“Los niños al final son más maestros nuestros que nosotros de ellos, nos enseñan muchísimo”, así explica su experiencia. Ser mamá ha sido el reto más grande, pero también el más emocionante, porque una vida depende de ella, de lo que hace, dice y piensa.
Es emocionante porque no hay reglas escritas, nadie le enseñó a ser madre y ha tenido que ir descubriendo cómo se hace paso a paso. “Ayuda mucho el que no haya reglas escritas, así que puedes improvisar; tienes todo el tiempo, eso hace que sea relativamente más fácil”, dice.
Físicamente, Mariano se parece mucho a su papá, pero en su forma de ser es como su mamá. María es super consentidora con él, pero también es rígida en algunos momentos. “Soy consciente que la disciplina y los hábitos son súper importantes. Trato de estar en medio de lo laxo y lo rígido. Me ocupo en desarrollar en él buenos hábitos: amor, respeto a la naturaleza, mucho respeto hacia sí mismo y su forma de ser y pensar”, agrega. La conexión que existe entre ella y su hijo es mágica, natural; no es algo forzado y nunca va a tener fin, sin importar que haga o deje de hacer Mariano.
Incluso, la relación con su hijo le ha enseñado principios relacionados a la fotografía. “Todos los niños, cuando hacen fotografía tienen composiciones, ángulos súper interesantes; tienen un punto de vista diferente al que tienen los adultos. Los niños, desde que nacen son artistas; para ellos todo es maravilloso, todo les asombra”.
"La fotografía que hacen (los niños) nos da a nosotros los adultos una visión mucho más clara de qué está pasando con el niño, tanto en sentimientos como en pensamiento”.
ACTIVA EN REDES
María comparte todos los días un poco de su vida, con publicaciones llenas de positividad y buena vibra. Constantemente muestra su gusto por la actividad física, principalmente por el box y las artes marciales mixtas, complementando con meditación dos veces al día.
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