Tan solo el uno por ciento de quienes intervienen actualmente en la industria cinematográfica son mujeres. Parece increible, pero incluso luego de que directoras como Sophia Coppola o –más recientemente– Greta Gerwig hayan conseguido verdaderos éxitos taquilleros, se sigue perpetuando la idea de que el cine es un negocio exclusivo de hombres.
De ahí que sea más admirable la perseverancia y labor de mujeres como la peruana Stephanie Cayo, quien, ya sea al frente o detrás de cámaras, ha luchado desde niña por conseguir un lugar en el medio del entretenimiento.
Comenzó su carrera profesional a los tres años, haciendo comerciales en su ciudad natal, Lima. Desde entonces no ha dejado de trabajar y hoy tiene una treintena de proyectos realizados, entre los que destacan series como Club de cuervos, María Emilia, querida, La marca del deseo, La hermandad y Los pacientes del doctor García.
En cine tiene otra decena de títulos, aunque su más reciente estreno es la película Dime lo que quieres (de verdad), que protagoniza junto a Manolo Cardona, Angie Cepeda y Tony Dalton, y de la que también es productora. Sobre esta experiencia y la igualdad de género, Stephanie platicó con nosotros.
Te has sentido excluida de posiciones de poder en la industria?
La verdad es que he tenido mucha suerte, porque yo empecé muy pequeñita. Hice mi primer comercial a los tres y mi primera serie a los 9 años. Pero sí creo que todavía hay mucha desigualdad, sobre todo en los pagos. Me parece un poco loco que todavía sigamos en eso hasta el día de hoy, pero poco a poco estamos tratando de cambiar esto que pasa, no solo en nuestro trabajo, sino en muchos trabajos.
¿Qué crees que falta para derribar esa barrera de desigualdad?
Que quienes estén a cargo quieran contratar a mujeres y tener equipos de mujeres. Si te pones a pensar, muchas posiciones de jefes o CEOs, en la mayoría de las compañías, son para hombres que se rodean de hombres. Pocos son los que quieren tener un equipo más balanceado y contratar a mujeres en posiciones de poder, y para que eso cambie hacen falta hombres muy seguros de sí mismos... Y como mujer saberlo manejar. Tienes que tener carácter, pero no hablar fuerte ni intimidarlos, porque si lo haces, entonces ya eres una mandona. No hay que tener miedo a decir lo que pensamos, pero es un trabajo constante que yo he tenido que aprender desde pequeña y que es casi como una labor diplomática.
¿Y cómo logras ese equilibrio?
Me gusta mucho trabajar en equipo. No por ser la productora voy a sentirme que soy la mandamás, porque no puedo mandar sobre todo el mundo, para nada, así que he tratado de encontrar ese balance entre la energía femenina y la masculina. Creo que un ejemplo es lo que hemos hecho con Dime lo que quieres (de verdad), que fue darle una fuerza muy femenina a un tema que originalmente se planteó de una manera muy machista. Lo que pasa es que últimamente todos estamos pasando por una etapa de mucha confusión entre esas dos energías.
¿Alguna vez sentiste que necesitabas de un hombre para sobresalir?
Yo he producido toda mi vida. Siempre he facturado y, salvo una etapa, cuando falleció mi padre, que me enfadé mucho con la profesión, conmigo y con mis decisiones, siempre he sido autosuficiente para salir adelante. Solo que ahora hago únicamente cosas que verdaderamente me gustan, me motivan, divierten y me lleven a aprender. Esto último es lo que estoy haciendo en este momento de mi carrera.
¿Te gusta el término de mujer empoderada?
Pues yo sí me considero una mujer empoderada, porque para mí ese término representa a una mujer que no tiene miedo, ni evita decir lo que quiere... Justo como el personaje en esta película que es una mujer decidida, que va por lo que quiere y dice lo que quiere.