Daria Izmailova ha capturado momentos tan significativos, que la han posicionado como una de las fotógrafas más destacadas de la actualidad. Conoce cómo su talento y dedicación han convertido su trabajo en un referente para quienes confían en su visión artística.
Daria, nos gustaría comenzar hablando sobre el concepto de la fotografía. Es un arte que ha evolucionado a lo largo de las generaciones. ¿Qué fue lo que te atrajo a este campo y en qué momento supiste que la fotografía sería tu gran pasión y profesión?
Hace 15 años comencé a tomar fotografías, pero nunca decidí formalmente dedicarme a esto; simplemente fue algo que surgió de manera natural. La fotografía siempre llamó mi atención y dejé que ese interés me guiara.
Siempre me ha fascinado observar cómo la luz interactúa con los objetos, las personas, las plantas y los animales, revelando detalles y matices únicos.
El foto retrato es una técnica que cada fotógrafo desarrolla de manera única, según su estilo. ¿Cómo lograste definir y perfeccionar el tuyo?
Creo que la única manera para poder definir y perfeccionar un estilo, es con la cámara en la mano, trabajando y no parando de tomar fotografías, esto te lleva a encontrarte a ti mismo y saber qué quieres expresar; no creo que un estilo pueda definirte toda la vida porque entre más trabajas, más creces y tu técnica, estilo y conceptos van evolucionando contigo.
Tus fotografías transmiten emociones profundas. ¿Te ha tocado trabajar con sensaciones tristes o melancólicas en proyectos más artísticos que comerciales, o ha estado a la par?
Recuerdo que, al principio, cuando empecé a tomar fotos, trabajé en algo que llamé ‘retrato psicológico’. La idea era mostrar al 100 por ciento la emoción que sentía la persona que estaba fotografiando.
¿Recuerdas el momento en el que comenzaste a recibir reconocimiento por tu trabajo? ¿Cómo impactó eso en tu carrera como fotógrafa?
Mis primeros años como fotógrafa transcurrieron en Rusia. Buscaba modelos e invertía todos mis ahorros en alquilar un estudio para practicar y perfeccionar mi técnica. Trabajaba a tiempo completo y, durante las noches y fines de semana, destinaba todas mis ganancias a realizar sesiones fotográficas.
El primer reconocimiento llegó años después, con una invitación para fotografiar la portada de un libro de un artista en Italia. Ese día supe que podía vivir de lo que tanto me apasiona.
¿Alguna vez has enfrentado retos para lograr una fotografía, ya sea por el concepto, el estilo o la ejecución de la idea?
Siempre buscamos crecer, mejorar y evolucionar en lo que hacemos. Cada sesión es un reto, especialmente porque trabajamos casi exclusivamente con luz natural, en un 90 por ciento de las ocasiones.
Esto significa que la luz puede cambiar en cualquier momento, puede salir el sol, nublarse o incluso llover. Pero es precisamente esta espontaneidad la que nos permite capturar momentos únicos e irrepetibles.
Cuando alguien te elige como fotógrafa, ¿qué pueden esperar de tu enfoque y estilo?
Cuando alguien llega al estudio, nuestro objetivo es crear una experiencia completa en la que se sientan cómodos y disfruten al máximo.
Sabemos que esto se refleja en las fotos. Nuestro estilo es editorial y los guiamos en cada paso del proceso, desde las poses y las tomas, hasta la creación del moodboard, para que puedan relajarse y disfrutar de la sesión.
Por último, ¿has pensado en explorar otros estilos más allá del retrato? Tal vez fotografía artística en paisajes u otros géneros similares.
La naturaleza me atrae, pero mi conexión más profunda se da a través de los retratos de mujeres. Aunque estoy abierta a otros géneros fotográficos, esta es mi verdadera pasión.