de presentación, me permitió mostrar mi estilo, mi manera de abordar el diseño y conectar con muchas personas que se interesaron en mi trabajo a partir de ahí.
Fue con ese proyecto que lancé formalmente mi empresa, así que además de ser mi hogar, representa el punto de partida de todo este camino.
Cuando entras a un espacio por primera vez, ¿qué es lo primero en lo que te fijas?
Cuando entro a un espacio por primera vez, veo todo de forma bastante natural, pero con atención.
Me fijo en cosas como el tamaño del lugar, la altura del techo, la luz que entra, y también en detalles más chicos como las texturas, los muebles o incluso si hay alguna imperfección. Siempre hay algo que llama la atención, aunque cambia mucho de un lugar a otro.
A veces es un objeto bien puesto, otras veces una mezcla de materiales o simplemente el ambiente que se siente.
Para ti, ¿qué características debe tener un proyecto para considerarse exitoso?
Para mí, un proyecto se considera verdaderamente exitoso cuando logro ver al cliente feliz y conectado con el espacio que creamos juntos. No hay nada más satisfactorio que saber que se sienten en casa, que disfrutan cada rincón y que el diseño realmente refleja quiénes son y cómo viven.
Como talento joven, ¿qué retos has enfrentado y qué crees que te distingue en esta etapa de tu carrera?
Uno de los mayores retos ha sido ganarme la confianza de los clientes y demostrar que, a pesar de mi edad, tengo la preparación, la sensibilidad y el compromiso necesarios para llevar un proyecto de principio a fin.
En esta etapa de mi carrera, me ha tocado aprender a equilibrar la parte creativa con la responsabilidad técnica y de gestión que implica cada obra. Creo que lo que me distingue es mi cercanía con los clientes, mi atención al detalle y el entusiasmo con el que enfrento cada nuevo proyecto.
Me involucro al 100 por ciento porque entiendo que no solo diseño espacios, sino que ayudo a construir lugares llenos de significado para quienes los habitan.