Diego Luna habla sobre sus inicios en su libro 'La neta es chida pero inalcanzable': “Esa vida del teatro me fue envolviendo”

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El actor presenta su libro La neta es chida, pero inalcanzable y reflexiona sobre sus inicios.

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Diego Luna presentó su libro biográfico La neta es chida, pero inalcanzable.

El teatro es el origen, el amor y el lugar seguro de Diego Luna. Ahí comenzó su carrera, a los nueve años, en una obra en la que prácticamente entró por accidente, aunque el amor por este medio artístico le venía ya inculcado por su padre, Alejandro Luna Ledesma, arquitecto y escenógrafo.

"En el cine cabe todo, pero si el cine no funciona como un reflejo, si no se conecta con lo más profundo de nuestro contexto, con quienes somos, con la vida en comunidad, no tendría sentido. Existe para eso, así lo aprendí a ver y a hacer. Nunca vi a mi papá trabajando en una obra de teatro que no le importara”, compartió Diego.

En su libro La neta es chida, pero inalcanzable, que escribió el cineasta Roberto Fiesco por medio de ocho entrevistas con Diego que recorren sus 36 años de carrera, así como retos y obstáculos a los que se ha enfrentado en cada uno de los proyectos. Desde Y tu mamá tambien hasta Star Wars y diferentes momentos de su vida personal.

De los siete libros que Fiesco ha escrito, asegura que este es el primero que el artista no pide leerlo antes de su publicación.

Así compartió el actor sus inicios como artista y la influencia que tuvo su padre en estos.

“El día que siento que empezó todo es una vez que Luis de Tavira sube a ver a mi papá. Vivíamos en una casa en Coyoacán, que eran dos pisos, y él vivía en el piso de arriba. Sube por unas escaleras exteriores, acababa de morir julio Castillo, era 1988, y me dice: ‘quieres hacer una obra de teatro? Le vamos a hacer un homenaje y su hijo ya no puede hacer el personaje’.

Ahí empezó porque me dijo: ‘¿Quieres?’ Y yo le dije obviamente que sí. Mi padre de forma irresponsable dijo: ‘Claro, es con Luis, si tú quieres y si no dejas la escuela’. No sabía que había esa posibilidad, pero me la planteó.

Empecé a hacer teatro y cine, que de pronto me enseñó que había una oportunidad de hacer audiovisual de una forma mucho más artesanal. El libro siento que me ayuda como a entender todo lo que me queda por hacer y todo lo que me queda por agradecer. Y empiezo por agradecerle a mi papá.

Él me trajo al teatro y me sentó ahí sin que yo se lo pudiera. Nos burlábamos mucho porque también quizá en un acto de total irresponsabilidad, me dejó ver todo el teatro que se hacía en el INBA, en la UNAM, en las muestras nacionales de teatro aquí, en Guadalajara, íbamos a Monterrey, a Tijuana.

Me sentó a ver cómo se hacía el teatro y qué pasaba en ellos cuando llegaban ustedes y se sentaban y esa vida me fue envolviendo al punto de llegar aquí”.



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  • Aracely Garza