Desde que la pequeña Rafaela Ibarra Anaya llegó a la vida de Ayari Anaya Aguilera, su mundo dio un completo giro de 180 grados.
Con solamente ocho meses de edad, su querida hija nació para darle luz a cada uno de sus días para hacerla sentir realizada y otorgarle un nuevo significado al tiempo, encontrando una vertiente en el amor de madre, aquel que se nutre del instinto, la pureza y la entrega.
Sobre esta maravillosa etapa, su enorme felicidad y los cambios que ha vivido, nos cuenta en esta entrevista repleta de cariño.
Por: Michelle Freyría / Foto: Marifer Rached / Fashion stylist: Ana Victoria Martínez / Moda: El Palacio de Hierro / Looks de Ayari: Adolfo Domínguez en El Palacio de Hierro / Looks de Rafaela: Foque en El Palacio de Hierro.
¿Cómo te sientes en esta nueva etapa como mamá?
Ya tenía mucho tiempo queriendo ser mamá Es una gran responsabilidad, pero con todo lo que implica, vienen cosas súper bonitas y estoy muy contenta. Nunca había sentido este amor como el que siento por mi hija.
¿En qué es diferente este tipo de amor?
Es un amor del que no esperas nada. Es como si con una sonrisa de tu hija pudieras justificar todo lo que entregas, lo que diste, lo que eras, para convertirte en una mujer nueva, no más plena, porque ese sentir se puede encontrar en muchas formas, pero en lo personal, me hace sentir más completa.
He pasado por muchas experiencias en mi vida, situaciones en las que he sentido felicidad, pero creo que esta es excepcional, porque no tiene expectativas.
¿Qué cambios has notado en tu día a día?
El mínimo gesto de tus hijos hace que todo valga la pena, las levantadas temprano, los cambios de pañal, el cambio de cuerpo y hábitos, el que tu hijo coma primero y tu después.
Ha sido difícil, pero se da de forma natural. El instinto maternal te lleva a lugares en los que no pensabas que ibas a estar, porque es tan válido querer ser mamá o no; en algún momento pensé que no era algo para mí, pero ahora que lo vivo, sé que era para mí. A veces es duro, pero las partes que son duras de la maternidad, son muy bonitas porque sabes que estás formando a un ser humano que va a ser esa mejor parte de ti.
¿Cómo fue que se dio este cambio de percepción?
A ella la busqué dos años, pero me tardé en tenerla y ahora sé que estoy en la mejor época de mi vida para tener a mi hija, ya que me siento completa emocionalmente para criarla. Había partes de mí que necesitaba trabajar y ahora sé que fue el mejor momento.
Y en él entorno familiar, ¿cómo fue recibida tú hija?
Rafaela es la primera nieta de las dos familias, entonces le tocó el chiqueo y toda la atención de los abuelos, tíos y todos lo han vivido muy bien. Mi mamá es la más feliz, a veces no me la presta, me pide que esté con ella, y mi papá también es el más feliz, le está saliendo lo cursi.
En cuanto a tus planes y proyectos ¿qué es lo que viene?
Estoy enfocada en mi hija, había emprendido pero lo puse en pausa, porque ella es el proyecto más importante de mi vida y se merece el tiempo que le estoy dedicando; y por eso me esperé para embarazarme, porque quería tener todo el tiempo para dedicarle a la maternidad, y es lo que estoy haciendo y veo los resultados, porque Rafaela es muy feliz, se porta muy bien y ya luego veremos si retomo los demás proyectos.
¿Qué consejo les darías a las próximas mamás?
Que lo vivan. Se me ha ido tan rápido que la veo crecer por segundo. La maternidad te ayuda a poner en perspectiva el tiempo, siento que cuando estás sola o con tu pareja no ves pasar de esta forma el tiempo, porque en un abrir y cerrar de ojos tu hija ya camina, va a la escuela o ya se casa. Aprendes a apreciar el tiempo.
“A veces es duro, pero las partes que son duras de la maternidad, son muy bonitas porque sabes que estas formando a un ser humano que va a ser esa mejor parte de ti”.-Ayari Anaya-