Quizá habrá quienes no la ubiquen todavía por su nombre, pero seguro todos hemos visto alguna de sus interpretaciones en cine, teatro o televisión.
Se trata de Diana Bovio, una actriz mexicana que ha recorrido un largo camino en la industria y que, gracias a su versatilidad y determinación, no solo no ha pasado desapercibida, sino que se ha consolidado como una de las figuras más prometedoras de la comedia en México.
Con su participación en series como De brutas, nada (2019), Pinches momias, y El niñero (2023), o en películas como La posesión de Altair (2016), La última y nos vamos (2018), Mirreyes contra Godínez (2019), Cindy la Regia (2020), Lecciones para canallas (2022) o Juntos, pero no revueltos (2023), Diana se ha ganado la admiración del público y de un medio casi siempre controlado por hombres.
Desde que dejó su natal Monterrey, hace poco más de una década, Diana ha experimentado una transformación absoluta que hoy utiliza como una herramienta de trabajo.
“Se puede decir que en la Ciudad de México tuve un despertar para bien y para mal. De pronto abrí los ojos y entendí que yo podía ser una mujer completamente independiente, hacerme cargo de mí misma, y renovar mi pasaporte, por ejemplo, que eran cosas a las que antes me acompañaba mi papá”, nos cuenta en entrevista.
Parte de la vida
También recuerda cómo tuvo que enfrentarse a una realidad totalmente distinta a la que había vivido.
“Fue muy lindo darme cuenta que yo era capaz de cuidarme y protegerme, pero fue muy rudo ver también las situaciones tan horribles que viven las mujeres en esta ciudad, ante el acoso callejero, los insultos, los albures, las noticias de los feminicidios y las desapariciones. Recuerdo que un día, en la madrugada, le hablé a una amiga llorando porque acababa de ver la noticia de una chava a la que asesinaron. Vi la realidad y eso está bien. Duele, es difícil, es muy duro, pero es parte de la vida, y creo que este tipo de cosas nos permiten vernos a nosotras mismas como seres humanos y generar empatía”, asegura.
De ahí que Diana siempre busque interpretar a mujeres empoderadas, ejemplares y decididas.
“Me gusta jugar en la pantalla. Es divertido no solo mostrar las cosas positivas, sino también las negativas, como con esos personajes que tienen muchísima ambición, a los que de pronto les falta toda ética y toda moral, pues creo que también eso es refrescante. Se trata de decir: ‘Ok, yo también puedo de pronto tener ese lado oscuro’, así que debo aceptarlo, hacerlo parte de mí y ver cómo puedo transformar lo negativo en algo positivo”, comenta.
Romper los moldes
Actualmente, Diana tiene dos proyectos al aire: la serie de época Y llegaron de noche, junto a Eugenio Derbez, así como otro serial de comedia titulado Somos oro, que hoy se estrenó a través de Prime Video y en donde comparte créditos con Michelle Rodríguez. En ambas interpreta a mujeres fuera de serie.
“Me gusta interpretar este tipo de personajes: femeninos, complejos y más agresivos, porque, al final de cuentas, son más reales. Creo que a las mujeres antes se nos clasificaba. Se nos ponía en unas cajitas muy pequeñitas, en la vida, en la industria y en las mismas películas. Y creo que creo que este tipo de proyectos rompen esos esquemas y muestran a mujeres muy complejas y con lados oscurísimos”, nos dice.
En el caso de Somos oro, Diana interpreta a Vanessa, una mujer que vive al día y está dispuesta a todo para cambiar su realidad.
“Claro que queremos mostrar la mierda que traen estas mujeres por dentro y lo que pueden llegar a ser, porque eso es parte de lo que nos hace seres humanos. El cometer errores y el dejarse llevar por el impulso, por el odio, por el deseo o por la ambición. Entonces, me siento plena con esta historia, porque a mí me gusta construir personajes femeninos que rompan con los esquemas y los estereotipos, no solo desde la comedia, sino desde todos lados. Por ahora lo que más hago es comedia, pero me encantan los demás géneros. Me encantaría hacer otro tipo de cosas también, pero creo que ahora, a través de la comedia, he podido construir personajes más interesantes y que rompen un poco los moldes”, asegura.
Entrar a la industria
Diana comenzó su carrera en el teatro, demostrando desde temprana edad una pasión por la actuación. Aunque los inicios fueron complicados, participando en obras independientes y pequeños proyectos, nunca dejó de luchar por su sueño, y su enorme dedicación la llevó a obtener papeles cada vez más importantes, aprendiendo con cada experiencia y mostrando una actitud de resiliencia frente a los obstáculos que enfrentaba.
“Fue difícil hacer que la industria confiara en mí. Yo me acuerdo de mis primeros castings y que mi primer manager me decía que les había gustado mucho, pero no me quedaba porque no me conocían ni sabían cómo trabajo... Me costó un buen rato, yo creo que como unos cinco años, y fue hasta que entré a Saturday Night Live México (2013), ese programa que realmente ya nunca se hizo, que se me abrieron las puertas cuando conocí a personas como Eugenio Derbez o Billy y Fernando Rovzar. Diría que ahí fue cuando efectivamente pude ir entrando a la industria”, señala.
Tomar otra dirección
Aún así, Diana enfrentó varios desafíos, pues en una industria tan competitiva como la del entretenimiento, no siempre es fácil sobresalir.
“Creo que, definitivamente, siendo mujer y estando tan chiquita, hubo momentos en los que me sentía atrapada en una ciudad tan abrumadora y complicada. Ahora la veo y me encanta. Siento que es lo más padre del mundo vivir aquí. Pero cuando llegué, sí significaba mucho reto enfrentarme a ella. Aunque no viera la inseguridad en la calle, a mí me daba miedo andar sola en el metro o en los taxis. Al principio fue complicado, pero valió la pena y al final de cuentas, me topé gente muy linda que me ha acompañado en todo el proceso y me ha ayudado a establecerme”, dice.
Y agrega: “Pienso que definitivamente me pude haber quedado en Monterrey y seguir siendo diseñadora gráfica, porque fue lo que estudié en la UdeM. Me pude haber quedado viviendo una vida mucho más sencilla, mucho más fácil, por así decirlo, pero sí me agradezco haber tenido la valentía de salir de mi zona segura... Hoy veo la vida de mis amigas allá y, aunque admiro cómo decidieron ellas vivirla, y tam-bién lo observo con un poco de nostalgia, al pensar qué hubiera pasado si yo estuviera todavía en mi tierra con dos hijos, también lo veo como como algo que ya nunca voy a vivir, que nunca voy a saber. Porque ya tomé otra dirección y me siento orgullosa de haberme empujado a mí misma para venir a cumplir el sueño de ser actriz”, concluyó.
Fotos: Kevin Corona
Stylist: Gretta Forte
Makeup: Leo Urdaneta
Hair: Erick Moreno