María Carolina Josefina Pacanins y Niño, que más tarde se convertiría en Carolina Herrera, nación en el año de 1939 en Caracas, Venezuela.
Desde muy joven tuvo una vida holgada dentro de una familia de buena posición y esto le otorgó accesos especiales dentro del mundo de la moda, como lo fue el poder asistir a un desfile de Balenciaga a los 13 años.
Esa ocasión fue decisiva para Carolina, ya que marcó su gusto por la moda y dio ruta a su profesión; Además de estos acercamientos, vivió experiencias con personajes de la realeza y el arte como Andy Warhol y Jean Michel Basquiat, mismos que perfilaron su carrera.
Un elemento que ha marcado su trabajado, desde su primera colección de moda lanzada en 1981, ha sido el buen gusto y la sencillez, ella dice que lo aprendió de su madre y las mujeres en su familia.
Así una de las piezas fundamentales en sus colecciones son las camisas blancas, elemento que es parte de su guardarropa y está presente es sus pasarelas.
Esta prenda reafirma la idea de una de sus frases icónicas: “No hay nada que envejezca más a una mujer que vestirse de joven”.
Dicha prenda, así como el famoso blackdress de Coco Chanel, no puede faltar en el clóset de una dama. Aunque las camisas blancas, tienen un origen masculino, Herrera las ha llevado a otro nivel, cambiando los cuellos, escotes, botones y siluetas, agregando lazos o doblando las mangas.
Además las ha combinado con faldas largas, de diversos colores, con medias, tacones, jeans y un collar de perlas.
Eso sí, planchadas perfectamente, ya que mostrar arrugas o que luzcan deslavadas y no un blanco puro, para la diseñadora es un gesto de mal gusto.
Desde 2018, Herrera dejó la dirección creativa de la marca en manos de Wes Gordon. En Instagram la marca cuenta con 7.5m seguidores.
Conoce más acerca de la diseñadora con esta entrevista hecha por Adela Micha en el año 2015, donde se mostró tal cual y platicó abiertamente sobre su vida.