Damayanti Quintanar cumple este año dos décadas de ser actriz. A ella la hemos visto en una infinidad de papeles como el protagónico de La muchacha que limpia, como Yolanda Saldivar en El secreto de Selena (en la que realizó una impresionante transformación) o en Narcos: México, Historia de un crimen y muchos más.
Pero Dama, como le dicen sus amigos, nunca imaginó el terror y la emotividad que le provocaría interpretar a Gabriela en su nueva serie, Cada minuto cuenta, una serie histórica sobre el terremoto de la Ciudad de México en 1985 que se estrena este 8 de noviembre por Prime Video.
Su personaje es una madre que vive en Tlatelolco y que tiene que buscar a sus hijos tras el sismo más catastrófico que ha vivido el país.
Y es que la actriz, quien nació en Puebla, pero vivió hasta los 19 años en Aguascalientes, experimentó el terremoto del 2017 en la colonia del Valle, en la CDMX, por lo que le tocó que a unas cuadras de donde estaba se cayeran varios edificios e incluso muriera una conocida.
“Para mí Gabriela representa la peor pesadilla para todas las que somos madres, el no encontrar a tus hijos. En este escenario es un terremoto, pero desgraciadamente en México ocurre en otros escenarios en los que están las madres buscadoras. Me fue imposible leer los guiones sin llorar. Todos podemos relacionarnos con este tipo de catástrofes y de pérdidas porque tienen que ver con la humanidad y con el cómo reaccionamos ante algo así de terrible. Creo que la gente va a conectar mucho con eso”, me dice.
A lo largo de esta plática que tuvimos, recuerda sus inicios en la industria cuando dejó su ciudad para estudiar actuación, aunque confiesa que le “mintió” a sus papás y primero cursó un semestre de Comunicación en el Tec campus CDMX, puesto que a lo que en realidad venía era para ver la posibilidad de materializar su sueño de ser actriz, por el que finalmente decidió arriesgarse y se matriculó en Casa Azul.
En estos 20 años, esa fuerza y arrojo con los que ha guiado su vida, también han sido las características principales de sus personajes. Hay un hilo conductor de mujeres fuertes, con carácter y personalidad.
“Cuando buscan una actriz que no sea la más sexy, pero que tenga rango actoral, es donde entra mi fuerte y donde sobresalgo. Así me pasó con Yolanda Saldivar, pues no querían a alguien que tuviera el físico, pero sí el rango emocional. Para mí eso es un halago y lo puedo dar. Me entrego, me comprometo y construyo al personaje porque encanta contar historias y vivirlas. Desde niña, sin saber que quería ser actriz, vivía en mi imaginación cuando jugaba con las muñecas y les construía universos e historias apasionantes”, cuenta.
¿Cómo te sientes de cumplir 20 años actuando?
Estoy llegando a un punto de mi carrera en el que por primera vez me siento segura de la actriz que soy. Me tardé muchos años, pero hoy ya sé lo que traigo a la mesa: mi disciplina, entrega y la pasión con la que trabajo. El otro día me preguntaron si me daba miedo que la inteligencia artificial reemplazara a los actores y dije que no, porque yo trabajo con el alma y el corazón entero. He ido tomando confianza con los personajes que he hecho y comprobándome a mí misma que sí puedo hacerlo, pero sobre todo, lo disfruto. Lo que no ha cambiado es que sigo llena de sueños que cuando empecé y esperando más personajes. Me veo de 80 años actuando.
¿Qué cambió en ti que ahora te sientes así?
Siento que la maternidad puso en orden las prioridades de mi vida. El haber traído a Micah al mundo fue trascendental y los personajes que hago son mi pasión y también son mi gran amor, pero quiero hacer esos que me llenan el alma y nada más. Ya no es como a los 20 años que tienes que hacerlos para pagar la renta y porque tienes que construir una carrera para demostrarle a los demás y a ti que sí puedes. Sigo yendo a castings y aún me siguen diciendo que no. Eso no cambia. Pero el lugar desde el que he decidido vivirlo sí cambió porque lo decidí así, porque podría seguirlo sufriendo. Hoy vivo de una manera distinta.
Fotos: Yorn
Styling: @brujademoda