Hace 20 años un acontecimiento en la vida de Andrea Anaya se transformó en lo más maravilloso que le pudo haber pasado: se convirtió en madre.
Su hija que lleva el mismo nombre, Andrea López, llegó para complementarla, para volverse su mejor amiga, consejera y compañera.
“No existe un manual para ser madre, es una experiencia maravillosa y una gran responsabilidad siempre tratando de educar con amor y firmeza, transmitiendo valores como disciplina, honestidad, confianza en sí mismo, paciencia, amor, humanidad y agradecimiento a todo lo que recibe”, compartió.
Viniendo de una familia de mujeres fuertes, emprendedoras, decididas y guerreras, recuerda con mucho cariño a su abuela de nombre Helena Jones, a su madre Helenita Sanromán y a su hermana Helen Anaya quienes han sido su ejemplo a seguir.
En este camino maternal y reafirmando su compromiso de ser una guía para su sucesora, la educación ha sido una pieza clave para brindarle fortaleza y enfoque durante su crecimiento tanto personal como profesional.
“La parte más importante que aprendí de estar con mi mamá fue el sentido humano, el no olvidarte del otro, ser muy comprometida con las cosas que haces y muy responsable”, platicó su hija.
Mamá e hija disfrutan de su tiempo libre estando en familia, escuchando música, contemplando la naturaleza mientras leen un buen libro y compartiendo el gusto por viajar.