¿Puede el dinero comprar la felicidad? La mayoría de las personas dirían que no, que la felicidad es algo que va más allá de lo material. Sin embargo, Arthur C. Brooks, profesor de la Universidad de Harvard y experto en ciencias sociales, sugiere que, si se usa de manera estratégica, el dinero puede mejorar el bienestar y, en cierta medida, acercarnos a la felicidad.
En su artículo para The Atlantic titulado "Cómo comprar la felicidad" y en su curso gratuito sobre este tema en Harvard, Brooks explora cómo el dinero puede ayudarnos a vivir mejor, siempre y cuando sepamos cómo usarlo. Sigue leyendo y entérate de los detalles.
Cómo comprar la felicidad, según profesor de Harvard
En su artículo, Arthur C. Brooks destaca que el dinero puede tener un impacto positivo en nuestro bienestar cuando lo usamos de formas específicas. “En niveles bajos, el dinero mejora el bienestar. Sin embargo, una vez que se gana la vida de manera sólida, es poco probable que un multimillonario sea más feliz que usted”, escribió en The Atlantic.
Según él, aunque una fortuna no garantiza la felicidad, existe una manera de aprovechar nuestras finanzas, sin importar cuánto ganemos, para sentirnos un poco mejor.
A continuación, revisamos tres consejos clave que Arthur C. Brooks sugiere para usar el dinero de forma que nos acerque a la felicidad. Tal vez la próxima vez que pienses en tu economía, estos consejos te ayuden a ver tus gastos y decisiones financieras desde un ángulo más positivo.
Gasta dinero en experiencias, no en cosas
Brooks sugiere que invertir en experiencias que nos hagan felices puede ser una de las mejores maneras de usar nuestro dinero. Esto se debe a que las experiencias, especialmente si se comparten con seres queridos, tienden a crear recuerdos que perduran en el tiempo y nos generan satisfacción a largo plazo.
¿Tienes un concierto al que quieres ir o un destino que siempre has soñado visitar? Planificar unas vacaciones, asistir a un evento especial o incluso cenar fuera con amigos son momentos que contribuyen a crear felicidad, ya que nos conectan con otros y enriquecen nuestras vidas.
Además, la ciencia respalda esta idea: mientras que los objetos materiales tienden a perder su atractivo y emoción con el tiempo, las experiencias tienden a crecer en valor emocional, ya que siempre podemos recordar y compartir esos momentos.
Compra tiempo para aliviar el estrés
Imagina que puedes reducir el estrés que generan ciertas tareas cotidianas delegándolas a alguien más. Brooks sugiere que el dinero puede “comprar tiempo” si lo usamos para reducir esas responsabilidades que nos roban horas y energía.
Desde contratar ayuda para limpiar la casa hasta delegar tareas que no disfrutamos, comprar tiempo puede liberar espacio en nuestra vida para hacer cosas que realmente nos gustan. Eso sí, Brooks advierte que lo importante es no desperdiciar el tiempo que ganamos en actividades que no nos brindan satisfacción, como el consumo excesivo de redes sociales.
La clave es dedicar esos momentos extra a estar con nuestros seres queridos o realizar actividades que nos hagan felices, lo cual, según varios estudios, puede generar un aumento en nuestro bienestar emocional.
Comparte tu dinero para ayudar a otros
Si has pensado en donar dinero a una causa o ayudar a alguien que lo necesita, ¡estás en el camino correcto hacia la felicidad! Brooks enfatiza que dar a los demás también puede hacernos más felices.
Esto se debe a que, al donar o ayudar, nuestro cerebro libera serotonina, dopamina y oxitocina, sustancias químicas que generan sensaciones de bienestar y gratificación. Donar a una causa que te importe o ayudar a un amigo o familiar no solo te permite contribuir a mejorar su vida, sino también generar vínculos más profundos y significativos.
De hecho, el mismo Brooks señala que el factor clave que conecta estos enfoques es precisamente nuestra relación con los demás: si compramos una experiencia, como unas vacaciones o una salida a cenar, compartirla con alguien que queremos multiplicar la felicidad que nos aporta.
¿Lo sabías?