Conoce al cineasta español que se enamoró de Hidalgo

PERSONAJES

“Me di cuenta que aquí estaban muchas de las historias que yo he estado buscando desde hace muchos años”, confiesa. “Más allá de exótico, es mágico”.

COMPARTE ESTA NOTA
Roberto Salvador. Fotos: Carlos Dayan Aparicio.

Roberto Salvador es parte de la fuga de cerebros que ha ocurrido en España, a raíz de la crisis financiera. Después de haber estudiado en el Instituto del Cine, de su natal Madrid, no tuvo más opción que seguir el ejemplo de muchos otros cineastas españoles: hacer carrera en otro país.

“Quizá en los ambientes adecuados si se puede triunfar. Por suerte o por desgracia, vengo de una familia más humilde; nadie de mi familia tiene relación siquiera remota con el mundo del espectáculo, del cine o de la producción”, así explica su inevitable salida de la Madre Patria.

Lo que no sabía es que iba a terminar en México. Su primer objetivo fue Santo Domingo, República Dominicana. Pero unas semanas antes de tomar el vuelo, un amigo que vive en la Ciudad de México, director de series, lo invitó a probar suerte.

“Me di cuenta que la Ciudad de México es muy cosmopolita, demasiado quizá. Se ha perdido la identidad, es como una especie de ensalada de todo un poco”, describe. “Cuando te subes al metro te sientes como una hormiguita en un gran hormiguero, donde solo estás para trabajar y no existes para nadie”.

Cuando lo invitaron a venir a Pachuca, Salvador pensaba que era una colonia o una extensión del Estado de México; nunca había escuchado de Hidalgo, ni mucho menos de su cultura o su historia. “Cuando llegué a Hidalgo, toda la gente me recibía: Vente a la casa, mañana hacemos unas carnitas, vemos el partido, el combate. A mí me sorprendía que me metieran con la familia de conocerme media hora”, confiesa.

Al conocer La Huasteca Hidalguense, Roberto encontró infinidad de historias que contar, a unas horas de la capital. “En Europa, todo lo que tiene que ver con artesanía es muy valorado. Yo he visto tiendas y exposición allá del arte inca, maya, de los indios nativos americanos, y se compran bordados por grandes cantidades de dinero, incluso en subastas.

“Aquí, en las típicas ferias, me di cuenta que la gente regateaba una blusa de 300 pesos, que son 10 euros, no es nada; lo que te cuesta unos calcetines de H&M”, lamenta. “Me sorprendía cómo se podía regatear algo hecho a mano, que en Europa hace mucho tiempo que desapareció. En muy pocos lugares encuentras cosas que no están maquiladas o hechas de manera industrial”.

Con esta inquietud, surgió la idea con la que se ha ganado el reconocimiento nacional e internacional. Roberto llevó a una artesana de La Huasteca a Madrid y lo filmó todo. “Con el fin de que vieran en un pequeño documental, cómo la gente reacciona. Le pitaban con los coches, le decían: Oye, ¿tu vestido de dónde es? Te pareces mucho a Yalitza Aparicio”, narra.

“Cuando estábamos tomando un vuelo de vuelta, ella me dijo: Después de mis 30 años de vida que tengo, es la primera vez que me he sentido como en casa. En ningún momento he tenido que pensar: no me voy a poner mi vestido o mi rebozo o el pepenado, porque quién sabe a quién voy a ver”, agrega.

Con el documental ¿Cómo Vuelan las Flores?, Roberto demostró lo poco explotada que está a nivel internacional la cultura hidalguense. “En cualquier otro lugar dices Hidalgo y nadie conoce Hidalgo, y cuando digo nadie, es nadie”, asegura.

El cineasta quisiera que los hidalguenses se sintieran orgullosos de sus raíces, como se sienten los españoles de España o los alemanes de Alemania. “A mí me da mucha pena, mucha lástima, que yendo a La Huasteca, vea chavales de 15 a 18 años, que hablan náhuatl, pero no en la escuela, para que no los marginen o les digan indios. A mí me hubiera gustado ser bilingüe de nacimiento”, dice.

UNA GENERACIÓN SIN PACIENCIA

Profundizando un poco acerca de los productos audiovisuales en la actualidad, Roberto está de acuerdo en que cada vez es más difícil que una serie o película nos entretenga. “La nueva generación no tiene paciencia. Si no te ponen música de acción o sonidos fuertes, te aburres. El cine de antes se estipula como el mejor de la historia; ese cine marcó todo, lo de ahora son imitaciones. Pero si tú a un chico le intentas poner una película de Orson Wells de los años 40, se duerme o lo aborrece”, comenta.

“Lo tienen todo a la mano, ya no tienen esa curiosidad. Antes veíamos un capítulo de nuestra serie favorita, uno a la semana si Dios quiere, y esperábamos seis meses para la siguiente temporada. Toda la semana estábamos contentos, porque sabíamos que el domingo llegaba el nuevo capítulo. Ahora ya nada te ilusiona”.

Su director de cine favorito: Clint Eastwood

Su trabajo como director ha destacado aún más que como actor. Su estilo es influencia para Roberto Salvador, sobre todo en iluminación, contrastes y silencios, con una banda sonora muy íntima.

Aquí puedes ver el trailer de ¿Cómo vuelan las flores?

PRÓXIMAMENTE: Salvador prepara el documental “Soy Querreque”, en el que narrará las experiencias de un bailarín de huapango hidalguense andando por el mundo.

Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
  • Elliott Ruiz