La carrera de esta joven actriz oaxaqueña es, por decir lo menos, meteórica. Parece increíble, pero en tan solo siete años, Claudia Martín pasó de trabajar en el departamento de Diseño de Vestuario de Televisa, a ser una de las protagonistas consentidas del público. Y todo gracias a su participación en una decena de telenovelas, género que ella defiende a capa y espada.
“Claro que quiero seguir interpretando personajes diferentes, me encanta que vayan de un lado a otro, pero amo hacer telenovelas y en ningún momento las voy a demeritar... Mi idea es seguir haciéndolas, al tiempo que seguimos abriendo camino en plataformas para otro tipo de proyectos, con lenguajes diferentes, pero con la meta primordial de brindar más opciones de entretenimiento a la gente”, comenta.
Pero Claudia no es ninguna improvisada. Desde muy joven decidió mudarse a Europa para estudiar idiomas en Inglaterra y poco después se fue a España, donde se tituló como licenciada en Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid.
“Estoy convencida de que, cuando ya te encuentras en el ojo público, tienes una responsabilidad y la obligación de aportar algo más al mundo. En mi caso me gusta aprender; soy una estudiante consumada que disfruta estudiar de todo y no necesariamente de los temas que tienen que ver con mi profesión... Por ejemplo, ahorita también estoy haciendo cerámica, tomando mis clases de canto y cada cierto tiempo las alterno con otras cosas, porque soy una mujer hiperactiva”, agrega.
Una buena alumna
Ella dice querer ir más allá de lo que se espera de una protagonista de novela; no ser únicamente una cara bonita que llame la atención, sino convertirse en una actriz con fundamento que aporte más que una imagen agradable a las pantallas. “Todo me gusta observar y precisamente creo que esos estudios que tuve en Europa me ayudan ahora a superarme como actriz.
El conocer todo lo que se mueve detrás de cámaras, los tiempos que se necesitan para hacer cada escena o para construir y funcionar dentro de un set, son cosas que me hacen llevar mi trabajo a otro nivel”, dice.
Eso implica también la disciplina durante las grabaciones. “Por ejemplo, en ningún momento voy a cuestionar a un director porque están cambiando la iluminación para grabar de noche o porque estamos esperando, pues son temas muy familiares para mí. Entiendo mucho de eso y del respeto que hay que tener por la labor que realiza cada una de las cien personas que estamos ahí...
Siempre fui muy buena alumna y ahora me doy cuenta de que eso está relacionado con mis profundas ganas de seguir conociendo el mundo y defender mi lugar, porque, si bien últimamente he tenido papeles importantes, no me siento mejor que nadie ni pienso abandonar mi disciplina diaria, pues quiero continuar aquí, y esta carrera se construye con esfuerzo”.
Es por eso que planea seguir preparándose hasta el último día. “Una de las metas más claras en mi vida y también en mi profesión es nunca dejar de aprender. Sigo tomando talleres de actuación con diferentes técnicas, en diferentes países y con distintos maestros, para entender todos esos tonos que me permitan seguir cambiando de piel...
No quiero parecer arrogante, solo creo que algo que me distingue es mi compromiso, porque me involucro por completo en cada proyecto, como actriz y como persona, y a cada personaje le entrego algo de mi propio camino recorrido; sé que suena cursi, pero estoy convencida de que lo importante es nunca detenerse, seguir creciendo como profesional, como ser humano y experimentando cosas para compartirlas con los demás”, expresa.
Llegar a la pantalla grande
Desde sus inicios haciendo una breve aparición en la telenovela Amores con trampa (2015), y hasta su más reciente protagónico, interpretando a Mariana Villarreal en una nueva adaptación del melodrama clásico Los ricos también lloran, a Claudia parece guiarla una regla inquebrantable: dar siempre el máximo: “Al momento de iniciar un proyecto me entrego al cien por ciento, porque este es el trabajo que amo; de verdad me apasiona lo que hago y es lo que más me hace feliz en el mundo”.
Sin embargo, hay un aspecto de su personalidad que ha debido controlar para trabajar mejor. “Mi problema es que toda mi vida he sido muy perfeccionista, antes mucho más que ahora, y cuando me veía en la tele, casi me daba de topes contra la pared o me frustraba. Siempre estaba pensando que lo podía haber hecho mejor o qué era lo que hubiera podido cambiar. Pero ya aprendí a desprenderme bastante de esa presión y a aceptar cuando te dicen ‘¡Corte!’. Ahora me es más fácil reconocer que hay un equipo detrás, y si los directores dicen que ya quedó una escena, yo confío en ellos sin quebrarme la cabeza”, agrega.
Aunque no ha compartido detalles de su siguiente proyecto, Claudia asegura que planes profesionales hay muchos y pronto estrenará algo en plataformas; sin embargo, el propósito de Año Nuevo que le gustaría cristalizar próximamente es su debut en la pantalla grande, algo que hasta hoy ha sido prácticamente imposible.
“Por alguna extraña razón, en los últimos años siempre he estado a punto de arrancar algún proyecto en cine y a la mera hora me cambian las cosas o, por motivos de trabajo, no los he podido llevar a cabo... De verdad espero que este 2023 ya se concreten y por fin pueda hacer una película, que es uno de mis sueños desde que comencé en la actuación”.
Y es que no se trata de que la industria fílmica discrimine a los actores de televisión. “Al contrario, agradezco que ya no se toman en serio eso de que si eres actriz de telenovela, ya no puedes hacer cine o viceversa... Afortunadamente existen los espacios, solo no se ha dado la ocasión... Pero no me desespero. Creo que cada proyecto tiene su tiempo y el día que suceda, sé que todo se acomodará para que ese primer papel sea para mí y sea maravilloso. Siempre digo que los personajes nos escogen a nosotros y yo solo quiero estar lista para cuando este llegue”.
Mujer asesina
Mientras eso sucede, seguirá celebrando el éxito de uno de sus trabajos más recientes y aclamados. Se trata de un episodio de la serie Mujeres asesinas, donde interpreta a una joven chef que, aunque brilla profesionalmente, permite ser maltratada por su pareja, con consecuencias fatales.
“Mi personaje es una mujer con muchas carencias emocionales, que perdió a su mamá de muy niña y no sabe relacionarse; no sabe dar afecto ni recibirlo, por lo que entra en un remolino que la va absorbiendo en una relación tóxica. Lo más grave es que ella es precisamente gran responsable de lo que vive, pues aquí no se trata de que la mujer sea buena y el hombre malo por el simple hecho de ser hombre; en esta historia ella también es culpable de lo que vive y al final sufre los resultados de sus actos”.
Este personaje le ha dado a Claudia una visión más amplia de la mujer como agente de cambio. “Personalmente me siento agradecida con la llegada de proyectos así, de la exposición que tienen estos temas en medios masivos y del trabajo que siguen haciendo tantos movimientos feministas, aunque siento que apenas estamos dando los primeros pasos.
Nos queda mucho trabajo por hacer, por cambiar, pero creo que se puede lograr con pequeñas acciones; cada una de nosotras podemos hacerlo solo con modificar el modo en el que llevamos nuestras relaciones de pareja, aprendiendo a poner límites y educando mejor a los hombres y mujeres que estamos criando”.
También la ha hecho tomar conciencia de las palabras que comparte. “A través de mi trabajo y de mis redes sociales, siempre intento dar un mensaje positivo a la gente y decir cosas que sumen. En la vida cotidiana todos pasamos por distintas problemáticas y, en el caso particular del maltrato a las mujeres, es primordial que contemos historias con las que nos sintamos identificados, para encender los focos rojos y evitarlo... Debemos saber que, aunque no sean golpes ni gritos, existen distintos modos de abuso que debemos erradicar por completo”.
Texto: Cristóbal Sandoval
Fotografía: Alberto Hidalgo
Makeup/hair: Leonel Urdaneta