Roberto es un exitoso banquero, con una vida que parece perfecta, junto a Elia, una bióloga con quien lleva seis años de relación. De pronto aparece Cris, un chico de 20 años que él conoce en una app de encuentros gay, y que lo lleva a replantearse si en verdad tiene la vida plena que cree, o solo la que la sociedad espera que tenga.
Esa es la trama de Straight, película protagonizada por Alejandro Speitzer, Franco Masini y Bárbara López, que recientemente llegó a los cines y que, para la actriz, ha representado el reto más grande de su carrera.
“Es de los proyectos que más he disfrutado, porque el director (Marcelo Tobar), me permitió encontrar cosas nuevas que yo nunca antes había hecho en un rodaje... Siempre había seguido la misma línea actoral y en este filme descubrí matices diferentes, por lo que siento que he hecho un gran avance en mi profesión y eso me tiene muy feliz”, nos cuenta Bárbara en entrevista.
El guión, escrito por el mismo Tobar, está basado en una obra teatral homónima de 2018, dirigida entonces por Manolo Caro y protagonizada también por Speitzer, junto a Érik Elías y Zuria Vega. Sin embargo, esta cinta no es una copia fiel de aquel montaje.
“No tuve oportunidad de verla hace seis años y aunque me hubiera encantado, creo que eso nos dio a los tres, en esta ocasión, la oportunidad de ir creando los personajes desde cero e imprimirles nuestro propio sello y sentimiento”, añade.
La complejidad de las relaciones
Esta cinta también la ha llevado a reflexionar acerca de relaciones humanas y los prejuicios que aún permean a la sociedad.
“Hay muchas reflexiones en esta historia. Principalmente, me gusta cómo se toca el tema de la infidelidad y lo interesante que es, como experimento social, que de alguna forma pareciera que la infidelidad es más aceptada que la homosexualidad. Siento que, cuando se trata de identidad sexual, a la sociedad le pesa más o le llama más la atención... También me llevó a pensar en la complejidad de las relaciones humanas y cómo es que uno puede querer a dos personas al mismo tiempo, y perder la capacidad para decidir”, comenta.
“También se aborda el tema de las etiquetas. De cómo a la sociedad le es tan importante etiquetar a la gente para poder comprenderla o simplemente para ponerla en un lugar determinado. Eso es algo que me parece interesante de la película y que me llevó a la reflexión de que, muchas veces, todos vivimos nuestra realidad según lo que nos dictan otros, y que eso se debe cambiar”, asegura.
De ahí que Bárbara siempre se ha comprometido con la lucha por los derechos LGBTQ+. Su interpretación de Juliana Valdés en la serie Amar a Muerte (2018), fue un éxito rotundo, especialmente por la pareja que formó junto a Macarena Achaga, y que las llevó a ser nombradas aliadas de la comunidad.
“Parece que hemos avanzado mucho en el tema, pero al mismo tiempo, no hemos evolucionado tanto. Si comparas las historias de hace 50 años con la de Straight, creo que tampoco hay mucha diferencia... Sigo creyendo que es un tema tabú y muy difícil de comprender para la sociedad. Al final del día, nosotros vivimos en una pequeña burbuja donde el mundo es un poco más libre y nos entendemos más dentro de esa libertad, pero hay otros lugares donde siguen siendo perseguidos por querer a una persona del mismo sexo y eso es lo que debemos cambiar entre todos”, expresa.
Méritos propios
Desde sus inicios, hace casi 10 años, Bárbara se ha consolidado como una de las figuras de televisión y plataformas más reconocidas, gracias a producciones como Amor de barrio, Desenfrenadas, Vino el amor, El juego de las llaves, Señorita 89, Isla brava o ¿Quién lo mató?.
En estos proyectos ha demostrado su enorme versatilidad y el deseo de abordar historias con mayor profundidad y relevancia social. Sin embargo, no han faltado las críticas que atribuyen parte de su éxito al respaldo de su padre, el productor Reynaldo López, algo que Bárbara ha desmentido subrayando su esfuerzo y dedicación.
“En mi carrera está clarísimo lo que he hecho, dónde me he movido y lo que he logrado, como para saber que todo lo que tengo y conseguido, ha sido por mi propio esfuerzo... Por otro lado, también pienso que si la gente tiene oportunidad de apoyar a sus familiares, está muy bien ¿Quién no lo haría por sus seres queridos? Pero eso es una cosa y otra muy distinta es el nepotismo, que aquí no existe”, afirma.
Bárbara es contundente al aclarar que, aunque reconoce el privilegio de haber crecido cerca del medio artístico, su trayectoria ha sido el resultado de su trabajo constante y no de favores familiares.
“De hecho, siento que ahora para seguir creciendo es todavía más complicado. Pues no solo se trata de demostrarle a la gente que no tuve influencia de mi familia, sino que tengo lo necesario para mantener una carrera y que eso es lo que me mueve... Me parece muy gracioso que piensen que le debo todo a mi papá, cuando él solo se ha preocupado por darnos un ejemplo de trabajo y disciplina”, enfatiza.
Momento de transición
Y aunque su experiencia en televisión le brindó una base sólida, ahora la meta de Bárbara es explorar la profundidad emocional que requiere el cine.
Desde su primera oportunidad en la pantalla grande, que llegó hace apenas tres años con la película El mesero, junto a Vadhir Derbez, ha buscado dar un golpe de timón y entrar de lleno a la industria fílmica.
“Siempre tuve el sueño de hacer cine y pienso que, de alguna forma, cuando uno tiene claro sus sueños, la vida se va acomodando de acuerdo a lo que uno quiere. Eso lo veo muy claro en mi carrera, pues empecé en telenovelas y aprendí muchísimo. Debo decir que es una gran oportunidad para aprender sobre televisión y sobre la actuación, pero siempre supe que quería hacer más... De ahí me fui a las series, que me han enseñado otros ritmos de trabajo y otra forma de contar historias, y ahora quiero explorar más el cine, porque es lo que mi corazón me pide en este momento. Al final, uno no puede escapar de su destino”, confiesa.
Y agrega: “Creo que estoy en un momento de transición. Como sucede en todo: en las relaciones, en la vida, en lo laboral, siempre hay momentos de cambios, y siento que ahorita justo estoy en un punto de transformación, enfocada únicamente a hacer los proyectos que me inspiran y dicen cosas importantes. Quiero poder elegir más. Y aunque no es una cosa fácil, me gustaría alcanzar una posición donde ya pueda seleccionar absolutamente todos mis proyectos a futuro”, dice.
Todas las máscaras
A pocas semanas de haber celebrado 32 años de edad, Bárbara se encuentra plena y con muchos lanzamientos en puerta. Entre ellos, en enero de 2025 se estrenará la segunda temporada de la serie Isla Brava, junto a Fernanda Castillo y Erik Hayser, así como el dramedy original Casa Meraki, ambas a través de la plataforma Vix.
“Esta última me encanta porque es una historia íntima, que son el tipo de cosas que a mí me gusta hacer. Adoro los guiones que reflejan todo lo que están sintiendo y pensando los personajes. Son proyectos distintos, pero el retratar todos esos micromundos es lo que me apasiona... Y quiero probarlo todo, mi plan es seguir haciendo cosas diferentes y seguirme retando, para no encasillarme. Probarme que puedo usar todas las máscaras posibles, salir de mi zona de confort y seguir haciendo todo aquello que jamás hubiera imaginado. Eso es lo que disfruto más que nada”, concluyó.