Da risa solo pensar en lo que diría Porfirio Díaz de saber que se acaba de estrenar una película sobre Ignacio de la Torre, su yerno gay al que tanto intentó ocultar. No es el punto de El baile de los 41, sino todo lo contrario. Es reivindicar a esos 41 hombres homosexuales (42 si contamos a Ignacio) que en noviembre de 1901 fueron sorprendidos por la policía, y posteriormente señalados por la prensa, en una casa de la Ciudad de México mientras bailaban y mostraban libremente sus preferencias sexuales.
Su director, David Pablos (nacido en Tijuana en 1983 y director también de la aclamada cinta Las elegidas) nos platica que tenía también el objetivo de normalizar y visibilizar las escenas de amor entre hombres que a menudo se relegan a segundo plano o se caricaturizan.
¿Qué es ficción y qué no es en la película?
El personaje de Emiliano Zurita es ficción, aunque se sabe que Ignacio de la Torre, personificado por Poncho Herrera, tenía un amante. Porfirio Díaz lo tuvo alguna vez en un trono, era diputado, aspiró a ser gobernador del Estado de México y estaba casado con su hija bastarda, pero eso se vino abajo cuando supo que era homosexual. Se tienen documentos de la difícil relación que Ignacio tenía con su esposa y que no tuvieron hijos.
¿Has pensado en lo que diría este grupo de hombres de saber que tendrían una película?
Qué bonita pregunta. Claramente hubiera sido impensable que 119 años después tuvieran una cinta que hablara sobre este tema. Lo que ahora tenemos como la comunidad y el orgullo LGBT era inexistente y la manera de vivir la homosexualidad era muy distinta, en gran medida a partir de la culpa. Para mí era importante mostrar, dentro de la clandestinidad, esa libertad. Me gusta pensar en esta película como una celebración.
¿Sientes que quedaron dignificados?
Yo creo que sí. Mi película no es discursiva y no pretende serlo, hay un enorme respeto en la representación de estos hombres y, ante todo, se les ve a los ojos y sin prejuicios. Es importante aclarar que al personaje de Ignacio de la Torre nunca lo quise hacer un mártir, sino alguien que se ve condicionado por el contexto en el que vive. Ninguno de estos 42 hombres era un activista político ni luchaba por determinados ideales.
Se siente como que van a tener que pasar otros 119 años para que en México tengamos un político abiertamente gay…
Espero que no. A mí me impresiona hacer esta reflexión de que la historia de El baile de los 41 podría ser hoy exactamente igual. En el mundo político, en estas altas esferas de poder, la homosexualidad está todavía muy vetada.
Tu película cuenta con apoyo del Eficine. ¿Cómo tomaste la noticia de la desaparición de estos fideicomisos?
Yo lamento que hayan desaparecido porque estaba más que comprobado que funcionaban. Claro que va a afectar enormemente. Se está haciendo más estrecha la puerta y es preocupante, pero al mismo tiempo sé que seguiremos haciendo cine.
yvr